La Oreja de Van Gogh. Roquetas de Mar. 5 de febrero
Vale lo escrito hace un par de días con la crítica remember de El Dorado de Revólver para resumir también las sensaciones de ver anoche en directo a La Oreja de Van Gogh. Es otro nombre que, por derecho propio, nos evoca algo tan en desuso en tantos aspectos como, sencillamente, la normalidad, por aquello de que las tendencias hayan hecho que la música con buen gusto dejara de ser superventas a cambio de otros productos más procesados. Por eso a Carlos Goñi, a otros muchos de aquella generación y, en ese círculo de pop rock orgánico, también a La Oreja de Van Gogh hay que estarles siempre agradecidos, como decía el tito Rosen. Anoche, como acompañante delegado de un regalo de Reyes Magos, volvía a reencontrarme con la banda donostiarra 18 años después de verla en directo con la gira de Lo Que Te Conté Mientras Te Hacías La Dormida. Ha llovido mucho desde entonces, incluso reconozco haber desconectado bastante de sus siguientes trabajos discográficos pero el respeto y la consideración hacia ellos siempre lo he mantenido intacto. Incluso me parecía muy meritorio y solvente el difícil papel que tuvo que asumir Leire Martínez al situarse al frente tras la salida de Amaia y lo bien que ha defendido las canciones antiguas como las que la banda ha firmado con ella en la formación. Y lo cierto es que, comprobado anoche, el repertorio no acusa en la dinámica si unas canciones son de una época u otra porque la homogeneidad viene de la mano de un quinteto que toca sin pretensiones y sin esa necesidad que ha impuesto el ‘moderneo indie’ de estar constantemente sobreexcitado en la sucesión de canciones y en la necesidad del efectismo. Normalidad, belleza en las canciones, prestancia y elegancia en los movimientos. Tan sencillo como ya infrecuente.
Conviene recordar que La Oreja de Van Gogh, con esta gira enmarcada en la presentación de su octavo de estudio, Un Susurro En La Tormenta, lleva medio centenar de fechas en España, ha despachado una veintena en Estados Unidos y se encamina el mes que viene a hacer otra docena en México, para hacer otra tanda final en primavera y verano en España que sumará nuevas fechas próximamente. Una pasada en los tiempos que corren y que vienen a ejemplificar que, aunque sea en silencio, la banda continúa en plena forma en su conexión con el público.
Anoche lo pude comprobar. Es cierto que un concierto en un Teatro Auditorio siempre tiene unos condicionantes distintos a los del aire libre de toda la vida, más si cabe en tiempos de mascarilla, pero poco a poco, con el paso de las canciones, la cosa se fue calentando gracias a una infalible y sobria interpretación del quinteto. Desde los cuatro fundadores, Pablo Benegas (guitarras), Álvaro Fuentes (bajo), Haritz Garde (batería y percusión) y Xabi San Martín (teclados y piano), hasta Leire que además de vocalista hace las veces de maestra de ceremonias durante la velada.
21 temas en casi dos horas de actuación que arrancaron con los toques de country sureño en ‘Como Un Par De Girasoles’ del último disco, del que sonarían hasta seis temas. Para el que tenga ya curiosidad, de la primera época fueron siete las canciones elegidas, casi que sin sorpresas. Una buena primera piedra de toque que continúo con ese sonido de guitarra tan deudor de The Edge en ‘Verano’, bien enlazada con ‘El Último Vals’, la que se considera primera canción post-Amaia en la trayectoria del grupo. Gran solo de guitarra de Pablo con una Fender añeja. Hasta cinco guitarras distintas aparecían durante concierto y, concretamente, ya con los diez primeros temas.
Tras la llamada “a disfrutar aquí dentro frente a lo que está pasando fuera estos dos años”, La Oreja brindaría la primera gran concesión con ‘París’, recibida con regocijo por un público que, en cualquier caso, demostró no vivir de la nostalgia celebrando la reciente ‘Durante Una Mirada’, en la que Xabi se atreve a cantar un par de estrofas y estribillo. ‘Muñeca de Trapo’ tiñó de rojo el escenario en una calorífica revisión que destacó en los ligeros arreglos nuevos de piano en el tramo final y una pandereta hipnótica. Frente a aquellas acusaciones añejas, Leire presentó ‘Sirenas’ explicando que era una canción de celebración y recuerdo del fin de ETA y ‘Rosas’ se convirtió en el karaoke de la noche, eso sí, con un nuevo arreglo final de intensidad lírica que mejora la original.
Bien de percusión, como si de latidos de corazón se tratara, ‘¿Lo Ves?’ es la declaración de amor de la banda al público, mientras que ‘Diciembre’ volvió a recuperar los toques sureños y polvorientos que casan bastante bien con la imagen de Pablo, pañuelo y sombrero mediante. La canción añeja más remozada fue ‘Deseo De Cosas Imposibles’, con protagonismo de voz, piano y acústica, una textura diferente que mejoró la dinámica y puso en situación para la melancólica y tensa en la lírica ‘Doblar y Comprender’, dedicada a las personas que se van “y que siguen viviendo en el recuerdo”.
Alcanzada la máxima fragilidad era el momento de levantar el ánimo de la tropa y La Oreja lo hizo primero recuperando ‘La Playa’, con un perfecto solo final, la animosa ‘Puedes Contar Conmigo’, cénit hasta el momento de la actuación y ese bombo intenso de Haritz y de sugestión cabaretera y lúgubre de ‘La Niña Que Llora En Tus Fiestas’, abrumadora, que ejerció a la postre de despedida oficiosa. Pero quedaba mucho más.
A solas primero y con solo piano en la parte final, Leire recupera la nana popular vasca ‘Loa Loa’, que grabara en Nuestra Casa A La Izquierda Del Tiempo con la orquesta sinfónica de Bratislava. Una bella introducción para uno de los momentos más especiales de la noche, la interpretación de ‘Jueves’, creciente y vibrante, que acabó motivando la puesta en pie y ovación del público durante un par de minutos ante una banda abrumada por la muestra de cariño. ‘El Primer Día Del Resto De Mi Vida’ recuperó la distorsión antes de ‘Abrázame’. Una canción hija de la pandemia y en la que es fácil dejarse emocionar con esa evocación de sirenas de ambulancia y el mensaje anhelante de cariño ante las separaciones forzosas y las despedidas en ausencia de los tiempos más duros del confinamiento.
Para los bises finales quedarían la esperada ’20 De Enero’ y la también animosa ‘Cometas Por El Cielo’ que dieron cierre a una noche de música atemporal, de canciones que, dentro de su reconocible accesibilidad pop, no buscan el placer instantáneo sino el paladeo largo.
Ojalá siempre nos queden bandas así.
Repertorio – setlist:
- Como Un Par De Girasoles
- Verano
- El Último Vals
- París
- Durante Una Mirada
- Muñeca De Trapo
- Sirenas
- Rosas
- ¿Lo Ves?
- Diciembre
- Deseos De Cosas Imposibles
- Doblar y Comprender
- La Playa
- Puedes Contar Conmigo
- La Niña Que Llora En Tus Fiestas
- Loa Loa
- Jueves
- El Primer Día Del Resto De Mi Vida
- Abrázame
- 20 De Enero
- Cometas Por El Cielo
Publicado el febrero 6, 2022 en Crónicas Conciertos y etiquetado en Crónicas Conciertos, La Oreja de Van Gogh. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
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