Ramoncín – Una Vida En El Filo
Aunque este documental se publico en 2017, acompañando la caja recopilatoria Quemando El Tiempo, es en los últimos tiempos cuando se ha visto relanzada, casi con mayor repercusión si cabe que entonces, gracias a que desde el pasado mes de octubre está en plataformas de contenido (como diría nuestro amigo Scorsese) y que, dadas las circunstancias, Ramoncín haya emprendido la posibilidad de hacer una pequeña gira con ella, que incluye proyección y charla posterior, como realizó el pasado 26 de diciembre en el Palacio de la Prensa de Madrid. Poco importa, en cualquier caso, ese lapsus temporal porque su visionado tiene mucho de imperecedero, como también su intencionalidad. He escrito en muchas ocasiones sobre Ramón, al que hemos defendido como un rockero valiente y valioso, más allá de las bromas o arquetipos que se han hecho sobre su figura por uno u otros motivos. Algo que vosotros, también habéis apoyado mayoritariamente con vuestra reacciones sobre aquellos artículos. Y sería de justicia y de derecho (ahora que estas palabras están tan traídas a la actualidad en defensa de Pablo Hasel) que todos aquellos que hicieron mofa en su día de él, sin haber escuchado ni una sola canción, los que le colgaron el cartel de ‘culpable’ antes de que se dictase una sentencia sobre su caso, aquellos que se divirtieron atentando contra la integridad de un trabajador, lo vieran ahora. Con otros ojos, limpios. Sin prejuicios y con perspectiva. Es complicado, lo sé, porque siempre es más fácil el reduccionismo mental que abrir las miras.
Reza la sinopsis que la película documental, “dirigida por Charlie Arnáiz y Alberto Ortega, cuenta con detalle las diferentes etapas que han formado parte de la vida de Ramoncín, desde sus orígenes en el barrio de Las Delicias a su inicio en el mundo de la música, para continuar con su ascenso como cantante y salto a la fama, éxitos musicales o su lucha por los derechos de autor. El documental está hilado por el propio Ramoncín que detalla en primera persona muchas de sus vivencias, y en él pueden verse valiosas imágenes de archivo que nos sitúan en el día y el lugar de lo que se está contando”.
Por el camino, encontramos casi medio centenar de voces de lo más variopinto. De ex presidentes a poetas, de músicos (algunos más cercanos, otros sorprendentemente alejados), actores, periodistas, amigos… Por orden alfabético, los siguientes: Alfredo Duro, Alberto Granados, Antonio Giménez Rico, Antonio Resines, Carla Antonelli, Carlos Fuentes, Daniel J. Travanti, Felipe González, Fernando Delgado, Gabriela Abril, Ignasi Vidal, Javier Nart, Jesús Bonilla, Jesús Ordovás, Johnny Cifuentes (Burning), Jorge Escobedo (Sôber), José María Íñigo, Juan Barranco, Juan Echanove, Lidia Falcó, Loquillo, Los Eléctricos Del Diablo (su banda), Luis Alberto de Villena, Luis Cobos, Manuel Berdonce, Mariskal Romero, Marisol Galdón, Miguel Costas (ex Siniestro Total), Miguel Ríos (impagable su reconocimiento del error al dejar solo a Ramoncín en la lucha por los derechos de autor de toda la profesión, como también afirma Carlos Escobedo de Sôber), Mónica Naranjo, Reyes Monforte, Rosendo, Santiago Segura, Teddy Bautista, Vic Coppersmith (productor de Black Sabbath, The Jam o Judas Priest) y Xavier Sardá.
