Australian Blonde – Pizza Pop (1993)

Quizá fuera por Nicole Kidman, o por Kylie Minogue, o Cate Blanchet. Quizá fuera una manera visionaria de predecir el advenimiento de Naomi Watts o Margot Robbie. No importa. Porque sea como sea Australian Blonde siempre será la banda del “Chup Chup” que reventó la primera mitad de los noventa primero gracias a la popularidad la película Historias del Kronen (1995), de Montxo Armendáriz a partir de la novela del escritor José Ángel Mañas (cosas de la vida, he compartido encuentros con ellos en los últimos años gracias a la cobertura del Festival Internacional de Cine de Almería) y después a su utilización para campañas publicitarias de Pepsi, en un tiempo en lo que eso era sinónimo de difusión extrema. Si no que se lo digan a la canción de Cherry Coke, que trascendió más que la propia bebida, como la de The Radical Fruit Company, o a todas esas bandas que se incluían en aquellos recopilatorios, con aquel canto de cisne que fue el titulado Generation Next, con Undrop, Dover, Los Fresones Rebeldes, Killer Barbies, Undershakers, Cornershop, Smash Mouth, Sexy Sadie… Y donde también estaba Prodigy, Marilyn Manson, White Zombie, Molotov o Sonic Youth. Demonios, pensar que eso era un porcentaje amplio de “comercialidad” dice mucho. También estaba en ese disco el tema de marras, el que abre este Pizza Pop con el que Australian Blonde. Sumen a todo eso el poder de atracción que tenía por entonces, por encima de sus compañeros-competencia, el sello Subterfuge Records (como ocurre hoy con Sonido Muchacho en el post punk y con El Dromedario Records en el rock) y, demonios, que la canción era terriblemente pegadiza. Punta de lanza de un sonido guitarrero, sin entrar en el grunge, accesible sin entrar en el pop. Se le vino a llamar entonces indie, aquí con denominación de origen Xixón Sound. Menuda coctelera.

Hubo un tiempo en el que en el indie español no todos los grupos querían ser una copia, con mayor o menor grado de intento de originalidad o sello propio, de Vetusta Morla, que guio el triunfo de popularidad con verdadera calidad, hasta el punto de incluso derivar a otras experimentaciones, porque la vela que va delante es la que alumbra. Hubo un tiempo también en el que el indie no era solo una pose en el que ser el más raruno gana. Hubo un tiempo en el que el rock y el indie podían hacer buenas migas.

Ese tiempo coincide con la explosión de algo que se llamó Xixón Sound (también Donosti andaba cerca), y que nos daba grupos que coqueteaban con el rock, el garaje, el beat… Doctor Explosión (de quien hablamos ayer mismo, con motivo de su primer disco ¡en once años!), Nosoträsh, Manta Ray –de donde saldría a solas después Nacho Vegas-, Los Sangrientos, hasta Babylon Chat bebe de ahí –donde se curtiría Igor Paskual antes de relanzar la carrera de Loquillo en el inicio de milenio-. Entre los nombres también se colaba otra debilidad personal como Undershakers y, cómo no, Australian Blonde.

Formados apenas un año antes y, a la vieja usanza, ganando un concurso de maquetas y siendo una de las revelaciones de otro concurso de otro tótem de la época como Rock De Lux (antes de que ellos mismos se retorcieran en su cierta “Superioridad Moral”, qué apropiado el título del disco de ayer de Doctor Explosión), su primera referencia fue (¡más vieja usanza!) un split con Kactus Jack que tuvo bastante menos suerte.

Poco después llegaría la oportunidad este primer elepé de generosa cantidad de canciones (16) y variedad de registros dentro del registro guitarrero. Aquí con más estruendo, allí con más acústica, aquí más alternativo y desafiante, aquí más britpop. La banda por entonces estaba formada por Fran Fernández a la guitarra y voz (después de cerrarse Australian Blonde en 2003 se embarca en La Costa Brava hasta 2008 y desde 2006 emprende carrera bajo el nombre de Francisco Nixon), Tito Valdés al bajo y ocasionalmente piano y guitarra, y por Roberto Nicieza a la batería. La producción corre a cargo del que acabaría convirtiéndose en productor estrella, Paco Loco, y la propia banda. La remasterización es de José María Rosillo y el diseño y la fotografía es de El Grupo Enmascarado.

Efectivamente, es difícil superar un fenómeno como “Chup Chup”, su soniquete acústico (casi un country acelerado) de guitarra, su bajo en primera línea, las armonías vocales y es demoledor estribillo. No podemos catalogar a Australian de banda ‘one hit wonder’ pero la losa pesó demasiado hasta el punto de que en algunos conciertos tenían que interpretarla en varias ocasiones. Cuentan que algunas veces llegando a superar las dos cifras. Una pasada. De este Pizza Pop también trascendería bastante su segunda bala, “I Want You”, donde conquistan las distintas tonalidades vocales y el tempo animoso de batería, que sostiene todo el tempo con toques de iniciáticos Beatles.

El ardor guitarrero se aprecia desde el segundo corte, el tema (vieja usanza de nuevo) con el nombre de la banda, que eso siempre sirve para generar sensación de pertenencia. El bajo punteando entre los versos del fraseo es muy meritorio y es el crescendo de distorsión en el estribillo, también. “I Said Yeah” sigue acelerando la velocidad y pese al inicio más liviano irá endureciendo registros hasta el agudo de guitarra final.

“Straight Ahead” juega al descontrol en afinaciones y acordes para darle un punto más salvaje. Del otro lado, “September Song” es un medio tiempo empacado y muy bien cantado. En “Don’t Care” nos recibe una improvisación inicial de bajos, copas y piano, como en un club de jazz durante el primer minuto. A continuación, rasgueo furioso para ejercer de hilo conductor en esta suerte de rareza. La ‘cara A’ se cierra con “Seaside”, corte muy efectista en su desarrollo de guitarras y ascendencia noise muy acusada.

Para la segunda, la cosa arrancará muy rocanrolera, desde el riff en “Howlin’ Down”, incluida la parte declamada antes del final o en “In Town”, con su aire casi psycho. Por su parte, “You Came” tira de melódicas sustentándose una vez más en una sólida base rítmica. “I’m Really Famous” era una de las canciones que formaban el citado split de debut y aunque la versión del álbum sea distinta de aquella sí que guarda el punto indomesticado, con algunos toques cercanos al punk.

La balada de brillo acústico “Precious Love” nos va acercando al final con influencias retro en el estribillo, “My House” apunta a unas guitarras y estructuras hardrockeras, mientras que “Hole In My Head” se presenta como la más desnuda y minimalistas de las canciones, hasta el punto de parecer ser grabada en una sola toma en directo. “It’s Over” cierra el conjunto a modo de corolario, con hechuras y soniquete muy similares a la fórmula que les sirvió para el éxito.

En unos tiempos en los que no había streaming posible para “catar” los discos con anterioridad, me pregunto cuántos compradores por el single se vieron recompensados con el resto. Pero, pese a todo, Australian Blonde consiguió pasar a la pequeña historia de nuestro rock con el respeto de la profesión y del púbico.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Chup Chup
  2. Australian Blonde
  3. I Said Yeah!
  4. Straight Ahead
  5. September Song
  6. I Want You
  7. Don’t Care
  8. Seaside
  9. Howlin’ Down
  10. In Town
  11. You Came
  12. I’m Really Famous
  13. Precious Love
  14. My House
  15. Hole In My Head
  16. It’s Over

Publicado el noviembre 4, 2022 en Críticas Remember y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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