Derby Motoreta’s Burrito Kachimba – Hilo Negro
Me gusta leer crítica musical de otros medios y portales, sin tanta sistematización como escucho las novedades, pero lo suficiente para ver qué se cuece y qué hay por otros lares. Diré, también, que casi siempre lo hago de discos de los que no voy a escribir aquí en RockSesión o, como mucho, de los que ya he escrito. Quizá sea una manera de evitar verse influenciado por otras opiniones antes de compartir la propia. Una manera de ser lo más honesto posible con la impresión que os comparto y expreso. Luego es un placer coincidir con otros compañeros, o llevarse las manos a la cabeza por cosas que se leen por ahí. Seguro que a ellos alguna vez les ha pasado conmigo. Así es y debe ser este juego. Leal y en constante aprendizaje, sin aprovecharse de manera directa del trabajo de los demás, sino incorporar conocimientos y seguir creciendo, cada uno con sus criterios propios. Os cuento todo esto porque con el segundo disco de los sevillanos Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, este robusto Hilo Negro que sucede a su debut homónimo DMBK, se puede decir que hice una excepción. Como no he recibido la información promocional de quien les ha producido y grabado el álbum, busqué por Google y encontré, para mi sorpresa, que Jenesaispop les había dedicado unas líneas. Me parece un portal muy interesante para estar al día en bandas de indie, de canción ligera, nuevas tendencias, en fin, todo muy hiper-cool pero ya digo, bastante interesante para alguien que solo se cierra a Los Planetas como un servidor. También se caracterizan por dar palos de manera ostentosa y nada reprimida. Normalmente, cuando aquí traigo algo alejado de ‘la línea editorial’ (ya de por sí muy abierta, como sabéis) es porque lo quiero hacer llegar a los más abiertos, porque considero que ‘vale la pena’. Pensé, anda, los de Jenesa han abierto miras, como hago aquí con el indie… Pero no, la colección de palos fue generosa y gratuita. Pues nos rompemos la camisa por ellos.
Como digo, a mí no se me ocurre hacer una crítica de grupos que no sean de Rock, Heavy, Metal si no es porque me gustan. Es decir, hago excepciones positivas. Ahí está Love Of Lesbian, de los más recientes, por ejemplo. Pero lo de este caso llevaba tiempo sin encontrarlo. El portal se regodea no sólo en darle hostias a DMBK sino que es que encima tacha a las guitarras eléctricas heavys, a las melenas de pelo largo y al mundo de la contundencia, por decirlo de alguna manera, de anticuados y casi antievolutivos. Vamos, que no usa la palabra metalpaco por poco. Me llama la atención, también, que acusa a los chicos de ser ‘tributo’, que si no hay originalidad, que si se mueven en terrenos ya transitados por otros, que si las variaciones son mínimas… No es cuestión de estigmatizar a ninguna banda, pero ¿cuántas se han aprovechado de la senda abierta por los Love of Lesbian, Vetusta Morla, Supersubmarina, Second, Lori Meyers, Izal o Iván Ferreiro pero, claro, también los tienen atravesados por el triunfo transversal que debe ser algo así como una traición a los principios de la integridad indie. Las notas altas son para los grupos semidesconocidos (porque así si cuela y alguno triunfa dirán que estaban allí) y para Beyoncé, Lady Gaga, Taylor Swift y Ariana Grande (no es una forma de hablar).
Es absurdo golpear con tanta inquina y violencia a un grupo, cogiéndolo como chivo expiatorio, de paso, de todo un sonido con el que no comulgas, solo porque consideráis ser más modernos y molones por ello. Meterse con DMBK porque su sonido es setentero es como insultar a Arvo Pärt por usar violines en el siglo XXI en sus composiciones clásicas.
Dicho esto, los sevillanos afrontaban con una pandemia de por medio (que al menos les cogió en lo que de por sí iba a ser un periodo de medio receso para dar forma a las canciones) el difícil reto del segundo disco tras el pelotazo. Ese disco en el que todo el mundo espera que seas mejor y más de todo. Les ha pasado a todos los que tuvieron cierto alcance con su debut, desde Molotov a Estopa. Cuando con el primero golpeas tan fuerte, cuando llegas a la cima con el primer salto, se hace complicado que el siguiente paso no sea de descenso. Con todo eso, DMBK no han perdido la cabeza con ínfulas de grandeza y han seguido haciendo lo que mejor saben (sí): revitalizar el sonido crudo de guitarras que va de la raigambre del rock andaluz, al toque progresivo, la abrasión zeppeliana, las voces declamadas, la pesadez stoner, aires de funk ochentero por la vía hippie que entronca con orientalismos varios y algunos sintes que siguen siendo menos de los que manejan en directo. Todo ello, sin buscar un nuevo golpeo inmediato como ‘El Salto Del Gitano’. Es un disco potente, homogéneo y peleón, que no escabulle ni esconde sus mismas influencias.
