Sôber – La Sinfonía del Paradÿsso. Directo en Las Ventas
Cierre del círculo el que realiza Sôber con la edición del concierto final de la gira que vino motivada por la reedición sinfónica de Paradÿsso, el disco que hizo tocar la cima de popularidad, crítica y ventas a la banda allá por 2002. Y así debe ser. Cuando un grupo realiza el esfuerzo de realizar adaptaciones sinfónicas de su repertorio, como la realizada por la Orquesta de Cámara de Siero, con dirección de Manuel Paz en aquel disco de estudio, qué menos que marcarse una grabación en vivo como sueñan casi todos pero solo hacen los muy grandes. En España no tenemos demasiados casos y los que hay, por lo general, han sido bastante modestos. Destacaría, junto a Sôber, las de Celtas Cortos en In Crescendo (quizá ‘fácil’ por la ya de por si instrumentación característica de la banda) y la de WarCry. Y tiene mérito lo de la banda del acento circunflejo porque si ya es complicado de por sí el mundo de los directos en estos tiempos donde todo el mundo ‘da por fichado’ con ver a los grupos una hora en un festival, más si cabe si hablamos del montaje escénico y de personal que requiere un concierto sinfónico. Así que, entiendo, que debe de haber mucho de autorrealización y gustazo personal en todo lo que rodea a esta sublimación de los once cortes de Paradÿsso y otros cinco temas que completan el repertorio, sumando dos a aquella visión del estudio. La guinda viene con colaboraciones, escasas pero emotivas por distintos motivos, como las de Morti, Ruth Lorenzo, Alberto Marín y Manuel Reyes senior, además del popular Jorge Marrón.
Oara la grabación en ‘el invernadero’ de Las Ventas, la formación en su cuarteto habitual de la última década (Carlos y Jorge Escobedo y Bernadini, junto a Manu Reyes), se acompaña de su mano derecha de confianza Alberto Seara a los mandos del sonido y con la Barcelona Rock Orchestra como sinfónica.
Se abre la lista con ‘Animal’ y ‘Reencuentro’, dos de esos temas que no tuvieron ese relumbrón de gran parte del álbum, repleto de singles, pero que viene a ser una excelente base para hacer el disco irrepetible. La primera presentando arreglos barrocos para reforzar ese punto stoner, árido y desafiante del tema, en lo que fue quizá la mejor revisión vocal del álbum. La segunda, sigue siendo ‘el bicho raro’ con esa estructura menos lineal y de alternancia de tempos, que casi se puede decir que fue un auténtico redescubrimiento y con un aura casi apocalíptico cuando atruena la orquesta.
Después de entrar en calor con estos dos temas, ahora sí, llegan dos joyas de la corona. ‘Eternidad’ y ‘Lejos’. El arranque es más sutil y delicado pero el desarrollo de la canción le da un mayor protagonismo a la orquestación para crear una atmosfera propia y diferente a la original antes de las últimas repeticiones del estribillo, sacrificando distorsión por el preciosismo de los arreglos. La segunda mantiene el fulgor del inicio, luminoso en esos violines de entrada y armónico y turbulento tras el break central hacia el crescendo de la coda tan emocionante y visceral.
En ‘Náufrago’, de Superbia, aparece la primera de las colaboraciones, de Morti, viejo conocido del universo Sôber, al haber sido el vocalista de Skizoo, con Jorge Escobedo y Antonio Bernardini. El ‘gigante’ siempre certero y sobrio, borda la colaboración en una balada deliciosa. El efectismo de guitarras de ‘Cápsula’ hace que la canción, a mi modo de ver, sea una de las más complejas de afrontar. Me paso en el estudio y me pasa en el directo, que vuelve a cambiar la coda con respecto a la original, sin desmerecer, en cualquier caso. En el caso de ‘Hemoglobina’, la melodía principal del fraseo, de matices orientales, gana con el arrope mientras que el estribillo mantiene el desagarro de su versión pretérita. El músculo de la orquesta en esta canción me sigue recordando más que ninguna otra al S&M.
‘El Hombre de Hielo’, desgarradora y sobresaliente en su primera versión, perfecciona su querencia sinfónica y sigue poniendo los pelos de punta al grito de Carlos tras la primera estrofa. La canción es una auténtica maravilla y multiplica su mensaje y su dolor en una interpretación magistral y justificante por ella sola de todo el proyecto. Entregado ya a la causa del todo a partir de este tema, me alegra que ‘Vacío’ sea otro dos los temas distintos a Paradÿsso añadidos al repertorio. Pese al desliz del estribillo, la crudeza de la canción y la angustia de la letra quedan resaltadas con la belleza orquestal.
Mi canción favorita de toda la discografía de la banda, ‘Paradÿsso’, cuenta con la colaboración especial de Ruth Lorenzo, que suma más intensidad y el punto lírico del metal sinfónico de voz femenina tan europeo. Pese algún ligero descontrol, propio de la efusividad del momento, la versión es excepcional. Para escuchar en bucle. ‘No Perdones’ y ‘Mis Cenizas’ se presentan como dos trallazos compactos y urgentes, apenas superando los tres minutos. La primera tira más de empaque que de alardes; la segunda multiplica la intencionalidad arengadora de la canción, que siempre me entró por lo perfecto de su estribillo engarzado que, por sorpresa, desvela a Jorge Marrón como vocalista, frente al personaje televisivo de El Hormiguero. El solo, afilado y metálico de Alberto Marín, a quien hemos loado aquí de manera constante desde Def Con Dos, Hamlet o Ankhara. Entre ellas, el mítico ‘Arrepentido’ como un ejercicio catártico y coral, con su ángel caído bíblico. Un tema que marca a una generación entera de metaleros.
Como ya apunté, ‘Diez Años’ gana en grandilocuencia con unos metales atronando sobre el conocido y excitante riff inicial. Posiblemente, una de las mejores revisiones gracias a los aderezos que se deslizan por el estribillo y el mantenimiento del protagonismo de una batería enérgica aquí a cargo del mítico Manuel Reyes, durante décadas motor de Medina Azahara, que no deja de ser curioso que precisamente unos teclados ganen cuerpo en el tema. “Ab exordio generis humani, ab exordio mundi vitae, a superbia initium, sumpsi omnis perditio”, el medio tiempo de ‘Superbia’ nos acerca al final entre arpegios, mientras ‘Loco’, cómo no, nos lleva a la salida en un gran directo y con una sorpresiva aceleración final que deja literalmente sin aliento.
Después de varios años dedicados al proyecto y tras la subida de nivel que supuso Vulcano, habrá que ver cuáles son los siguientes pasos a seguir de la banda y cómo afecta todo este enriquecimiento armónico a la composición de sus nuevas canciones, aunque ya sean lejos de lo sinfónico.
Lista de canciones – tracklist:
- Animal
- Reencuentro
- Eternidad
- Lejos
- Náufrago (con Morti)
- Cápsula
- Hemoglobina
- El Hombre De Hielo
- Vacío
- Paradÿsso (con Ruth Lorenzo)
- No Perdones
- Arrepentido
- Mis Cenizas (con Jorge Marrón y Alberto Marín)
- Diez Años (Manuel Reyes Sr.)
- Superbia
- Loco
Publicado el junio 9, 2020 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Directo En Las Ventas, La Sinfonía del Paradysso, Sober. Guarda el enlace permanente. 5 comentarios.
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