The Juergas Rock Festival 2019. Viernes, 2 de agosto
Era sobre el papel el día ‘más rockero’ de los tres de abono y las expectativas así lo demostraron. En una edición en la que el rap ha ocupado varios de los ocho conciertos diarios en el escenario principal, la presencia de dos bandas tan ‘puristas’ como Rolenzos o Gritando En Silencio, el metal multiestilístico de Mafalda, la colección de sonidos duros de Soziedad Alkohólika, la adrenalina de dos tiempos de Desakato y la fiesta bandarra de Trashtucada presagiaban grandes momentos. Además, siempre da gusto recordar la grandeza delinquente con El Canijo de Jerez y la velada se cerraría, entonces sí, con la formación cumbio-rapera Tremenda Jauría. Antes, en el escenario acústico, entre el mediodía y las cuatro de la tarde, sonaron las voces de Ombligo y de La Vallekana, que un formato más reducido volvían al paseo marítimo de Adra. Estuvimos en casi todo lo que se pudo, en una jornada donde resonaba el run run del pinchazo mayúsculo del Shikillo Festival, con numerosos problemas que casi parecieron trasladarse por un minuto a Adra durante la actuación de los asturianos, pero no fue la cosa a mayores y creo que el Juergas va a beneficiarse a lo grande el próximo año de la lesión de reputación de su histórico vecino festivalero de calendario. (FOTOS: Marina Ginés: Gritando En Silencio, Soziedad Alkohólika, Desakato y Trashtucada / Juan Jesús Sánchez Santos: Rolenzos, Mafalda y El Canijo de Jerez. Se pueden usar libremente citando la fuente y el autor).
No es que hubiera hat-trick de bandas locales en la siempre difícil apertura del recinto principal, pero sí que daba esa sensación el viernes con los almerienses Rolenzos (el jueves, fueron sus vecinos No Potable, si bien el sábado se viajó a Madrid con Alamedadosoulna). Solo coincidencia geográfica porque el estilo poco tenía que ver. Con Fran Carreño a la voz y guitarra, Carlos López a la guitarra, Germán Padilla al bajo y José Padilla a la batería, el cuarteto demostró sus hechuras de rock clásico, elegante, motero, el que bebe de los M-Clan de Coliseum, antes de que llegaran los malos modos de ‘Carolina’ y tocara despertar a ‘Maggie’. Aunque tampoco reacios a la melodía, Rolenzos desplegó una auténtica lección gustosa de estilo por el rock de golpeo estiloso, de riffs clásicos y patrones vocales que invitan al desengaño y al trago. A veces con querencia country, otras con más dosis de hard, la banda descerrajó la mayoría de los temas de su Gran Saloon, con especial brillo de ‘Acelera’, ‘Todo Lo Que Quiero’, ‘Haces Que Me Sienta Bien’ o ‘Héroes de Barrio’. La banda está lista para dar el salto con un nuevo álbum.
Y tras una notable sesión, vino como guante de seda a darle continuidad a más de hora y media de rock clásico en un festival (casi impensable hoy en cualquiera no especializado), vino el porte bluesero de los sevillanos Gritando En Silencio. Y la cosa venía como un canto rodado, sí, pero es que Marcos y los suyos ofrecieron uno de los mejores conciertos de todo el festival, al menos en lo que respecta a sonido, impecable de inicio a fin. Lo único rebatible, la selección del repertorio, pero no por extraño, sino porque siempre hubiera habido destacadas ausencias. Arrancaron a lo grande con ‘¿Dónde Te Has Quedado?’, para después hacer un guiño a sus dos últimos discos con ‘Rumbo de Colisión’ y ‘A Las Armas’. Sobrio a las seis cuerdas Miguel Ángel Santos y más activo, como suele, Alberto Curtido al bajo, el cuarteto siguió los latidos de la batería de Jorge Correa con la gigante ‘Actitud’, que preludió una nueva jugada de viaje al presente con ‘Sácame de Aquí’ y la posterior ‘Estaré En El Bar’. El tiempo se iba más rápido de lo deseable pero todavía quedaba mucho por cantar con ‘A La Luz De Tu Sonrisa’ y ‘Como Si No Hubiera Nada Más’, antes de enfilar los bises con ‘Vertigo’ y las rocanroleras ‘Mírame Desnudo’ y el ‘Rock’n’Roll de Barrabás’, que dieron más fuego a una tarde de por sí caliente. Sobresalientes.
