Los Deltonos – Fuego

Reza la cabecera de su página web/bandcamp: “El rock americano es posible en castellano”. Creo que es una aseveración de lo más correcta pero que, en su caso, se les queda bien corta. Los Deltonos es un grupo delicatesen (que suena mejor que ‘de culto’, porque ese término siempre se asocia con ‘oculto’) que viene despachando discos de alta calidad desde hace más de treinta años. Este Fuego, de hecho, es su undécimo larga duración, a lo que hay que sumar dos directos, reediciones, varios EP’s de los que destacan sus Sixpack (de versiones) y varios proyectos paralelos. Liderados por un Hendrik Röver siempre tan cabal como señorial, el cuarteto nos regaló dos días después del día de Reyes, este señor discazo. Un álbum en el que las guitarras suenan más pesadas, los ritmos más gruesos y todo tiene, precisamente, un tinte negro y calorífico. Letras maduras que esconden críticas tras la fina ironía, cotidianidad de un tiempo que entra en la fase curtida de la experiencia. No hay brindis al sol ni falsos himnos de optimismo. Crudeza, enormes riff y ejercicios rítmicos donde siempre hay espacio para un buen solo y una ejecución intachable. Son 30 años de carrera, pero sigue siendo inexplicable que Los Deltonos no jueguen en la misma liga que otros grupos coetáneos.

La banda está compuesta por el citado Hendrik Röver (guitarra y voz), Javier Arias (batería), Pablo Zeta (bajo) y Fernando Macaya (guitarra y coros). El cuarteto cabalga otra vez por la senda del rock más sobrio en este Fuego que cumple lo que promete. Esa concreción certera que se aprecia hasta en el título de los cortes, uno por palabra, como si fuese una mera obligación para poder ser interpretado. Como es habitual, el artefacto sonoro se graba en los Estudios Guitartown que posee Hendrik en Muriedas.

El tema que da título al álbum, ‘Fuego’, que tiene un riff abrasivo que sienta claras las bases de lo que nos espera en los 45 minutos de metraje. La batería, con un enorme sentido rítmico, le da un punto bailable a todo el tema, especialmente acentuado en el remate del estribillo. Excelente carta de presentación que tiene continuidad (“no hay mejor manera de llamar la atención que un buen fuego”) en ‘Águila’, clarísima, elegante y casi premonitoria canción sobre ‘los nostálgicos’ de aquella bandera.

Maneras más festivas y luminosas en ‘Correcto’, donde Röver ofrece otra muesca más de su capacidad para hacer canciones, ofreciendo un enérgico rock de certeza ante la resolución de una duda, que no se desvela, así que es universal. Una escala machacona y adictiva preside ‘Apagando’, sobre la que de manera subrepticia se despliegan distintos arreglos y armonías de guitarra, bajo y batería, otro canto a la madurez asumida, con tintes blueseros: “si el cuerpo me avisa cuando vaya llegando el peaje, me cambio de traje y me hago un peinado molón”.

Amargo, como un Disaronno Amaretto, ‘Ahora (Creemos)’ aborda las relaciones interpersonales a las que se dice que no, con el desencanto que da la decepción y la coherencia que da la ley siciliana del silencio. Un tintineo country nos recibe en la iracunda ‘Cazador’, donde parece dibujarse una escena previa de la pareja de su canción precedente. Tremenda elegancia con fecha de caducidad la de ‘Doctor’, que tira menos de distorsión y más de aura funky, con preponderancia de teclas y bajo. Mientras que ‘Majestad’ es el enésimo ejemplo de malicia ladina. Si antes con el pollo, ahora con la corona.

Vergüenza’ tira de la más canónica sonoridad fronteriza para una canción que bien podría estar inspirada en ‘El Reino’ y sus conspiraciones. Quizá el desarrollo vertiginoso tenga que ver con ese punto neurótico de quien teme ser cazado con las manos en el pan. “Lo sabrá la comisión, desde el alcalde hasta el bedel, cómo repartimos el pastel”. Casi en el mismo tempo, ‘Rutina’ también dibuja otra escena cotidiana, mundo urgente, siempre igual.

En ‘Limpio (y Rápido)’ las teclas ofrecen una melodía digna de ser sampleada por cualquier DJ de house con buen gusto. Instantes previos al robo perfecto. Por su parte, ‘Escabeche’ tiene el honor de ser, con ese título tan pintoresco (y sabroso) el único corte instrumental de la lista. Un desbarre general de guitarras briosas dando candela. Nada que objetar y mucho que celebrar. El cierre lo pone ‘Sinceramente’, que ejerce de corolario furioso y musculoso para dejarnos tan satisfechos y calientes como el soplete de la portada.

Crítica de Salud!

 

Lista de canciones – tracklist:

  1. Fuego
  2. Águila
  3. Correcto
  4. Apagando
  5. Ahora
  6. Cazador
  7. Doctor
  8. Majestad
  9. Vergüenza
  10. Rutina
  11. Limpio
  12. Escabeche
  13. Sinceramente

 

Publicado el abril 9, 2019 en Críticas Discos y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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