Viña Rock 2017. Viernes, 28 de abril
Riot Propaganda, Capitán Cobarde, The Locos, Los News, Sonido Vegetal y Serial Killerz fueron los encargados de la fiesta de bienvenida, esa que siempre me he de perder por compromisos laborales. Con esa angustia casi existencial y metafísica que provoca ver que, cada día, las previsiones meteorológicas eran cada vez peores en la cuenta atrás hacia Villarrobledo, el Viña Rock alzaba oficialmente el telón en la jornada del viernes, 28 de abril, con una suculenta oferta que, pese a la cantidad, nunca parece contentar a todo el mundo. Todos tenemos un cartel a medida, nuestras fobias, nuestros favoritismos, pero que, con lo que se ofrece, uno se puede hacer un Viña a medida también es cierto. Un año más, el noveno consecutivo en lo personal, el sexto desde que RockSesión abrió la persiana, estuve en Villarrobledo contra viento y marea. Recordando que la omnipresencia no es posible, hablaremos de Azero, Mamá Ladilla, Vita Imana, Sínkope, Inconscientes, Lendakaris Muertos, Miguel Campello, Boikot y Mägo de Oz. (FOTO: Marina Ginés. De Boikot y Campello: Jota Martínez. De Mägo de Oz: Nerea Coll. Uso libre citando fuente y autor).
Aunque es un tema estrictamente extramusical el Viña nos empezó torcido el primer día a los medios de comunicación, por una ‘novedosa’ regla impuesta en la entrada y salida de los fosos. Tal es así que RockSesión no pudo acceder a tiempo a hacer fotos de los maños Azero. Una banda con veinte años de experiencia pero que tuvo que ganar un concurso de bandas para colarse por primera vez en el cartel del Viña Rock. Una pequeña satisfacción personal al conocerles desde su estreno en ‘Rock De Pueblo’ allá por el año 2000 y de acompañarme en la maleta su ‘Manos Arriba’ desde 2009. ‘Made In Teruel’ y riffs honestos para abrir la tarde en el escenario Villarrobledo.
El rock tomaría su lado más hedonista con los siempre necesarios Mamá Ladilla. No son los más fotogénicos, ni tienen una puesta en escena demasiado espectacular, pero sus complejos desarrollos y esas coplas de letras tan llenas de gracias, a veces más cerca del intelecto, otras más cerca de la primera fase de Piaget, los hacen un valor seguro. Por lo general fue un concierto tirando más a lo viejuno que lo nuevo, ‘Letras Guarras’, ‘Obcequeitor’, ‘Naces, Creces, Te Jodes y Mueres’ dieron la bienvenida. Como suele ser habitual, los más celebrados fueron ‘Cosas Que Joden’, ‘Mi Jefe’, ‘Aparta, Papá’, ‘Surfin Papa’, el fragmento de ‘Mi Nave Mix’, ‘Cunnilingus Post Mortem’, el ‘Ay Qué Dolor’ chunguitero y, cómo no, ‘Sucedió en Beckelar’ y ‘Chanquete Ha Muerto’, para cerrar con ‘Ataca’ y, de manera sorpresiva, con ‘Fundamentalistas’.
Vita Imana volvía a subirse a un escenario más de un año después. Un tiempo en el que han estado gestando con mimo y cuidado su cuarto disco ‘El M4L’, salido apenas dos días antes del su paso por Villarrobledo. Pese a ello, cayeron varios temas del mismo, como ‘Génesis’, que abrió o, precisamente, el que le da título. Una puesta en escena llena de energía, potencia y puro hipnotismo en cada uno de sus componentes. A día de hoy no hay dudas de que es la mejor banda de metal extremo del país. Y no se dejaron clásicos como ‘Gondwana’, el himno ‘más comercial’ (si es que se puede llamar así) ‘Seis Almas’, el trallazo de ‘Un Nuevo Sol’, la certera ‘Paranoia’ o ‘Animal’. Un auténtico pelotazo adrenalínico que nos devuelve a una banda destinada a comerse cualquier escenario.
En el caso de Sínkope el concierto se preveía con pocas novedades y así fue. Tampoco beneficia demasiado el formato festival a la banda. Habituados a largas canciones y a un crecimiento progresivo de emociones e historias, el hecho de que su repertorio se tenga que circunscribir a nueve temas juega un poco en su contra. Pese a todo, los extremeños volvieron a demostrar que el rock más clásico sigue siendo necesario frente a la invasión trompetera. ‘Tirando De Rama’, ‘Cuando No Te Pones Falda’ o ‘Encanutao’ abrieron el repaso de ‘tiros hechos’, como ‘Matar Se Me Olvida’, ‘El Carro de la Vida’, ‘Humo De Contrabando o ‘Al Socuello de tus Pechos de Seda’. Da gusto escuchar a una banda de ‘corte poeta’ que no ha supeditado las guitarras a los textos. Cerrarían ‘A Merced De Las Olas’, mi favorita, y ‘En Tarros de Miel’, el rocanrol-aquelarre esperado.
