Antonio Vega – No Me Iré Mañana (1991)

Hace aproximadamente un mes tuve que hacer un regalo, de esos ‘invisibles’, que tenía como únicas dos condiciones no sobrepasar determinada cantidad de dinero y que estuviera relacionado con la música. Se trataba de una comida de Navidad pendiente con una productora de festivales y conciertos y, conociendo al agraciado, opté por regalarle el libro ‘Mis Cuatro Estaciones’, que recoge el resultado de largas horas de conversaciones entre Antonio Vega y Juan Bosco, “en las que el artista desgrana sus opiniones e inquietudes, así como su particular visión del mundo que lo rodea. Los textos, en los que se incluyen letras de canciones inéditas de Antonio, van acompañados de fotografías de su entorno más próximo, tanto familiar como de sus amistades, cedidas especialmente para el libro”. Resultó al final que mi amigo destinatario (fan de Manolo García o Pau Donés, de ahí mi elección) no conocía la figura de Antonio Vega. Al menos, me consta que comenzó la lectura al día siguiente y aprovecharé la presente para preguntarle de nuevo qué tal el resultado. El caso es que desde aquel día en la librería fui consciente de que, aunque sí que hay #Mis10de Antonio Vega, no lo había traído nunca a las críticas remember de los viernes. Tampoco a Nacha Pop, pero vamos poco a poco. Para rematar esta introducción diré, como curiosidad, que Almería fue el primer concierto suspendido de Antonio Vega (lo anunció aquel 23 de abril de 2009, el concierto era el día 30 y tenía previsto acudir) antes de ingresar por última vez en el hospital, donde fallecería el 12 de mayo. Fue el primer concierto que ya no dio… Aunque lo cierto es que ya llevaba tiempo con la mente en otra parte.

Hay un artista solista, rockero, que me dijo una vez, más por el dolor que representa que dos tipos con enorme talento murieran de manera prematura por actos propios, que Antonio Vega o Enrique Urquijo eran “unos gilipollas” porque habían nacido en familias ‘bien’ (aunque Álvaro lo ha matizado en su último libro, Siempre Hay Un Precio) y “tenían hasta una asistenta para quitarles la aguja del brazo” y sin embargo dilapidaron su talento por no controlar sus excesos.

Otra artista rockera me contaba también cómo en los ochenta y noventa había personajes siniestros dentro de determinadas compañías discográficas a los que ‘les interesaba’ tener bien enganchados a algunos letristas y compositores (no citó los nombres, pero es evidente que los dos protagonistas podrían valer como ejemplo) para “potenciar su malditismo y esa forma de escribir que nace desde la desesperación y el dolor”.

Antonio Vega era el tercero de seis hermanos y su coeficiente intelectual superdotado (hoy altas capacidades) no encontró estímulo en cada una de las carreras que intentó. La música le valió de escape antes de marcharse a aquello del servicio militar y, a la vuelta, se metió de lleno en lo que ya era Nacha Pop, con su primo Nacho García Vega al frente. Con ellos despachó media docena de discos y un directo en apenas ocho años. No fueron un gran éxito de ventas hasta el final pero ya sabemos todos que pasaron a la historia con esa ‘Chica De Ayer’, ‘Lucha De Gigantes’ y otras tantas, más introspectivas del lado de Antonio, más pop y festivas por parte de Nacho.

Nuestro protagonista tenía tanta sensibilidad para escribir como fragilidad para resistir a las adicciones y lo que la juventud aguantaba pronto se iría haciendo imposible con el paso de los años. Si Rico, el nuevo grupo de Nacho no tardó mucho en debutar, para el de Antonio hubo que esperar casi un año medio más hasta que, en 1991 reúne las diez canciones que darían vida a su debut en solitario. Un álbum a medio camino entre el cada vez más patente dolor poético y la fuerza que todavía le daba para presentar canciones más rockeras y compactas. Es un disco de bisagra, aunque, contra su voluntad, Oceáno de Sol (1994) prolongara esa sensación por una sobreproducción de Phil Manzanera, con quien no acabó muy bien.

Él quería canciones más sencillas, más emocionales e interiores y así fueron llegando en mayor medida en Anatomía De Una Ola (1998), De Un Lugar Perdido (2001) y, sobre todo, con ese visceral y descarnado 3.000 Noches Con Marga (2005).

No Me Iré Mañana fue grabado y mezclado en Estudios Cinearte con la producción de Carlos Narea y Nigel Walker, que también haría las veces de ingeniero de sonido. Entre el equipo de músicos figuraban Chucho Merchan y Billy Villegas al bajo, Eric Franklin y Tino Di Geraldo a la batería, Manolo Rodríguez a las guitarras. Aportarían también Carlos Narea y Cristina González a los coros, Mike Herting a los teclados, Tito Duarte a la percusión, Arturo Soriano añadiría saxo y arreglos de metales en ‘Síguelo’, donde también participarían David Herrington y Antonio Pallarés en la trompeta y trombón.

