León Benavente – Vamos a Volvernos Locos
Tercer larga duración para el cuarteto León Benavente. El difícil disco que viene tras la explosión definitiva de público que supuso su anterior y espectacular gira (doy fe). Quizá sea por esa dosis extra de responsabilidad, la banda se recluyó del ruido para no traicionar la autenticidad que les ha encumbrado, con un sonido que combina tantas cosas que es imposible encasillarlo por más que lo intenten. Y solo hay que poner una dosis mínima de atención a sus canciones (sin prejuicios) para darse cuenta de ello. Si a su imponente ejecución, con César Verdú a la batería y percusiones, Luis Rodríguez a la guitarra y Eduardo Baos al bajo y sintetizadores, se le suma la gran capacidad lírica de Abraham Boba (voz, órgano, percusión…), el resultado es el que es. Que es una de los grupos más recomendables de toda esa escena en el saco sin fondo que se ha dado por llamar indie. Pero, lo he escrito alguna vez, ellos, como Novedades Carminha, como Carolina Durante… son fallos y fallas en el sistema. Gente que está ahí como podría estar en cualquier otro sitio. Espíritus libres y creíbles. Siendo cuatro tipos, han optado porque todas las colaboraciones tengan voz de mujer: Amaral, María Arnal, Miren Iza (Tulsa), pero también Sara Condado y coros de Malena Morón, Martina Morón, Anna Mir… Así escuchamos Vamos a Volvernos Locos.
Antes de meternos en la música, vamos con los datos técnicos para los amantes (que todavía los hay) de las gestaciones. El disco fue grabado por Cristian Barros en El Cariño (Mozota), entre los meses de enero y abril del presente año. La mezcla corrió a cargo de Jordi Mora en La Jungla (Corçà) en mayo. La masterización, como denominación de origen respetada, en los Ultramarinos Mastering de Víctor García, en el mes de junio. El espectacular diseño, no ya de la portada, sino también del interior, viene de la mano de Coqué Azcona, a partir de fotografías de Jorge Fuembuena.
Ya venían demostrando una honestidad brutal (que decía aquel) siendo los músicos de habitual banda en directo de Nacho Vegas, pero si hay algo que ayuda a que León Benavente se tome las cosas como se las toma, que suene como suena y que cante lo que canta es que el triunfo les haya llegado con la cuarentena cumplida. De esta forma, nunca han escondido cartas y en sus letras han plasmado muchas situaciones autobiográficas. Desde ese punto de vista debemos encarar la entrada, de seis minutos que pasan volando, de ‘Cuatro Monos’. Una extensa introducción de protagonismo vocal y una instrumentación expectante que explotará con la furia conocida y con esa muralla de sonido (sin sacrificar melodía) donde guitarra, percusión y efectos van a una. Una presentación liberadora y que es una declaración de intenciones, como el título del disco, vamos a darlo todo, porque nos lo pasamos bien… “mientras el mundo gira, siempre habrá algo que contar”.
‘Amo’ es uno de los caramelos del disco. Con esa (también) habitual forma de montar las canciones, de estructuras cíclicas, casi marciales, como ya hicieran en ‘Gloria’ o ‘Ser Brigada’. ‘Amo’ jugaría en esa liga aunque quizá le falta un bloque más para ser homólogas al completo. La canción crece en rabia, en efectos y en intensidad amatoria, con Eva Amaral bordando las segundas voces y las apostillas aquí y allá. El punto sado que le da que la repetición de “amo tu nombre” cambie a un simple “amo” tras cantar aquello de “Déjame (…) ser la sombra de tu perro”, es uno de esos juegos con los que Boba nos hace siempre esbozar la sonrisa de la intencionalidad.
Algo así se repite en la sardónica y ácida ‘No Hay Miedo’, donde una intencional casquivana melodía y arreglos ridiculizan a la persona que protagoniza el texto, cómoda en su mundo de autoerotismo (esto es, selfies narcisistas de aspirantes –o aspiradores- a influencers) y capital (consumismo). “No hay gotas de sangre, ni tragedia en el mar”. Bravo, que sigue vigente para ‘Como La Piedra Que Flota’. Una suerte de medio tiempo contenido con una brillante línea de bajo y un estribillo redentor y con la colaboración de la siempre espectacular María Arnal (no dejen de escuchar el inagotable detallista 45 Cerebros y 1 Corazón, con Marcel Bagés). El momento eléctrico y afortunado de sentir la felicidad.
La primera parte del disco que, por cierto, en el CD se identifica cual vinilo con cara A y cara B y con carpeta propia para el propio plástico, se va al otro extremo. ‘La Canción del Daño’ es una frío, crudo y duro retrato de los tiempos que corren. Soledad mientras estamos rodeados de gente. Estar siempre ‘en línea’. Revisar correos. Digerir información. Vidas ajenas…”es terrible empezar a conocerse de verdad”. Un estribillo monótono que no da concesiones a que escapes: “la canción del daño habla de ti”. Más dosis de realidad en ‘Ayer Salí’, otro tema con luces fluorescentes, ritmos tribales y distorsiones abrasivas, de las que queman. Ascensión y caída. Búsqueda y vacío, donde se mueven como peces en el agua. ¿Quizá sea el protagonista de ‘Gloria’, buscándola? Acabo de hacerme la pregunta a la vez que lo tecleo. Lo veo más que probable.
La tercera de las grandes colaboraciones llegará con Miren Iza (Tulsa) en ‘Mano De Santo’, que nos recibe con unos teclados muy Kraftwerk en los fraseos y el estribillo también se mueve en ese corte disco-ochentero al que nunca le han hecho desprecio. Otra historia interpersonal que aquí guarda un recuerdo feliz que viene a ser algo así como una constante de salvación. Retrato político para la furibunda ‘Disparando a los Caballos’, que en su machacona distorsión me recuerda un tanto al ‘Dos Lunas’ de Quäsar con el cuarteto Ars Nova, la banda que montó el inolvidable Jesús Arias, ideólogo del Omega de Lagartija Nick y Enrique Morente. El crescendo nos lleva a un estruendo, tan propio y similar al jaleo político que nos viene campaña tras campaña… y como llevamos tanto tiempo sin dejarlo…
En el dúo final, nueva ración de existencialismo en la semirapeada ‘Volando Alto’, que nos regala un estribillo vacilón y bailongo y, como un reverso de la misma moneda con dos cruces, pero más limpia y positiva, la cara B se cierra de manera similar a la A, con ‘Tu Vida En Directo’. Un carpe diem sin grandes fuegos artificiales pero con el realismo de saber que la vida no es tan perfecta como soñamos, pero que es la única que tenemos.
La gira de presentación del álbum viene kilométrica, y eso que faltan todavía los festivales por anunciar. Lo que ya sí se puede decir es que nos veremos el 24 de enero, día del periodista, curiosamente, en el Auditorio Municipal Maestro Padilla.
Lista de canciones – tracklist:
- Cuatro Monos
- Amo (con Eva Amaral)
- No Hay Miedo
- Como La Piedra Que Flota (con María Arnal)
- La Canción del Daño
- Ayer Salí
- Mano De Santo (con Miren Iza)
- Disparando a los Caballos
- Volando Alto
- Tu Vida En Directo
Publicado el septiembre 26, 2019 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, León Benavente, Vamos a Volvernos Locos. Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.
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