La Vela Puerca: “con Discopático inventamos un concepto a una palabra que no existe para poder definirnos”

El rock del otro lado del charco ofrece siempre un aporte de frescura, por las voces, por la filosofía de las canciones, por ese toque ‘futbolero’ que ofrecen sus conciertos (solo hay que ver directos de gente como Bersuit, La Beriso, Cuarteto de Nos, Auténticos Decadentes y un sinfín de nombres donde incluso se vive distinto hasta los del propio Andrés Calamaro -la lista es infinita, les recomiendo que pasen por mi playlist con miles de bandas de todo el continente). La Vela Puerca en ese sentido siempre ha sido uno de ‘mis niños mimados’. Desde que me metiera de lleno en su discografía tras despertarme la curiosidad ver a Fernando Madina de Reincidentes, hace muchos años, con una camiseta de la banda, se convirtió en mi banda de rock latinoamericana favorita. Por su regularidad, por su honestidad y por su capacidad de emocionar desde una aparente sencillez. Después, la cabra tira al monte quizá, se hicieron amigos de la familia Marea y sus idas y venidas a España han sido frecuentes. Como la que arrancan este fin de semana y que les llevará a diez ciudades de la Península en apenas dieciséis días. Lo hacen presentando nuevo álbum, Discopático, del que escribiré también este mes. La Vela Puerca son, desde el principio y hasta hoy: Sebastián Teysera ‘Enano’ (voz y guitarra), Sebastián Cebreiro ‘Cebolla’ (voz), Carlos Quijano ‘Coli’ (saxo tenor), Alejandro Piccone ‘Ale’ (trompeta y flügel), Santiago Butler (guitarra), Rafael Di Bello (guitarra), Nico Lieutier (bajo), José Canedo ‘PP’ (batería) y Diego Méndez (teclados).  Antes de subirse al avión hablo con Sebastián ‘Cebolla’ y esto es lo que me cuenta sobre el disco, la gira y la forma de entender la música.

Buenas tardes, amigos de La Vela Puerca. Hablo con vosotros a escasas horas de vuestra llegada. ¿Preparados para vivir el reencuentro con ‘la hinchada’ de acá?

La verdad es que sí. Estamos muy contentos de reencontrarnos con la gente después de tres años. Con un montón de amigos, familia, bandas… Muy contentos por eso, con toda la expectativa de presentar este puñado de canciones nuevas.

Serán diez ciudades en apenas 16 días. Es una gira a la vieja usanza. Después de haber pasado una pandemia que puso todo patas arriba, imagino que hay cierta satisfacción en poder volver a la normalidad…

Totalmente. Volver a la normalidad después de estos dos años sin tocar, prácticamente, es una felicidad reencontrarse con tu trabajo que es la historia de tu vida: salir, girar, tocar, convocar gente… Todo lo que estuvo prohibido. Muy contentos de volver a esta especie de normalidad.

¿Cómo ha vivido la banda ese periodo, los tiempos de confinamiento y en los que era muy difícil tocar y más todavía viajar para poder hacerlo? Entiendo entonces que ese ‘parón de actividad’ lo aprovechasteis para dar forma a las doce canciones que dan vida a ‘Discopático’, vuestro nuevo disco.

Se vivió bastante difícil. Fue muy duro quedarse sin los conciertos, pero bueno, dentro de todo tenemos una sala propia donde tuvimos casi un año entero para crear, preproducir, producir y grabar un disco, así que dentro de todo, para La Vela la parte buena es que todo este tiempo fue un tiempo de mucha creatividad, de juntarnos más allá de los impedimentos y pudimos sacarle provecho a este ‘parate’ de alguna manera. Siempre viendo la parte positiva de este asunto. Usamos ese tiempo tremendo a nuestro favor porque nosotros antes para hacer los discos anteriores necesitábamos parar de girar y hacerlo entre gira y gira, con lo que implicaba tener muy poco tiempo, así que, comparado con discos anteriores, con este tuvimos mucho tiempo para buscarle la vuelta.

Me gusta que lo tituláis como ‘Discopático’, como reconociendo que el disco se ha convertido hoy en una anomalía ‘casi enfermiza’. ¿Tiene mucho de eso?

Sí, el concepto Discopático, que terminamos inventando, refleja, sí, esa enfermedad que tenemos por la música. En mi caso personal soy un coleccionista de discos, de música, de casetes, de revistas… Todo lo que tenga que ver con la música lo vivo apasionadamente, así que Discopático es un reflejo perfecto de lo que vive este grupo humano con respecto a la música y por eso terminamos inventándole un concepto a esa palabra que no existe, para un poco identificarnos a nosotros mismos con ella.

