Los Brazos – Gas

Los Brazos GasDeja entrar al sheriff que viene para hacer justicia. El orden lo pone Gas y la justicia es que, por fin, la banda tenga el reconocimiento en nuestro que se ha ganado a base de carretera y manta, por ejemplo en Estados Unidos, donde recorrieron 4 estados y 7 ciudades con 10 conciertos. Muchas de las nueve canciones que conforman el tercer disco de la formación bilbaína, tras el debut de versiones Delay, 10 Classic Tracks y el posterior propio Welcome To Los Brazos se han granjeado y forjado en esas sesiones de directo y kilómetros. Eso hace que ese aura de blues-rock, swing, country, rock sureño y demás estilos polvorientos norteamericanos suenen creíbles y como un puñetazo en la mesa envidando… al póker. Los Brazos es un power trío formado por el vocalista y guitarrista Guillermo Gutiérrez, “William”, Alberto Chamorro, “Koki” a la batería y José Miguel Gándara “Txemi” al bajo. Ellos se bastan para prenderle fuego al sonido con su inflamable combustión.

Con esa frescura descarada de bar de luces de neón, Gas se grabó en dos sesiones en ‘El Chalet’, local de ensayo de la banda, en directo, sin trampa ni cartón, con los mandos de Saúl Santolaria. Es cierto que de por sí es corto (35 minutos) pero en cualquier caso la escucha se aligera aún más porque casi puede ser tomada como una jamsession en la que los citados géneros se revuelcan por el suelo al compás de una conjunción brillante.

‘FearlessWoman’ es la encargada de abrir la lista y lo hace con una entrada que genera expectación y que pronto muestra un riff sencillo, sureño y pegajoso a más no poder. La calidez vocal de William atempera las emociones que van deslizándose por el manual de estilo. Su final, casi inesperado, engarza con la festiva ‘Not My Kind’, con una brillante melodía country y una juguetona batería que termina de hacer sonreír (la letra también ayuda). Willie Nelson estaría orgulloso del tema, sin duda. En ‘Randall’ llega un tema más hard, contemporizado hacia un brillante break con solo de guitarra y acompañamiento sutil de batería. En la coda final, el tema se acelera para que no se te olvide que aquí has venido a rockear como si estuvieras ardiendo.

Boogie’ hace honor a su nombre y presenta un tema rápido y dinámico. Un ejercicio rítmico donde acaba enamorando el golpeo de ‘Koki’ y la sobriedad de guitarras que solo dan concesión en unos pocos segundos. Con ‘Say My Name’ (tan Breaking Bad) encontramos un rockabilly endemoniado que en la melodía vocal te recordará irremediablemente al Elvis más pélvico. La entrada de guitarras de ‘Black Sheep’ son puro Black Sabbath, casi falta esperar el grito de Ozzy. Un ritmo entrecortado y enrevesado de rock setentero que completa la variedad del álbum. Tras la presentación del corte, el desarrollo de guitarra es de esos que te gustaría ver alargados en directo.

En el último tercio del álbum, ‘Guardian’ pone el pie en acelerador y sigue la senda del rock más compacto, apoyado por unos coros que elevan la temperatura. Menos de tres minutos que son puro hedonismo y diversión desenfadada. Todo lo contrario que ‘Tales’, el tema más extenso de la lista, con siete minutos de lenta progresión bluesera con una melodía vocal con cierta dosis de decadencia y lo justo de súplica. Para cerrar, un swing canónico y con porte que firmaría el mismísimo Brian Setzer. Un excepcional colofón para un disco que es algo así como una colección de sonidos clásicos, que pueden convivir tranquilamente en tu estantería con cualquier gran nombre de los géneros citados.

 

En Spotify.

Tracklist:

  1. Fearless Woman
  2. Not My Kind
  3. Randall
  4. Boogie
  5. Say My Name
  6. Black Sheep
  7. Guardian
  8. Tales
  9. Rose Tree

 

 

 

 

 

Publicado el noviembre 5, 2015 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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