Archivo de la categoría: Críticas Remember

Bourbon – Fango (2012)

Como ha pasado en muchas ocasiones, a Bourbon empecé a prestarles atención merecida gracias a la petición de una tuitcrítica para los viernes, como llevo haciendo en X – Twitter desde hace mil años. Me pidieron la de Devastación, su segundo trabajo, y dije lo siguiente: «Qué pedazo de descubrimiento gracias a la petición de @SHallorann. Rock clásico, ligeramente 70’s, con ambientaciones de progresivo y psicodelia. Mucha esencia del primer Leño destila esta banda gaditana. Merece remember completa pronto». Y de aquel álbum destacaba los temas y apreciaciones siguientes: «“Escrito En La Pared”, “Te Esperaré” o “Una Cuestión Personal” son diamantes, “Inseparables” tiene algo de Mastodon, gran melodía vocal en “Contra El Cristal”…». Fue el uno de marzo, así que poquito más de tres meses después aquí andamos, cumpliendo la palabra. Y, ya puestos, aunque es posible que el segundo álbum sea más redondo y rotundo, he cogido el debut por ser la piedra de toque inicial que prende la mecha y centra el tiro tras una demo previa de cuatro temas, bajo el nombre de ¿Dónde Te Escondes Hermano?, que rularon en 2010. Así llegó este Fango en 2012 (con Santo Grial Producciones), después vendría la Devastación con Nooirax Producciones y Fuente Vieja (entre la autoedición y Spinda Records, en 2018). Desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Bourbon hace honor al sabor añejo y ofrece una muy disfrutable lección de estilos poderosos que deambulan, según el tema, por el hard rock clásico, el toque andaluz, las cositas del primer disco de Leño y algo de progresivo, psicodélico, blues y sureño. Nada mal.

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O’Funk’Illo – O’Funk’illo (2000)

«Funky andaluz embrutessío» ha sido la autodefinición que durante toda su intermitente carrera ha llevado a gala el grupo que protagoniza la crítica remember de viernes: O’Funk’Illo. La banda nació después de andar un par de años haciendo versiones de otros bajo el nombre de Motherfunkers. Y debió ver EMI Odeón claro eso de que el tránsito de milenio era terreno de mestizaje (realmente, eran tiempos para todo, porque todavía se vendían discos, pese al ‘top manta’, una pecata minuta en comparación con el palo y la zanahoria de los streamings de hoy) y decidió ficharles para el que fue su disco de debut, de título homónimo, como mandan los cánones. La banda desarrolló su primera época hasta 2006, considero que la mejor. Más todavía cuando creo que ni este debut del año 2000 y En El Planeta Aseituna de 2003 fueron jamás superados y pocas veces alcanzados por todo lo que vino después (No Te Cabe Na’ en 2005, Sesión Golfa en 2011, 5mentario en 2014, O’Funk’Illoterapia en 2020, regrabando éxitos con decenas de invitados). En todas las épocas el grupo ha estado encabezado por sus dos pilares, el inconfundible Andreas Lutz en la voz y el fantástico bajista Pepe Bao. El trío de la época se completaba con Javi Valero, más conocido como Javi Marssiano a la guitarra. Joaquín Migallón fue el encargado de la batería en esa primera fase y también en la grabación del disco que nos ocupa hoy. Además, ya saben, en los coros tendrían a Alba Molina, Aurora Power y Vicky Luna, que después darían lugar al trío de R&B con raigambre Las Niñas, que con su “Ozú” provocaron más de un dolor de cabeza al adaptar su letra combativa a criticar la guerra de Irak. Algún día tenía que ser… Hoy toca recordar el debut de O’Funk’Illo.

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Cecilia – Cecilia (1972)

