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Paco Ventura – Madre Tierra
Después de hablar el lunes de Las Hojas de Otoño, el segundo disco en solitario de su compañero y hermano en Medina Azahara, Manuel Martínez, quería haber traído la crítica de este Madre Tierra ayer, martes, por aquello de darle continuidad a ambas apuestas en solitario. Si bien ‘el asunto’ Extremoduro y otras circunstancias me han llevado a publicarla hoy. Valga como introducción lo dicho ayer con el inconfundible vocalista para este nuevo artefacto sonoro de Ventura. Oportunidad o necesidad. Es difícil encuadrar por qué a estas alturas vuelven Manuel Martínez y Paco Ventura, eso es, el vocalista y letrista de Medina Azahara y el guitarrista y compositor inconfundible de la histórica banda cordobesa a separar sus caminos para el lanzamiento de un nuevo disco en solitario. Sobre todo cuando uno escucha a uno y al otro y, salvo sutiles arreglos, poco se llevan con la cabecera madre. Imagino que es más un paréntesis de tiempo, a lo cordón sanitario, por darse un margen en el inagotable ritmo de publicaciones que lleva Medina, que sale a una media de disco por año y medio, sin parones indefinidos mediante, ni zarandajas modernas de ningún tipo. Además, Ventura anda más habituado a ello. Bajo su nombre ya atesora cuatro: Aventura, de 1997, Sol Navajo de 2009, Black Moon de 2015 (este con canciones) y, siguiendo con el aura naturalista, Madre Tierra, vuelta a lo instrumental, publicado hace escasos meses.
Manuel Martínez – Las Hojas de Otoño
Oportunidad o necesidad. Es difícil encuadrar por qué a estas alturas vuelven Manuel Martínez y Paco Ventura, eso es, el vocalista y letrista de Medina Azahara y el guitarrista y compositor inconfundible de la histórica banda cordobesa a separar sus caminos para el lanzamiento de un nuevo disco en solitario. Sobre todo cuando uno escucha a uno y al otro y, salvo sutiles arreglos, poco se llevan con la cabecera madre. Imagino que es más un paréntesis de tiempo, a lo cordón sanitario, por darse un margen en el inagotable ritmo de publicaciones que lleva Medina, que sale a una media de disco por año y medio, sin parones indefinidos mediante, ni zarandajas modernas de ningún tipo. Este Las Hojas de Otoño es el segundo en solitario del hombre de la melena permanente tras En Cuerpo y Alma, publicado en 1998. Por su parte, Paco Ventura, bajo su nombre, ya atesora cuatro Aventura, de 1997, Sol Navajo de 2009, Black Moon de 2015 y, siguiendo con el aura naturalista, Madre Tierra también en 2019. También es curioso, al hilo del arranque, que para este disco Martínez ha contado como mano derecha al teclista de Medina, Manuel Ibáñez y también su último baterista, Nacho Santiago, incluso el bajista, Juanjo Cobacho, firma un par de temas. ¿El resultado? Matices modernistas, pero la esencia de siempre.
Taifa – Embrujo
Si Medina Azahara son los hijos naturales de Triana, podríamos decir, por situarnos en perspectiva, que Taifa lo son de los cordobeses (no hay que olvidar que su debut, Más Allá del Sur -1999- estuvo producido por el propio Manuel Martínez). Especialmente en todo lo que tiene que ver con el reflejo de la música andalusí y arábiga en su cancionero, que no es poca, y ha sido una constante desde su debut hasta nuestros días. Desde Mallorca, Luis Massot, Miguel Maya y Antonio Medina agolpan ese escarceo entre la distorsión y lo oriental para llevarlo a terrenos más progresivos, apuntes flamencos, ritmos andalusí y un mestizaje que a veces raya en lo obsesivo. Unas letras profundas (escritas durante un viaje a la India) y un sonido más contundente, se abren camino a nuevas sonoridades con colaboraciones de músicos de diferentes razas y culturas. Una fiesta de la integración para este cuarto trabajo, con el que siguen su senda de autenticidad.
Medina Azahara – Las Puertas Del Cielo
“Solo esperamos que sólo haya sido casualidad, que esto no sea el principio de nada”. Así terminaba mi crítica de ‘La Memoria Perdida’, el disco anterior a este nuevo lanzamiento de Medina Azahara. Ahora que tengo en mis manos su sucesor, respiro aliviado. Los cordobeses vuelven al tajo con un tesón encomiable después de que Manuel Martínez y Paco Ventura lleven más de 35 años en la escena. Hay muchos grupos con esa edad en nuestro país, pero ninguno con la capacidad de publicación de ellos. Es lo primero que hay que reconocerles, aunque unas veces estén más atinados que otras. No es que me desagradara ‘La Memoria…’, pero sí que las colaboraciones, el cambio de formación, de sello y sobre todo el contenido, de tempo lento… Hacían temer una cierta continuidad a la baja. Por suerte ‘Las Puertas del Cielo’ consigue varias cosas que nos hacen recordar que esta es una de las bandas más grandes que ha dado nuestro rock.
Medina Azahara – La Memoria Perdida
Cambios de formación con algo de polémica, cambio de sello discográfico, colaboraciones de pop y flamenco… Cuando llevas 16 discos de estudio, tres directos, cinco recopilatorios… debe ser difícil poner otra piedra en una carrera maratoniana. ‘La Memoria Perdida’ es la nueva entrega de los cordobeses Medina Azahara. Una propuesta generosa en duración (una hora), con catorce canciones, dos versiones extra de dos de ellos, una revisita a un tema y otra nueva versión de… Triana. A Manolo Martínez y Paco Ventura ya los conocemos y es complicado que a estas alturas revolucionen su sonido, pero sí que hay sorpresas, sí.
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Medina Azahara – Sin Tiempo
Medina Azahara ya era grande cuando salió a la calle ‘Sin Tiempo’. Nacidos de ese rock andaluz con gusto por el rock progresivo (nunca se reconocerá lo suficiente esa cantera con Triana, Alameda o los primeros Medina como ejemplos) tenían ya cinco discos en estudio y un alabado directo cuando en 1992 arrasaron con un álbum para la leyenda. Nueve temas sin desperdicio que comenzaban a apuntar a una vertiente más hard y heavy, con espacio para las baladas, otro de sus puntos fuertes.
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