Sölar – Rompiendo Esquemas

Si ayer le echamos halagos al sello discográfico de Nooirax Producciones, hoy también merece especial mención la gente de Clifford Records. Un sello discográfico que se mueve entre el rock independiente, el estruendo árido y el pop rock de estilosa corte sesentera (Los Summers, Leone, Petrelli, Los Mejillones Tigre, Los Marcianos, Los Turistas, The Vinylos, Los Glosters, Lady Banana…) pero que también hinca sus dientes de vez en cuando en pasajes metálicos (ahí de hecho está su firma metálica en la que varias bandas del heavy metal han editado sus vinilos en tiempos recientes –Azrael, Dünedain, Adamantia, Injector, Slowburn). Sin llegar al subsello ‘Steel’, Sölar se mueve entre esas dos aguas. Por lo que el título del disco no puede ser más acertado. Los riffs son de ascendencia metalera, el golpeo y la actitud también, aunque la melodía le emparenta con el registro más indie e incluso se destilan aderezos de programaciones y teclas que aumentan la paleta de sonidos. Una producción que firma el reputado Carlos Hernández Nombela, grabado en El Castillo Alemán (Madrid), que en los últimos tiempos ha sido el culpable de esa explosión sónica que ha firmado con Enemigos en su último Bestieza, o con ese estruendo tan elegante como visceral de Triángulo de Amor Bizarro o el nihilismo afectado de Carolina Durante. En suma, una apuesta valiente y decidida en un disco que ha sido cocinado a fuego lento por el consabido paréntesis en el tiempo que supuso para los lanzamientos y los proyectos a medio plazo el año pandémico. Desde la cantera granadina, Sölar busca no sonar a nadie y alumbrar su propio personal camino.

Sölar está formado en la actualidad por Pepe Travé Auñón a la guitarra y voz, Víctor Alonso Villa en la guitarra solista y coros, Javier Condito al bajo y Alessandro Manca en la batería y coros.

El título del primero de los once cortes sigue en esa senda de declaración de intenciones. ‘Déjate Llevar’ es un corte directo, de los más concentrados de la lista, con apenas dos minutos y medio. Algo que, por cierto, será tónica generalizada, alejándose también de los estándares de los metrajes metaleros, sumando así otra pieza de diferenciación. El tema no da lugar al descanso y el sonido ampuloso de bajo da paso a una batería incesante (mención especial al pedal de bombo) sobre la que guitarras y texto sobrevuelan con poco resuello. Una estructura tan sencilla como poco convencional, que hace casi de intro para la llegada de ‘Siempre’, que nos recibe con una gruesa línea de guitarras y bajo percutido muy acusado. El estribillo, grabado a dos voces dobladas, le da el punto melódico justo antes de un afiladísimo solo de guitarra para la coda.

Por si fuera poca la variedad hasta el momento, ‘No Tienes Nada Que Hacer’ sorprende, tras la furia de la entrada, con un fraseo más dinámico en lo vocal y reforzado con la luminiscencia de unos teclados muy bien integrados. Sin lugar a dudas, uno de los temas que marcan la senda y el equilibrio de su rock americano y ruidoso de los inicios, con el punto melódico actual que le ha conferido Carlos Hernández.

Para el siguiente tramo, los pasajes y los desarrollos se irán haciendo más largos. ‘Un Mundo Nuevo’ levanta la velocidad del tempo para sujetarlo con fuerza en el sonido de batería durante el fraseo y una red de guitarras que se amolda al anhelante texto de un futuro que haga olvidar el pasado del estribillo. ‘Tu Destino’ es de los cortes que más conectan con el pasado más inmediato de la banda. Un medio tiempo poderoso en contraste con la melancolía y el desencanto de la línea vocal. La furia vendrá de un muro de guitarras férreo, especialmente en los respiros de texto. En la misma línea, cruzamos el ecuador al ritmo de ‘Reyes’ que a modo de break ofrece unas texturas acústicas que quizá se quedan cortas para el buen resultado obtenido. El grupo debió pensar lo mismo, si bien la extensión queda relegada a una coda a modo de ‘outro’.

Después de la calma, turno para la tempestad, contenida en los inicios, de ‘Que Todo Arda’. Otra declaración de intenciones que poco a poco da honor a su nombre en otro tema de golpeo inmediato. Sin embargo, la banda huye de la previsibilidad con un compás de batería intrincado que rompe la linealidad. Más accesible, ‘Rompiendo Esquemas’ combina el tempo pautado del fraseo, casi marcial, con un estribillo más liberador, una canción directa al grano. Mucho del Sôber post-Paradysso se aprecia en los arreglos de ‘Hacia Un Futuro Mejor’, interpretada con una mayor afección y languidez vocal. Como contrapunto, tras el break reposado el tempo se acelerará en el último despliegue de estribillos.

Para la dupla final, ‘¿Qué Pasaría?’ y ‘Tu Voz’ nos ofrecen dos medios tiempos más melódicos, que mantiene la pulsión nerviosa gracias a los arreglos y las voces dobladas en el caso de la primera, mientras que la segunda por la creciente intensidad del estribillo, revestido con épica en un fantástico arrope de distorsión y de sólida base rítmica.

Un disco del todo incatalogable que se mueve en terrenos indefinidos y que gana en matices y detalles con el paso de las escuchas. Sin duda, un paso adelante importante para la banda que, cuanto menos, se ha marcado el mejor disco de su trayectoria hasta el momento.

Lista de canciones – tracklist:

  1. Déjate Llevar
  2. Siempre
  3. No Tienes Nada Que Hacer
  4. Un Mundo Nuevo
  5. Tu Destino
  6. Reyes
  7. Que Todo Arda
  8. Rompiendo Esquemas
  9. Hacia Un Futuro Mejor
  10. ¿Qué Pasaría?
  11. Tu Voz

Publicado el marzo 16, 2021 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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