A Mafalda, que ya es hora después de diez años dándole calor al asunto, hay que dejar de considerarles una banda emergente, recién llegada, promesa de futuro… y todas esas palabras que solemos manir los críticos. Son ya una realidad a los que hay que exigirles como a cualquier cabeza de cartel y lo cierto es que responden. Lo hacen porque las canciones son buenas. Ahí quedan ‘Blood Ties’, ‘Bam Bam’ o ‘Invocando Aquelarres’, dureza sin remilgos. Pero lo hacen también en la actitud y en la ejecución, como en las más introspectivas ‘Necesarias, Pero Absurdas’, ‘Nuberu’ o ‘Absurdas, Pero Necesarias’. Libera concesión al pasado con la esperada ‘La Llorona’, para a continuación centrarse sin reparos en su último y valiente ‘Palabras Forman Caos’, donde autoexploran nuevas formas de cantar, de desarrollar y de sonorizar las canciones. ‘Desde El Suelo’, ‘R.O.C.K.’, ‘Libre o Salvaje’ o ‘Mi Pena y Mi Suerte’ demostraron que la banda siempre mira hacia delante. Para cerrar, un viaje a ‘La Colmena’ para, ahora sí, provocar la locura con su esperada ‘En Guerra’.
Como ocurre con los Boikot, Narco, Desakato…, Soziedad Alkohólika es de esas bandas que tienen difícil sorprender por la cantidad de veces que se les puede ver durante el año. Si unos han mejorado la puesta en escena, otros han convertido su repertorio en un aquelarre bailable y los últimos han evolucionado su sonido hasta ofrecer una variada gama de pasajes que van del punk al rock alternativo o el stoner, S.A. viene haciendo más dinámicos sus conciertos con pequeñas sutilezas, pero notorias para quienes llevamos viéndoles en acción desde hace más de 20 años (de hecho, yo los vi por primera vez en 1999). Un logo cada vez más grande, que ya no cabe, columnas de humo espectaculares, un repertorio que se ha ido desempolvando con el paso de las giras y un Juan cada vez más suelto en eso del discurso. Recuerdo actuaciones de S.A. donde las palabras eran mínimas. Ahora se ríe, juega, se divierte, bromea hasta el punto de hacerse la melodía del ‘Alcohol, hemos venido a divertirnos…” antes de ‘Ciencia Asesina’. El repertorio sigue siendo el que es, el inicio con menos ‘himnos’ festivos (‘Alienado’, ‘Dosis de Violencia’, ‘Política del Miedo’, ‘Tiempos Oscuros’, ‘Casas Vacías’…), para encender la mecha a mitad de lista, con las consabidas ‘Ratas’, ‘Piedra Contra Tijera’ o ‘SHAKTALE’. Con la brutal recuperación de ‘Civilización Degeneración’, los vitorianos cerrarían con ‘Cuando Nada Vale Nada’ o esa sorpresa final reciente que es la maravillosa ‘Rumore’, previo al ‘Nos Vimos En Berlín’. Y que siga la maquinaria.
Uno de los más brutales contrastes del desarrollo del cartel variado de The Juergas Rock Festival fue para El Canijo de Jerez, que le tocó salir tras la tormenta de sonido de S.A. con su rumba garrapatera. Y aunque es cierto que tiene ya una sólida y granjeada colección de buenas canciones en solitario, como la que precisamente le sirvió para abrir su actuación, ‘Hola, Buenos Días’, es cierto que el carisma innegable de los inolvidables Delinquentes sigue flotando en el ambiente en cada uno de sus conciertos. Algo parecido ocurre con Miguel Campello y Elbicho o Arco y El Puchero del Hortelano (al que por cierto, habría que ir pensando en traerlo), solo que El Canijo sí que complace a los seguidores con un generoso repaso de temas de su formación histórica con Migue y El Ratón. Por eso, uno no puede sino sentirse triunfador por poder seguir escuchando temas como ‘La Primavera Trompetera’ o ‘El Aire de la Calle’, no es extraño poder ‘Volar Sin Alas’ y dejar de piedra a los no prevenidos con su versión sentida de ‘So Payaso’.