El álbum se abre con ‘Háblame A Los Ojos’, brillo de acústica y voz sutilmente acompañada por coros para que después la banda entre con un revestimiento musical clásico. La letra vuelve a ser una muesca más de su talento y el reflejo de un aturdimiento sentimental y vital notorio. “Yo sé que se parecen sueño y realidad, lo podría jurar. Háblame a los ojos”. Rutilante en su riff de guitarra nervioso y poderoso, ‘Esperando Nada’ es uno de los mejores rocanroles que ha firmado Antonio, tanto por lo inmediato de la música como por la cohesionada sucesión de versos y estrofas, ejemplificadas en un estribillo majestuoso de doble estrofa, en las que repite tercer y cuarto verso. Más árida, no baja la distorsión y eleva el tempo ‘Lo Mejor De Nuestra Vida’, sin sacrificar por ello un sobresaliente texto.

Ahora sí, en ‘Tesoros’ nos llega la primera muestra pura del lado más cantautor. Incluso la tesitura de la voz cambia y se hace más grave y opaca, sobre todo en el fraseo, para una letra donde la dualidad entre el bien y el mal empieza a dejar ver la tormenta de los próximos años. ‘Síguelo’ ofrece un contrapunto asentado en un bajo más latente y presente, que le da una dinámica, junto con algunos acordes, algo más funk. El corte irá ganando en arreglos, hasta la llegada de esos metales y percusión, haciendo más latino el resultado final.

La segunda parte del álbum se abre con ‘La Última Montaña’, otro tema de querencia rockera, sostenido en un medio tiempo estiloso que, por momentos, casi se acerca a terrenos blueseros… anticipo del que llegará más adelante. Y es que llegamos a otra de las joyas de su carrera, ‘Se Dejaba Llevar Por Ti’, inspirada por su ya fatal adicción a la heroína. El tema, entre percusiones y esa guitarra en la que se escucha hasta el deslizar de los dedos por los trastes, es tan emocionante sabiendo la inspiración y el resultado final como el ‘Siete Vidas’ de Antonio Flores.

Épica americana para las seis cuerdas de ‘Guitarras’, una letra que combina la poética marca de la casa (“Como flor que atacara la belleza de la luz, dije ¡sí! a la flora y fauna, mi planeta azul. Todo es luchar y encontrar una forma muy propia de hacer, sonar, tocar”) con la llaneza casi bisoña de la reverencia al instrumento en “Oigo guitarras, quiero guitarras, suenan guitarras, oigo guitarras, ¡por todos lados!”. Ahora sí, ‘Mis Dos Amigos’ es un magnífico blues venido a más que firma a medias con su hermano Carlos. Mientras que el cierre vendrá de la mano del tema que da título al conjunto, ‘No Me Iré Mañana’, de nuevo con mucho rollo de bajo, con más referencias al mar (presentes en todo el disco y… en casi todas sus obras) y un nuevo relato con la indefinición de varios mundos y la dicotomía presente-futuro como argumento.

Más tarde, con motivo del vigesimoquinto aniversario de su lanzamiento, Universal publicó una edición especial en la que se remasterizó todo el contenido y se añadieron seis versiones de otros tantos temas grabados en casa de Carlos Narea, incluyendo incluso las conversaciones, (‘Esperando Nada’, ‘Tesoros’, ‘Lo Mejor De Nuestra Vida’, ‘Se Dejaba Llevar Por Ti’, ‘Mis Dos Amigos’ y ‘Síguelos’) y otras dos canciones, de nuevo ‘Síguelo’ y ‘Tesoros’, en las primeras tomas y demos de estudio.

En los últimos años, Antonio Vega vivió a la sombra de su figura cada vez más encorvada y demacrada, consumida por la dependencia a las drogas y por un galopante cáncer de pulmón. La genialidad de su capacidad compositiva tuvo siempre un reverso muy tenebroso, hasta el punto de que era incómodo, casi grotesco, verlo mantenerse en el escenario. Una auténtica pena de quien lo tuvo todo desde el comienzo y no supo vivir con ello. Su coeficiente de poco le valió para afrontar otros problemas derivados del interior y se nos fue con apenas 51 años, perdiendo a uno de los mejores talentos de las últimas décadas.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Háblame A Los Ojos
  2. Esperando Nada
  3. Lo Mejor De Nuestra Vida
  4. Tesoros
  5. Síguelo
  6. La Última Montaña
  7. Se Dejaba Llevar Por Ti
  8. Guitarras
  9. Mis Dos Amigos
  10. No Me Iré Mañana

Publicado el marzo 18, 2022 en Críticas Remember y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.

  1. Juanito Contreras

    El único disco que he escuchado de Antonio Vega, además de los de Nacha Pop. Merecen la pena los siguientes?

  1. Pingback: La Frontera – La Rosa De Los Vientos (1989) | RockSesion

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