En varios momentos de la biografía de Mari Trini escrita por la cantautora Esther Zecco de la que os conté esta misma semana y que me acompañó en parte del viaje a Madrid para ver a Robe se hace mención explícita en muchas ocasiones a Cecilia como, junto a la protagonista de dicho libro, los dos ejemplos de mujeres que simbolizaron valentía e independencia en unos tiempos en los que no era sencillo abrirse camino en un mundo monopolizado y dirigido por hombres. De hecho, la narración de Zecco recrea la llegada a casa de Mari Trini, en el momento en el que suena el teléfono y le informan del accidente de tráfico que se llevó por delante la vida de una artista multidisciplinar (escribía, pintaba, hacía composiciones en varios idiomas…). Las carreteras de España, en las que cada año mueren cientos de personas y que, en lo que a la música se refiere, nos ha cercenado a talentos irrepetibles como Jesús de la Rosa de Triana, Nino Bravo, Bruno Lomas, Eduardo Benavente de Parálisis Permanente, Tino Casal, Canito (cuyo concierto de homenaje está considerado como el inicio oficioso de La Movida) y, aunque ya retirados o en la parte final de su carrera a otros como Patxi Andión o Manolo Caracol. Una lista que, por desgracia, no termina aquí, pero es un reflejo claro del riesgo que siempre ha representado volver de una actuación a deshoras, aunque también es cierto que el riesgo en la conducción no entiende ni de relojes ni de lugares. Y si no, que se lo digan a los integrantes de Supersubmarina, que tuvieron su accidente fatal a muy pocos kilómetros de llegar a su Baeza natal. Como dije con Mari Trini, aquí siempre nos ha gustado tener un respeto a mayores y no había mejor semana que esta para recordar a Cecilia con la crítica remember de los viernes.

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Dixebra – Amor Incendiariu (2009)

En la crítica remember de hoy recuperamos la crítica y entrevista que le hice en su día al octavo de estudio de esta histórica banda astur, que me vino a la mente enseguida tras escribir la de la semana pasada para los aragoneses de Ixo Rai! por compartir ciertas similitudes en cuanto a la reivindicación de su identidad territorial. Aquel disco contenía una cerilla en el lateral a modo de declaración de intenciones con respecto al diseño del bidón de gasolina con forma de corazón. Tarde o temprano debían entrar en la sección y hoy les ha llegado el turno. En aquel momento la banda estaba formada por Jorge Cambareli (batería, percusiones y coros), Javi Rodríguez (bajo y coros), Primi Abella (guitarras y coros), Rubén Bada (guitarra, buzuki, mandolina, banjo y violín), Sergio Rodríguez (guitarra, programaciones y coros), Agus Lara (trompeta, fliscornio y coros), Eladio Díaz (saxos), Llorián García (gaita midi, gaita tradicional y violín) y Xune Elipe a la voz. Amor Incendiauriu era una piedra más en un camino que arrancó, en lo que a publicaciones se refiere, en 1990 –se fundaron en 1987-. (Grieska – FonoAstur, 1990; ¿Asturies o trabayes? – L’Aguañaz, 1993; Apúntate a la llista – L’Aguañaz, 1995; Dieron en duru – L’Aguañaz, 1997; Glaya un país – L’Aguañaz, 2000; Sube la marea – L’Aguañaz, 2002; Cróniques d’un pueblu – L’Aguañaz, 2003; Ensin novedá – L’Aguañaz, 2005; N’acción – L’Aguañaz, 2006 (CD+DVD en directo). Allá vamos.

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Ixo Rai! – Mosica & Mondongo (1993)

A veces las cosas cuadran solas y parecen desembocar de forma irremediable… Verán el pasado miércoles os traía la crítica del último disco de Celtas Cortos, El Mundo Del Revés. Me pareció una buena asociación el día siguiente hincarle el diente al último de Celtian… Así que, ¿cómo continuar en la crítica remember de viernes? Pues da la casualidad de que esta mañana he tenido el placer de entrar en la emisora de radio autonómica Aragón Radio para hablar con Óscar Vegas y Nacho Tajahuerce del libro de Poesía Básica. Extrechinato y Tú ensancha el alma y… ¡albricias! Qué mejor que seguir con otro grupo de influencias folkies y que fuese aragonés… Esto es: Ixo Rai! No me apuntaré tantos que no son. Reconozco que con Ixo Rai! empecé a profundizar y a prestarles atención cuando en un recopilatorio de estos que se compraban en las Tiendas Tipo (puede que fuese incluso alguno de esos quíntuples de los que he escrito ya aquí) me topé con el “¡Simplemente No!”. Una canción que utilicé bastante en sesiones y pinchadas varias y que se mezcla con facilidad antes y después. Lo que sí he tenido siempre es que una vez realizado el hallazgo me gusta conocer todo lo anterior… y fue lo que hice también en este caso allá por el 99-2000. Así llegamos a este Mosica & Mondongo de 1993 que fue, a la postre, su primer larga duración. Hoy Ixo Rai! se incorpora de pleno derecho en las críticas remember que se encaminan ya a las 350. Sea.