La producción ha corrido a cargo de Jordi Gil, Tera Bada y la propia banda, con Brian Lucey (ingeniero de Arctic Monkeys o Black Keys) a la masterización. Bacca, Soni, Papi Pachuli, Gringo y Dandy Piranha presentan diez temas en los que el fuego draconiano y alucinógeno sigue siendo la brújula, para ofrecer un resultado disfrutón, como digo, sin pretensiones descocadas.
La decena se abre con ‘El Valle’, que fue el primero de los adelantos. Un corte que viene a ser lo más cercano a un ‘single’ del tipo de ‘El Salto del Gitano’, pero muy cargado de todo. Primero de un trote allegro de melodías pegajosas y, en la larga coda, de un grosor y pesadez apabullante y grueso. Que no, que no inventan nada, pero lo hacen perfecto. Aires más hard casi Sabbath en ‘Porselana Teeth’, donde juegan con los silencios para darle protagonismo a las líneas de bajo y a un toque más negro.
En ’13 Monos’ el riff bebe claramente de un stoner contemporáneo que bien podría sonarnos a algunos QOTSA o Mastodon. ‘RGTQ’ tira de melismas vocales en un fraseo de melodía repleto de veneno adictivo y es que, de hecho, pocos estribillos al uso encontraremos. El break central nos lleva a una derivación algo efectista que les vale para jugar entre efectos y sonidos intrincados y serpenteantes. La ‘cara A’ se cierra con ‘Gitana’, una canción que ya interpretaban en directo en la gira del disco anterior y que se mantiene en sus dos tiempos, el primero, con aura de malditismo invocante y la segunda como un aquelarre, mezclando algunos versos del Zorongo Gitano de Lorca, cuando dice aquello de “esa gitana está loca”, y el popular ‘hilo negro’, del que toman el título.
Como un viejo conocido nos recibe ‘Somnium Igni – Pt.2’ que amplifica a ‘su prima mayor’, ya que aquí hay plenitud instrumental frente a aquel corte que podríamos considerar con hechuras de interludio, por su afección en la mezcla, ahogado en sonido de vieja radio o vinilo antiguo. Aquí, ahora sí, sin dudas, los recuerdos de Triana a la línea vocal de ‘Luminosa Mañana’. “El camino ha sido largo pero he de llegar, vive dios, que en la puerta de la villa me espera mi corazón” suena con la misma intensidad que el “De pronto me vi como un extraño, comencé a caminar sin saber a dónde ir, sin saber…”. El break permite una vez más abrir un camino más desfasado de arreglos sintéticos donde quizá deberían haberse lanzado con más riesgo, a lo Califato ¾, con quienes ya han trabajado. No estaría de mal una revisión, de hecho.
‘Turbocamello’ es la más oriental de las canciones, con percusiones con sonoridad a darbuka. Quizá sea por ello la canción ‘más Medina’, por la vía del disco Árabe. ‘Caño Cojo’ es otra suerte de ‘single’ accesible, gracias a una cadencia del estribillo que, sin serlo, se mueven entre el compás de tangos y rumba. Kinki y urgente se mueve la aceleradísima ‘Dámela’ que cabalga en todo su desarrollo para rearmarse en el grosor del estribillo más hercúleo. El cierre llegará con los teclados calientes de ‘La Cueva’ que, sin embargo, devendrán en una dinámica de sonoridad acústica en lo que podría ser la más trianera de la lista y algo, por ampliación, de los del fluido rosa.
En resumen, DMBK despachan con notable el trance de un complicado segundo disco, lo que les permitirá ampliar su repertorio y seguir haciendo de lo conocido una revisión poderosa y agradable.
Lista de canciones – tracklist:
- El Valle
- Porselana Teeth
- 13 Monos
- RGTQ
- Gitana
- Somnium Igni – Pt. 2
- Turbocamello
- Caño Cojo
- Dámela
- La Cueva
Publicado el mayo 5, 2021 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, DMBK, Hilo Negro. Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.
El disco es una pasada y sus directos más aún…
No podemos estar más de acuerdo. Salud!
A raiz de lo que escribes de los grupos de indie, te recomiendo a Colectivo Da Silva y su último disco Casa Vargas publicado en noviembre. PD: gran crítica.
Muchas gracias y me apunto la recomendación para echarle una escucha. Salud!
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