Narco – Talego (1999)
O cómo hacer de la muerte y la apostasía un arte en versión thrash rap-metalera. La formación sevillana, que lleva desde su regreso a los escenarios en 2008 en una forma descomunal, se presentó en sociedad discográfica en 1997 con Satán Vive. Un álbum que sentaba las bases de un sonido oscuro, con una gran colección de clásicos (‘Kolicotron’, ‘Puta Policía’, ‘Seke-6’, ‘Chaves’…) de una contundencia considerable, de un arte en el rapeo que contentaba a metaleros y puristas, y con pequeñas dosis de electrónica que terminaban de adornar el cuadro. Como remate, la ronca y poderosa voz de Vikingo M.D. y la más ágil (por entonces) de Chato Chungo. Apadrinados en cierta forma por Def Con Dos que los incluyó en su subsello Bruto, con Warner Music, Narco desplegó las alas del mal del forma definitiva en su segunda entrega. Un amasijo de adrenalina que elevó a Narco a primera línea del rock estatal. Pasen y mueran.
Producido por Jesús Arispont (véase J. Al-Andalus, bajista de Def Con Dos), el álbum transmite una sensación de asfixia muy conseguida y no impostada, gracias también a la tesitura de las guitarras de Diablero Díaz, la batería directa de Manipulador, una poderosa base con Amnésico al bajo y los efectos muy logrados (scratches, teclas y efectos) de Abogado del Diablo en los platos. Muchísimo ruido para una formación musical básica. La batería y el bajo tienen una producción tan acertada que no te deja respirar, sobre ella se desarrollan los parloteos vocales de dos animales en pleno crecimiento. (Más adelante, Distorsión Morales haría aún mejor la combinación de voces).
El disco se abre con la genial cita extraída de la película La Buena Vida: “Dicen que cuando se acerca la hora de la muerte, uno empieza a creer en dios. A mí me pasa todo lo contrario, cada día que pasa tengo más pruebas de que dios no existe. Lo que existe es la religión, y en su nombre se cometen las mayores atrocidades del mundo… y esta noche no pienso rezar, ¡que le den por culo a dios!”. Así explota en tus oídos ‘Tu Dios De Madera’ un cañón de agnosticismo y disparo contra la autoridad eclesiástica enriquecida. A un texto brillante se le suma un genial sampler de saeta sobre el que se desarrolla una base. (En Alita de Mosca lo perfeccionarían aún más en ‘La Hermandad De Los Muertos’).
Encendida la mecha, ‘A Cada Paso’ refuerza con palabras la sensación agobiante del sonido y lanza otro disparo eclesiástico, “quítame el nombre que me dio la Iglesia”. Una canción repleta de nihilismo, “A cada paso la vida te demuestra sus miserias”. Un pequeño solo final le aporta el color necesario. Y para cerrar la entrada triunfal la festiva y acelerada ‘Siempre Enmarronao’, un tema sobre drogas (junto a la muerte y la Iglesia, el tercer gran tema del disco). La canción destaca por la base electrónica que se desliza y juguetea entre los hachazos de guitarra, las voces furibundas y mucho scratch. Sigue siendo un cañón imprescindible en directo, que pone sonrisas generalizadas en el respetable.
‘Patrulla De Vecinos’ es uno de los temas más rapeados del álbum, que juega con ese concepto sevillano de ‘mi barrio’, que tanto emplea el rap (“eres capaz de matarme con el único argumento de que es tu barrio y no es el mío”) y que ridiculizaría en la misma línea Hora Zulú con aquello de “que yo no soy tu hermano ni vengo desde mi barrio”. El mismo genio en diferentes expresiones, en suma. ‘Viejo Lobo’ es el homenaje al personaje de vuelta de todo y trapicheador toda la vida. Ambas se suceden con ligereza, con más acierto la segunda.
La muerte se hace evidente en los dos siguientes cortes, ‘Asesino Del Pueblo’ y ‘Polvo de Muerte’ y también más adelante en ‘Ambiente Cadáver’. La primera de ellas tiene una percusión añadida que evoca ligeramente a Sepultura. El relato, todo una declaración de intenciones, “solo cae gente pesada, jamás los pobres del pueblo”. En la misma línea temática se extiende ‘Polvo De Muerte’: “no quiero que duermas, ni en el infierno ni en los campos sembrados con sangre del pueblo”. No es un grupo protesta, porque ellos incitan directamente a la acción. Y como muestra ‘Ambiente Cadáver’, el relato de un sádico que disfruta matando y descuartizando (se adelantaron al argumento de Dexter casi una década). Además del por el escalofriante relato, la canción destaca por una coda final que es pura gasolina: “Soy el matarife de los humanos, huye, huye”.
Todavía queda espacio para otra de drogas en ‘La Yerba Del Diablo’ y ‘Guasa’, quizá dos de los temas más discretos de la lista, y para la religión en ‘Falsa Confusión’, que se centra en la perversión del comunismo a costa de una acomodaticia burguesía.
Y no podía faltar una faceta que siempre acompaña a Narco en cada uno de sus discos y conciertos, la sorna y la broma. En este álbum presente en el último tercio con ‘La Cucaracha’ y ‘Bocabú’. La primera es un desbarre de locura concentrada en minuto y medio. Un ejercicio de velocidad de manos en la batería, en el bajo, en los platos y en la guitarra. Imprescindible en cualquier sesión rockera. La segunda es un tema mucho más percusionado, que echa el cierre de manera diferente, percusión ragga, hablando sobre el aliento bucal.
Es verdad que quizá este disco sea menos accesible que Alita de Mosca, uno de los mejores discos de metal del siglo y el feliz regreso de una banda necesaria e insustituible, pero la esencia, la oscuridad y las ganas de pasarlo bien entre distorsión y pluses rítmicos, sean vocales o de los platos, ya estaba bien engrasada en Talego.
Pum, pum.
Tracklist:
- Tu Dios De Madera
- A Cada Paso
- Siempre Enmarronao
- Patrulla De Vecinos
- Viejo Lobo
- Asesino Del Pueblo
- Polvo de Muerte
- La Yerba Del Diablo
- Ambiente Cadáver
- La Cucaracha
- Guasa
- Falsa Confusión
- Bocabú
Publicado el enero 24, 2014 en Actualidad y etiquetado en Alita de Mosca, Críticas Remember, Def Con Dos, Distorsión Morales, Hora Zulú, J. Al-Andalus, Narco, Talego, Vinkingo MD. Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.
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