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Las Grecas – Gipsy Rock (1974)

Cincuenta añitos cumple en este 2024 un disco que todavía escuchado hoy sigue sonando fresco, adictivo y atrayente: Gipsy Rock de Las Grecas. Tenía previsto traerlo a la crítica remember de los viernes este año y qué mejor que hacerlo al día siguiente de haber escrito sobre el tercer larga duración de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, no en vano su autodefinida kinkidelia no deja de ser hija (o su prima, nunca mejor dicho en este caso) del Gipsy Rock en cuestión. Las Grecas eran las hermanas Carmen (Carmela) y Edelina (Tina) Muñoz Barrull, nacidas en Valladolid con poco más de dos años y medio de distancia temporal la una de la otra. Sin tener esa jondura necesaria para poder dedicarse al flamenco más canónico, purista y ortodoxo, pronto brillarían en la forma de armonizar y cantar a dúo por los palos más livianos y así conquistaron primero a Manolo Caracol y después a Lola Flores que las ficharon para sus sendos tablaos madrileños. Los visionarios José Luis de Carlos (productor) –junto a Gonzalo García Pelayo, uno de los responsables de llevar lo flamenco al siglo XX sea con el ‘sonido Caño Roto’ uno y con el rock andaluz el otro- y Felipe Campuzano (destacado pianista y con composiciones como “Amigo Conductor” o “La Minifalda” en el zurrón) ven posibilidades a la pareja y deciden editarles un single en 1973 con “Te Estoy Amando Locamente” y “Achilipú”. La jugada genera una inesperada revolución y tras despachar medio millón de copias en tres meses se publica, ya en el 74, Gipsy Rock.

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Red Wine – Sueños y Locura (2003)

En más de una ocasión hemos hecho referencia al segundo momento ‘de dulce’ (si contamos al de Barón Rojo y Obús como el primero) que vivió el heavy metal entre la salida del pasado milenio y la entrada del siguiente. Nombres como Mägo de Oz (en sus mejores años), Avalanch (con y sin Víctor), WarCry, Tierra Santa, Ankhara, Saratoga (y el spin off de Leo con Stravaganzza), Muro (y su posterior Silver Fist), Lujuria, Sphinx, Azrael, Saurom (todavía con Lamderth), Ópera Magna… Incluso delfines como Beethoven R, Ars Amandi, Ánima Sola, Adgar, Darna, Áspid, Cuatro Gatos, Dragonfly… Todos ellos vivieron en esos tiempos un periodo realmente esplendoroso, más si cabe si se establecen comparaciones con todo lo que vendría después. A esa vorágine creativa se sumaba desde La Rioja (cuna por excelencia de Tierra Santa, referentes absolutos) esta formación de nombre anglosajón con el que pretendían subrayar precisamente eso, el pertenecer a tierra de vinos… Vino Rojo. Pero tras unos escarceos… acabaron cantando en castellano. El caso es que por una serie de motivos siempre fueron una suerte de ‘patito feo’ del género, sin lugar nunca a engancharse del todo a esa estela, pese a que tuvieron bastantes oportunidades y, por qué no, también buenas canciones. Quizá les penalizó haber querido correr demasiado, puesto que este Sueños y Locura fue su tercer disco en tres años, tras debutar con el renombrado Hijos Del Despertar (se llamaba Red Wine) en 2001 y lanzar El Fin De Los Tiempos en 2002. El volumen que nos ocupa fue su cénit, puesto que Cenizas (¡de 2004!) no tuvo apenas alcance y la banda, cansada, acabaría despidiéndose con gira de despedida y regrabando temas en The End (2006). Hoy alzamos nuestra copa por ellos y por los que ya no están.

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Khamul – En La Habitación (2003)