Con un look descaradamente Zappa, Iñaki Antón se puso al mando de los Inconscientes, con el músculo musical de Extremoduro (Cantera, Miguel, Erkoreka) y Jon Calvo en la voz, para abrir, después de la primera tanda de la gira por salas, el tiempo de festivales. ‘Quimeras y Otras Realidades’ les devuelve a la carretera y el público del Viña sí respondió a la llamada pese a que les tocó lidiar con lluvia. Al contrario de lo recogido en algunas opiniones sobre la gira de salas, la banda sonó especialmente bien en su actuación. (De hecho, creo que por primera vez el escenario ‘metálico’ fue el que mejor sonido tuvo de todo el festival). ‘Otra Realidad’ abrió el combate, que se desarrolló con esos estribillos y riffs tan ‘marca personal’. Toda una lección de estilo de inicio a fin, ‘Arden Las Sábanas’ y ‘Detrás del Universo’ anticiparon el ‘Voy a Acabar Borracho’ de Platero, que dio en todo el gusto al personal. ‘Una Vez Más’ y ‘Polvo Eres’ preludiaron la impresionante ‘Dentro De Una Botella’ que sonó tan intensa y descarnada que fue uno de los mejores momentos de todo el festival. Todavía quedaría ‘El Último Hombre Libre’ y, la también plateresca ‘Hay Poco Rock’n’Roll’ para prolongar el clímax.
Menos tenía que ofrecer los buenos de Lendakaris Muertos. El cuarteto repetía presencia en el Viña después de que el año pasado se cercioraran de que el público se lo pasa en grande viéndolos, por más fallos que cometan en los acordes. No era difícil, por tanto, superar el listón y cumplieron con una actuación quizá menos descabalgada, pero igual de efectiva. Quizá ese ‘algo más de control’ vino motivado por los problemas que generaron las vallas, que flaquearon con Sínkope y que sucumbieron con los navarros hasta el punto de tener a una docena de agentes aguantando la posible avalancha. El ‘Detector de Gilipolleces’, por tanto, se puso en baja frecuencia sin que por ello no se anduviera ‘Drogopropulsado’ en ‘Modo Dios’ y ‘Pasao de Rosca’. El ‘meneo’ al repertorio hizo que una de las postreras del año pasado, como ‘Húngara Chúngara’ apareciera pronto, pero no impidió que ‘Eta, Deja Alguna Discoteca’ y ‘Veteranos de la Kale Borroka’ cumplieran su provocativa misión al final.
Lo que regular empieza, regular acaba, el tema de la valla impidió que los fotógrafos pudieran entrar de nuevo al foso (aunque al final algunos lograron colarse con paciencia), si bien la organización cumplió a la perfección esta deficiencia facilitando fotos de los artistas que les pedí: Miguel Campello, Boikot y Mägo de Oz. El ‘chatarrero’, aprovechando el descanso de elBicho, sigue demostrando (a los que nos gusta el influjo flamenco) que sigue teniendo chispas mágicas en su quiebro doliente, aunque en su presentación a solas no requiera de tanta distorsión ni de tanto desarrollo progresivo. ‘Lo Tuyo y Lo Mío’, ‘Agua, Pan, Amor y Vino’ o ‘Poeta De La Furgoneta’ sonaron con su justa intensidad, aunque los momentos más incendiaros siempre vienen de la banda madre, como el ‘De Los Malos’ final.
Un viejo amigo de la casa me recordaba que Boikot siempre se despide del Viña Rock diciendo “hasta el año que viene” y dicen también las estadísticas que es el grupo que ha estado en más ocasiones en el evento. Por algo será. Todos los hemos visto tantas veces que ese ‘factor sorpresa’ es inútil con ellos, pero al final casi siempre convencen por más pereza que sintamos ante una enésima ocasión. Lo que hacen lo hacen bien y su repertorio hace tiempo que ha sido remozado hasta reducir la ruta del Che a pura carácter testimonial. Nueva puesta en escena y abriendo con el tema más reciente, el ‘Jarama’ que recuerda la batalla madrileña y la presencia de brigadas internacionales, especialmente irlandeses. Y es que después de la canción latinoamericana o los Balcanes, era una sonoridad por explotar. El resto fue, más o menos cambiado de orden, lo esperado: ‘Inés’, ‘Naita Na’, ‘Korsakov’, ‘Hasta Siempre’, ‘Skalashnikov’, ‘Tierra Quemada’ o los ‘Amaneció’ y ‘Grito En Alto’. Vini, vidi, vinci.
La jornada laboral la cerraría con Mägo de Oz. Tenía verdadera curiosidad profesional por ver por primera vez a Zeta al frente de la voz (no se me han puesto a tiro antes) y también de saber cómo respondería el Viña Rock a la llamada de la bruja después del funesto recuerdo que dejó su actuación en la edición de 2009. Pues bien, fue el lleno más incómodo que recuerdo en la historia reciente del escenario lateral. Ni la organización lo imaginó al no darles el central… Quizá contaban con que la mayoría de público boikotero se quedaría con Canteca de Macao pero el caso es que en los primeros quince minutos era literalmente imposible entrar y desplazarse sin tener que dar empujones. Todo un triunfo para la banda que, sin centrarse en exclusividad en el Finisterra, sí que primó con generosidad el disco que supuso un punto de inflexión en su carrera (para bien y para mal). ‘Satania’, ‘Hasta Que El Cuerpo Aguante’ o ‘El Que Quiera Entender Que Entienda’ se colaron entre ‘Hoy Toca Ser Feliz’, ‘Cadaveria’, ‘La Posada De Los Muertos’ o ‘La Costa del Silencio’, para cerrar con las habituales ‘Molinos de Viento’ y ‘Fiesta Pagana’.
La jornada en los escenarios principales concluiría con dos aportaciones foráneas, la de los italianos Banda Bassotti, siempre preferibles a sus vecinos Talco, y con los canadienses de ensoñación escocesa, The Real McKenzies. Aunque a esas horas la libreta ya estaba enfundada.
Publicado el mayo 3, 2017 en Crónicas Conciertos y etiquetado en Azero, Boikot, Crónica Conciertos, Inconscientes, Lendakaris Muertos, Mago de Oz, Mamá Ladilla, Miguel Campello, Sinkope, Viña Rock, Vita Imana. Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.
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