Como apuntaba más arriba, Desakato estuvo a punto de ser víctima del síndrome Shikillo. Tras la conocida feroz entrega con ‘Humo Negro’ y ‘Octubres Rotos’, el sonido (entero) decidió tomarse un descanso justo antes de arrancar ‘Trompetes de Xericó’. Y en eso tuvieron suerte, porque tanto este primer aviso (el más preocupante) como los dos posteriores (uno menor y otro casi al final) coincidieron curiosamente con el preciso instante final o en el inicio de los temas, por lo que al final todos lloramos por un ojo al no ir la cosa a mayores. Y es que los asturianos es un ciclón que levanta todo a su paso, arrasando como ‘Animales Hambrientos’ y con ‘La Ira de los Hambrientos’, tendrán que vivir con ese ‘Estigma’ mientras navegan en ‘Barcos En Llamas en busca de ‘La Cura’ entre ‘Columnas de Humo’. Y que se tranquilicen sus seguidores, que el lanzamiento de Onza, la nueva banda de Pepo, no va a suponer ninguno de esos ‘parones indefinidos’ tan de moda en los últimos tiempos. El grupo que mejor evolución ha realizado dentro del rock duro no nos puede dejar en ‘Tiempo de Cobardes’ como a ‘Salvajes’. Recordando su segundo paso por el Juergas (el año que tocaron a las seis de la tarde, cuando no había césped, con una corriente de humo a sus pies descomunal) arrancaron el tramo final con ‘Pánico en Frankfurt’, ‘La Tormenta’ y hacer el primer cierre con ‘Cada Vez’. Como traca final, todavía restarían esa ‘Carta de un Paria’, ‘Cuando Salga El Sol’ y esas eternas ‘Heridas Abiertas’. Siempre hay ganas de más, así que esperemos tener nuevo material para 2020.
Llevaba tiempo sin ver a Trashtucada dadas las altas horas a las que les suelen colocar en los últimos festivales en los que coincidía con ellos, así que mi primera intención era verlos de principio a fin. Quisieron los quehaceres que no le pudiera prestar la atención debida, pero sí al menos quitarme la espinita de poder dedicarles lo suficiente como para comprobar que, como cualquiera, todos tenemos días y días, pero que nunca defraudan en su cometido, que es divertir y mover al personal. Y no es una cuestión de técnica, porque es posible que de eso no vayan tan sobrados como lo van otros, es una cuestión de actitud, como cantó al inicio de tarde Gritando En Silencio. Como ejemplo, el arranque de ‘Nadie Nos Puede Parar’, ‘Y Volveré’ o ‘Muero’, dos recientes que preludiaron esa mirada al pasado con la imprescindible ‘Penélope’. Guasa marca de la casa, como la que demostró su paisano El Canijo, con quien compartieron backstage, en ‘He Visto’, ‘Toda La Noche’, ‘Fiesta’ o ‘Volante, Culo, Carretera’, que pude entrever por fragmentos, antes de que los compromisos me impidieran celebrar como merece que seguimos ‘livin la vida loca’ con ‘De Festi, ¿Vale?’. Desde que los vi ganar concursos siempre tendrán un hueco en mi simpatía y confío y espero que en algún momento regresen al horario diurno, que bandas como ellos brillan mucho más que en la penumbra de la madrugada.
Con los ecos de Trashtucada di por cerrada mi jornada laboral, mientras que quienes tenían más ganas de baile se lo gozaron en el cierre, que lo pondría la formación de cumbia y rap Tremenda Jauría.
Publicado el agosto 7, 2019 en Crónicas Conciertos y etiquetado en Crónicas Conciertos, Desakato, El Canijo de Jerez, Gritando En Silencio, Mafalda, Rolenzos, Soziedad Alkohólika, The Juergas Rock, Trashtucada. Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.
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