«Las autoridades sanitarias advierten que escuchar metalcore cannábico puede alterar la percepción sensorial y crear brotes de euforia descontrolada». Así rezaba el interior de la contraportada del libreto de En La Habitación, el segundo disco de esta formación navarra de Burlada con el que perfeccionaron lo apuntado en su inicial maqueta de seis temas grabada en el año 2000, y un año después de su estreno oficial en La Flor, un álbum en el que colaboraba su paisano Brigi Duque, de Koma. Y ha sido precisamente esta semana, al hacer la crítica del primer disco de canciones nuevas de Koma en trece años, cuando recordé que por los estantes tenía este disco de Khamul. También el Retorcidos de ayer con el que Sôber dignifica las canciones de su debut de 1996 con el nombre de Sober Stoned (ahí sin acento circunflejo). Sonoridades metálicas en suma que en Khamul, en este disco especialmente, mantenían una rudeza propia de la cerveza sin filtrar o casera. Apuntaba maneras cercanas a los citados Koma, también al Hamlet de los tres primeros discos, pero sumando a la ecuación scratches y samples modestos pero usados en su justa medida. Algo que estaba muy de moda por entonces como hemos dicho al hablar en otras ocasiones de Ktulu y su ‘spin-off’ de Freak XXI. El caso es que compruebo al buscar el link a Spotify, que las canciones de este álbum ni siquiera han llegado a las 1.000, por lo que soy consciente desde ya de que no será una de las entradas más leídas de la sección. Tampoco es que importe. Hoy brindamos por Khamul.

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Rebeca Jiménez – Todo Llegará (2008)

Desde hace bastante tiempo tenía apuntado el debut de la segoviana Rebeca Jiménez como opción para crítica remember de los viernes (reconozco que la lista va por medio centenar de álbumes, lo que viene a ser un año entero y lo que, a su vez, hace complicado decantarse). Pero, pasadas las semanas fui consciente de que este año el Día Internacional de la Mujer iba a ser viernes, por lo que decidí que era un buen momento. ‘Sumarnos’ de alguna manera a la necesaria conmemoración en pro de la igualdad real, algo que hicimos en RockSesión desde el primer día. Sin ir más lejos, si la web abrió sus puertas de manera oficial a final de febrero de 2012, ese mismo año, apenas dos semanas después, compartíamos una playlist 100% mujeres. A lo largo de los años han sido muchas las artistas que han protagonizado críticas, remember, crónicas y #Mis10de. No es una cuestión de medallas, es una cuestión de normalidad, pero sí que consideraba necesario, dentro de la normalidad con la que trabajamos todo el año, que hoy la crítica remember tuviese también ese guiño. Y es que todavía asombran algunos titulares, algunas opiniones, algunas actitudes. Después de una década en la música, Rebeca Jiménez se estrenó en solitario con este Todo Llegará. Más de quince años después sigue en la brecha. Aquí nuestro recuerdo a ese comienzo, que tuvo un significativo éxito comercial como prueba la doble reedición que se realizó tras su lanzamiento. Allá vamos. Salud.

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La Dama Se Esconde – Avestruces (1985)

No fueron los más populares, no salen en las fotos retrospectivas, ni se para demasiado en ellos cuando los documentales o los reportajes ensalzan los tiempos de la Movida. Y, por descontado, estaban muy lejos de ser los que más vendían… La Dama Se Esconde (el nombre se inspira en La Dama de Shangai de Orson Welles, que no solo hizo Ciudadano Kane y La Guerra de los Mundos, claro) era entonces (y hoy lo sigue siendo) una suerte de ‘patito feo’ de lo que se vendió como moderno y como ‘cool’ cuando, paradojas de la vida, precisamente son propuestas como la suya las que sí tenían una enjundia musical, letrística, conceptual y artística mucho más perdurable y elevada que el consumo rápido de otra ‘facción’ de aquellos años. El grupo nació en Donostia en 1985 aunque sus dos integrantes (Nacho F. Goberna –encargado de la voz, guitarras, sinterizadores, y autor de todas las letras- e Ignacio Valencia de Assas –al bajo y las segundas voces) venían de compartir una experiencia previa en los más transgresores si cabe Agrimensor K (cabecera inspirada en Franz Kafka). Y eran distintos porque a su trepidante base rítmica secuenciada se sumaban desarrollos y escaladas melódicas más intrincadas, arreglos de saxo, trompeta o cuerdas, cantaban bien (que también es un plus) y unas letras que buscaban una elevación conceptual algo mayor, usando como inspiraciones desde ‘El Señor de los Anillos’ de Tolkien a la crudeza más existencial y melancólica del mencionado Kafka. Curiosamente, el paso de los años les hizo intentar ‘mimetizarse’ con el triunfo imperante, perdiendo algo de personalidad y originalidad, hasta que acabaron por dejarlo en 1993, regalando ‘un bonito cadáver’ musical al que todavía algunos personas nostálgicas recuerdan de vez en cuando. Tarde o temprano tenían que estar en esta ventana retrospectiva de cada viernes.

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