La obsesión por la inmediatez, la necesidad de tener que estar sacando novedades para no perder presencia mediática pero de a poco para no cansar a la gente con un disco completo (que ya parece que es un esfuerzo el tener que escuchar una obra de 45 minutos). ¿El arte de la música se resiente con estas nuevas fórmulas de consumo?

Nosotros seguimos creyendo, como banda que tiene casi 27 años de historia, en la edición de un disco, en un arte de tapa, en dar las letras impresas, en ese momento increíble que se te presenta cuando tienes un disco en tus manos por primera vez. Y con respecto a la nueva escucha… pasa por la aceptación de saber que los tiempos cambian, de que los que consumen música, los jóvenes, encuentran su propia forma de interpretar el consumo. Así que, nada, nosotros estamos en un momento bisagra también. Somos una banda que es hija del vinilo y de casete y estamos experimentando hoy en día la escucha nueva y simplemente uno trata de hacer las cosas como quiere, como puede o como le salen y la gente las recibe como quiere. Entonces… Hay que aceptar que la balanza a veces se inclina para tu lado y a veces se inclina para el otro. Pero es una cuestión de aceptación y vivirlo con naturalidad.

Vosotros, en cualquier caso, habéis vivido ajenos a esas nuevas tendencias (aunque en la pandemia sí habéis sacado algún tema suelto) y os marcáis un disco profundo, con mucha enjundia y mucho mensaje. ¿Vuestra propuesta en nuestros días se puede considerar como acto de resistencia, como una temeridad o como la única forma en la que entendéis la música y el rock?

Creo que tener una banda de rock siempre implica un acto de resistencia, ¿no? Ser parte de la contracultura. Esto es un camino que es una forma de vida, tener una banda de rock y vivirla desde ese lugar. Estas canciones intentan decir cosas, este disco nuevo dice cosas, como los discos anteriores. Siempre intentamos que refleje el presente de la banda y que esas canciones dejen algo en la gente sin ser panfletarios ni apoderados de la verdad. Nosotros contamos lo que vemos, decimos lo que vivimos y lo que sentimos y eso es un acto de resistencia en sí mismo.

Entrando más en Discopatía, llega cuatro años después de ‘Destilar’. Dos preguntas en una, ¿en qué se diferencia y en qué se parecen el uno al otro?

Son dos preguntas directas y sencillas a la vez. ¿En qué se diferencian? En que nacieron de contextos diferentes. Discopático nace de riffs, de bajos, de guitarros, empezando a la inversa de lo que es la historia de la composición de La Vela Puerca. ¿En qué se parecen? En que siguen siendo canciones honestas de este grupo humano que se mantiene original desde hace 27 años. Entonces, por más que cambie la impronta, el sonido y los años, son doce canciones compuestas y defendidas por La Vela Puerca y en eso se va a parecer este último disco, con el primero y con cualquiera.

Escuchando el álbum se me viene como una ligera división conceptual en dos partes. Una primera parte más dinámica y alegre, muy colorista, con muchos arreglos de teclas y una segunda algo más circunspecta, más ‘tocada’ o más ‘desde el dolor’. ¿Compartís la visión? ¿Ha sido algo premeditado de alguna manera?

No, no fue premeditado para nada. De hecho, ese tipo de división sobre las obras, que son personales, están buenísimas que suceda. Una cosa es lo que el artista trata de decir y lo que el público interpreta. Nosotros simplemente le buscamos un orden a las canciones por su armonía, por su melodía, por su forma, por su estilo, pero para nada pensamos un disco pensando en una primera parte más divertida y bailable y una segunda más introspectiva y melancólica, pero bueno, es una interpretación que aplaudo y valoro, pero que no fue algo premeditado.

Encontramos en los textos el universo bien conocido que siempre nos dio La Vela, la reafirmación personal no exenta de dudas, la mezcla de emociones entre la superación y el dolor eterno, pero siempre intentando regalar un halo de luz. Hay que reconocer que disteis muy pronto con vuestra propia manera de contar las cosas.

Sí. Casi todas canciones de La Vela que hablan de la melancolía, del dolor, siempre son atravesadas por momentos que se transitan y que después viene el momento de la resiliencia. Todas las canciones de La Vela que hablan del dolor tienen en dejo de esperanza al final del camino y creo que es una característica particular de La Vela. Nunca las canciones del dolor terminan en algo malo, siempre hay una puerta abierta. Así que esa lectura que haces, creo que la hace el 90% de personas que nos conoce bien. Siempre hay esperanza al final de los tres minutos y medio.

