Mausoleo – Refugio Transitorio
Como un rayo abrasador, Absolución, el primer álbum de Mausoleo tras una prometedora demo y una posterior maqueta, se coló en el tiempo de descuento en la lista editorial de Los Discos del Año 2020 de RockSesión. En la crítica que le dedicamos en aquel momento, concluíamos que “Mausoleo firma un disco tan agotador como intachable. Una colección magnífica que nos hacen tenerlos muy presentes de cara al futuro”. Y ese futuro se ha hecho carne este pasado viernes, 9 de septiembre, con la publicación de Refugio Transitorio. Un epé de cinco canciones en el que refuerzan todas las virtudes apuntadas en su hermano mayor, si bien también son patentes nuevas hechuras en los arreglos y también en algunas dinámicas en las canciones, que vienen a enriquecer la ya de por sí provechosa propuesta de un post punk lúgubre y apesadumbrado. Formado por Andrés Sanabria en la guitarra y voz, Xus Arcas al bajo y Mikel Cabanes a la batería, el trío valenciano ha vuelto a confiar la grabación (en directo desde el estudio) y la mezcla a Álex Román en Harrisound de Torellano, mientras que en esta ocasión la masterización es de Diego Escriche en MG Estudios (Mapamúsica) frente a Daniel Hussein en el caso de Absolución. Entre las novedades formales, este nuevo lanzamiento es el estreno con su nuevo sello, Humo Internacional, que tiene a otras bandas y artistas apreciados en esta casa como Pablo Und Destruktion, Futuro Terror, Mohama Saz, La URSS o Viuda. Con ellos abrimos el curso 2022-2023. Bienvenidos a una nueva temporada en RockSesión. Salud.
En apenas una quincena de canciones a lo largo de su carrera, Mausoleo demuestran que manejan los cánones más clásicos del género tanto en la música como en las líricas, puesto que los cinco temas proyectan una sombra siniestra que, como su antecesor, va directo a la herida interna y psíquica más profunda. En esta ocasión, las miserias e inmundicias del ser humano y la crueldad cínica se presentan más reflexivas que urgentes. Hay menos voracidad – velocidad punk, pero una dosis de veneno similar diluida, eso sí, en formas más plásticas, dinámicas, con nuevos arreglos como algunas percusiones electrónicas y hasta algún que otro break progresivo con ligeros toques orientales.
Esa nueva ‘cara amable’ también se refleja en una cierta pausa del tormento, a modo de refugio que, precisamente, saben que no va a durar demasiado por la pura condición humana, de ahí la transitoriedad. La cubierta es obra de María Gea (edición limitada con portada troquelada en el caso del vinilo de doce pulgadas) y ya viene a ser significativa también, que el halo de luz que se atisba al final de una gruta tortuosa se vea tapada por una vegetación espinosa.
El álbum se abre precisamente con ‘Epifanía’, una de las aparentemente más lumínicas en las formas. Una melodía de guitarra y un tempo ágil y liviano nos dan la bienvenida, si bien hay pinceladas que apuntan a lo oscuro, como esas explosiones añadidas en el estribillo que son como brochazos impresionistas de cómo todo se derrumba alrededor entre la tolerancia a no entender, romper estigmas, hablar sin saber porque “siempre habrá alguien a quien fallar”.
‘Un Testigo’ fue uno de los singles anticipados a lo largo de este año y aquí sí que el aire se hace denso y cruento con una musculosa línea de bajo, reforzada con más efectos. La sombra que se arrastra, la languidez tan Coppini de la voz, la culpa que planea durante toda la canción, la intrascendencia entre la mentira presenta la mano ganadora de la propuesta de Mausoleo. Como un trampantojo, ‘Claridad’ no es precisamente un derroche de luminosidad, como demuestra desde el arranque el tormentoso y creciente rebato de la instrumentación. Rabia, ansiedad, imposición moral y una truculenta base rítmica tras los fraseos descerrajan y redondean el tercer corte. El solo de guitarra subrepticio es una auténtica delicia, antes de que el título se repita incesantemente durante la coda explosiva.
En el cuarto tema, otro de los singles que se adelantaron a su lanzamiento, ‘Verte Ser’, que pasa por ser la mejor letra del conjunto, en una suerte de apabullante diálogo interior sobre una relación de pareja abocada a las dificultades por el pasado y por la propia falla personal. Como decía más arriba, son brillantes cronistas del dolor interno. Si la lírica no fuese suficiente, el juego de coros crecientes casi por momentos a modo de tragedia griega y la épica de la guitarra tras el último estribillo y antes de la coda terminan de sublimar la canción.
El cierre vendrá de la mano de ‘Detrás De Un Disfraz’ que refuerza el universo temático en otra narración en primera persona, “condenado a seguir aquí, encerrado, solo y contra mí”, en una atmósfera de fobias, obsesiones y complejos. Destaca el break de corte ligeramente oriental, al que se suman unas voces casi espectrales, que refuerza ese pensamiento en bucle propio de “los miedos que quiero enterrar”.
Así, Mausoleo cierra un nuevo trabajo que, sin ser netamente continuista, sí que refuerza las bases de lo apuntado sumando algún que otro aporte novedoso y, sobre todo, la autenticidad y coherencia de toda su incipiente trayectoria. Nos vemos en el siguiente.
Lista de canciones – tracklist:
- Epifanía
- Un Testigo
- Claridad
- Verte Ser
- Detrás De Un Disfraz
Publicado el septiembre 12, 2022 en Críticas Discos y etiquetado en Absolución, Críticas Discos, Mausoleo, Refugio Transitorio. Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.
Pingback: Pionera – Bolsa De Piedras | RockSesion
Pingback: Kaos Etíliko – Revuelta | RockSesion
Pingback: Los Discos del Año 2022 de RockSesión | RockSesion