Ramoncín comunicaba al inicio del proceso judicial en que no volvería a pisar un escenario en este país hasta que no pudiera tener el cartel de ‘Inocente’ en la espalda. A partir de ese momento, las llamas de las mofas, las burlas y el desprecio se avivaron en unos tiempos en los que todos intentan ser ‘el que más’ desde las redes sociales. España, ese país en el que los juicios paralelos se realizan con antelación según el interés de cada cual y en el que la crítica furibunda se hace desde la más completa ignorancia. Aquí parece que el imputado es culpable o inocente antes de que un juzgado se pronuncie según seamos o no afines a él. Y vale tanto como para políticos de una u otra formación, como para causas sobre enaltecimiento del terrorismo, vale para todo. La Justicia se respeta en función de si lo que dictamina beneficia o no a lo que yo creo. La verdad es lo de menos y cada vez es peor, en unos medios polarizados por una u otra causa.
Y el escarnio. Desde que se relanzó la noticia y se dio a conocer el comunicado, el ninguneo sobre ‘la capacidad’ musical de Ramoncín se dispara entre el chiste fácil y las graciosidades de mal gusto. Comenzó su carrera artística a finales de la década de los 70 y hasta principio de los 90 fue de lo más sobresaliente. Suyas es una colección de canciones que supera la calidad media del rock en castellano. ‘Ángel De Cuero’, ‘Putney Bridge’, ‘Al Límite’, ‘La Chica De La Puerta 16’, firmada a pachas con Pepe Risi, ‘Canciones Desnudas’, censurada en su día, ‘La Cita’, la comprometida con la industria cántabra ‘Forjas y Aceros’, ‘Callejones’, que cantaría Rosendo… El amor en carne viva, la crítica social de las calles de barrio y el hedonismo más puro del rocanrol. Pero claro, ¿qué porcentaje de aquellos del chiste conocen alguna otra canción que no sea ‘Litros de alcohol’, que no se llama así, o la (eso sí) horrenda versión de Nirvana? Todo eso queda explicado de manera diáfana en el documental, con un desarrollo cronológico que explica la historia del músico.
Después estuvo su salto a la televisión, con el programa Lingo, que permaneció casi cuatro años en antena (en unos Reyes Magos me regalaron el juego de tablero, por cierto), fue tertuliano de Crónicas Marcianas que, por cierto, también lo fue de programas de peor calidad si cabe Jorge Martínez, de Ilegales, su diccionario de jergas y, tras todo eso, llegó la SGAE y una injusta cruz colgada por los adalides de la falta de coherencia.
Y es que está muy bien eso de querer bajarse discos de manera gratuita utilizando la defensa de la cultura como argumento. ¿Los mismos que no van a ninguna sala a apoyar la música en directo? Que Ramoncín se pasó en su discurso como directivo de la SGAE es cierto y él mismo lo reconoce en el documental. Ingrata función de la que se beneficiaron otros que le criticaban pero ponían la mano agradecida cuando les llegaba la recompensa de royalties, “como los 81 grupos que tocaron en el Viña Rock aquel año”, el capítulo más vergonzoso que ha dado nuestro rock en la historia reciente. Aquello fue, entre otras cosas, un atentado contra la libertad de expresión (entre otras) que tanto se defiende hoy. Pero…
Era lo que tocaba. Le cogió el cargo en pleno boom del acceso a descargas, en un momento en el que no se sabía dónde iba a parar todo aquello. Si la bilis generalizada desplegada en aquella ocasión se hubiera realizado contra el IVA cultural o con tantas otras cosas… Una coartada más para seguir tirando de descargas. Enésima justificación moral. Autores, ¿qué quieren, ganar dinero por su trabajo? ¡Qué se creen! ¿Taxi, Uber, Cabify?
Una de las cosas que enseña el paso del tiempo es que no esperar nada de nadie es la mejor forma de no llevarse decepciones innecesarias, por lo que es improbable que nadie reconozca sus errores (pero sí nos gusta criticar que nadie dimita). En lo que respecta a esta casa, valgan estas palabras, una vez más, para reconocer al músico y a su fantástica colección de canciones, como las de su mítico Ramoncín – Al Límite, Vivo y Salvaje (1990).
Publicado el febrero 17, 2021 en Actualidad y etiquetado en Actualidad, Ramoncín, Una Vida En El Filo. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
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