Entre las canciones encontramos dos colaboraciones, la del rapero Arquero, la del guitarrista Tito Fuentes de Molotov y nada menos que Andrea de Aterciopelados. ¿Cómo fueron las experiencias?

Tuvimos dos colaboraciones vocales muy buenas y un invitado a tocar la guitarra. Diego Arquero es un loco joven, referente del rap y el hip hop en Uruguay. Viene de España, criado de madre uruguaya y padre español, criado en Sevilla, a los 16 años se vino a Uruguay y trajo toda la impronta del rap español, así que fue una bocanada de aire fresco para la escena. Lo convidamos a meter su voz ahí porque él ya había invitado a El Enano a cantar en su canción ‘Dolores Lindos’. Devolviendo gentilezas tuvimos el placer de volver a invitarlo.

En el caso de Andrea, también fue una colaboración hermosa. Le puso su impronta a la canción y le dio un vuelo diferente. Fue una sorpresa, no la conocíamos en persona y le aportó muchísimo y la enriqueció por todos lados. Y también tuvimos la tercera de un guitarrista, que es el guitarrista de Molotov, Tito Fuentes, que bueno que ahí toca en ‘El Paraíso’ y le dio su vuelo loco, artístico y creativo al solo del final de la canción. Fue un privilegio contar con los tres.

Con respecto a la gira que empezáis en Mallorca y que pasará por Barcelona, Valencia, Zaragoza, Málaga, Granada, Murcia, Madrid, Bilbao y Pamplona (muchas de ellas ya tienen entradas agotadas), ¿qué se va a encontrar el público?

Con respecto a la gira anterior que hicimos allá en 2019, se va a encontrar con un puñado de canciones que van a hacer un repaso por todos los discos de La Vela. Además, va a tener el aliciente de que vamos a tocar seis temas nuevas del nuevo álbum. Intentamos hacer convivir las canciones nuevas con las viejas. Por lo general hacemos un show armado en base a canciones que nosotros queremos tocar, las que sabemos que no se pueden ir del show y otras que habíamos dejado de tocar por algún motivo y que vuelven. Haciendo un poco esa ensalada hacemos esta gira.

Es un bendito problema cuando hay clásicos que no os va a perdonar que falten.

Es lo que comentaba recién, hay canciones que no se pueden ir del repertorio. Es una lucha cada vez que sacás un disco hacer una lista y no ser injusto con la gente y no ser injusto contigo mismo que sos el ejecutante y quien defiende las canciones. En este caso, como el disco ha salido hace poco (el 6 de mayo) y no está tan digerido en la gente, nos parecía injusto para la gente tocar las doce, porque muchos de ellos van a quedar parados. Por eso pusimos seis, que elegimos deliberadamente. Los hits, los clásicos que la gente quiere escuchar siempre van a estar. Son la columna vertebral, pero en cualquier artista, creo. No concibo un show de los Rolling Stones sin ‘Satisfaction’, por decir algo. Entonces sí, ‘Llenos De Magia’, ‘Zafar’, ‘Mi Semilla’… esos temas van a estar siempre. Ojalá que las del nuevo estén a la altura de las demás.

Además, intuyo que puede que algún viejo amigo pueda subirse al escenario con vosotros en alguno de ellos…

Hemos hechos muchos amigos aquí en la Península Ibérica, País Vasco… Bueno, siempre tienen las puertas abiertas. Planeado no tenemos nada, pero hay algo que siempre está librado a la suerte y es que esos amigos asalten el escenario o que lleguen a la prueba de sonido y, bueno, prueben algún tema. Es lo vertiginoso de no saber qué va a pasar. El hecho de tener muchos amigos músicos, que tocan, que giran es que no siempre se coincide y por eso no se puede prever con mucha antelación. Esa puerta siempre estará abierta por nuestra parte. Los amigos que lleguen saben que corren con esa suerte y nosotros con ese privilegio.

Amigos, ¿algún mensaje que quieran añadir para terminar?

Más que un mensaje es un agradecimiento. Creo que en la vida hay que ser siempre agradecido. A la gente que gasta su tiempo y su dinero en una entrada, en un disco, en una remera, que te acompaña y que intenta transmitirte lo que sienten con lo que vos trasmitís con tus canciones… Entonces, todo eso que te dedica la gente se refleja en palabras de agradecimiento. Así que agradecimiento a la gente, a la que difunde lo que hacemos. Gracias, nos vemos en la ruta, y ojalá que les guste Discopático.

Un fuerte abrazo desde RockSesión.

Publicado el mayo 13, 2022 en Actualidad y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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