Vita Imana – Bosa

Hace poco más de un año, las redes sociales de Vita Imana informaban de un pequeño terremoto que, para sus seguidores, hacían temblar los cimientos de la posible continuidad de una de las mejores bandas de metal extremo de nuestro país. Con más de diez años de trayectoria en la formación, el guitarrista Puppy decidía dejar la banda y Javier Cardoso, su vocalista, salía también del grupo por discrepancias con el resto de integrantes. Dos pesos pesados, referentes en los directos y discos de la formación. Como si de un parto se tratara (curioso símil si tenemos en cuenta la historia narrada en el tortuoso, cruel y complejo El M4l), nueve meses más tarde la banda recuperaba las constantes vitales con la canción nueva alineación y, lo mejor de todo, con un adelanto del inminente nuevo disco, este Bosa. La nueva etapa de la banda, tras los cambios, queda como sigue, Román García y Diego López a las guitarras, Miriam Baz a la percusión y voces, Toni Mero Mero en las voces (antes en Cuernos de Chivo y colaborador habitual de Leo Jiménez), Daniel García en la batería y Pepe Blanco en el bajo y también en coros. La bestia de Vita Imana ha vuelto, con una base de sonido bastante familiar a las entregas anteriores pero con una menor ambición conceptual y complejidad en las formas.

Producido por el sempiterno amigo de la banda, Álex Cappa,y la propia formación, con grabación, mezcla y masterización de Álex Cappa en The Metal Factory Studios de Madrid, con Pablo Rousselon como ingeniero asistente. Como apuntaba, no es que a Vita Imana le haya dado ahora por componer singles de radio, pero sí que, entre los cambios más destacados, se aprecia una cierta intención por ‘simplificar’ las estructuras de las canciones, siendo mucho más directas y ‘convencionales’ que lo que solían marcarse en discos como Uluh, Oceanidae o el citado El M4l. Aunque esto tampoco significa que no haya pasajes de ese corte, como veremos.

El polvo de ‘Calima’ ejerce de introducción. Una niebla que se disipa de manera progresiva con bases y sonoridad de caja de música y que se diluye del todo con el riff y ligero acople de ‘No En Mi Nombre’. Herramientas conocidas, redobles de batería, entrada de las percusiones de Miriam y la voz de Toni arrasando para un corte agresivo y revelador, revelado y rebelado. Toda la primera parte del disco gira en esos parámetros. Aquí, contra el control de la doctrina religiosa.

En ‘Desfiguradas’ aparece el concepto de alienación consumista social, que aprieta la mirada al suelo sin dejar libertad para desarrollarse como persona. El riff de la melodía es mucho más oscuro (si cabe) que su predecesor. En el estribillo destaca el protagonismo de la percusión y un mayor respiro en la distorsión, lo que le da un plus de melodía a la brutalidad marca de la casa. Y, completando la musculosa triada inicial, nos llega la gruesa línea de bajo de ‘¡Contraataque!’, otra necesaria canción de ‘superación’ hacia la violencia machista. Curiosamente, las dos críticas anteriores también tenían otro tema, los tres con enfoques nada lastimeros (‘Tu Funeral’ de Mägo de Oz y ‘Quererme Así’ de Leo Jiménez).

El punto de inflexión llega con ‘Taikos III’. Un corte instrumental con el que Vita Imana quiere ‘conectar’ de alguna manera el cambio de este presente con su pasado como banda, puesto que las dos anteriores entregas se incluían en su debut En Otro Lugar (2010) y Uluh (2012). Aquí la banda demuestra una vez que no ha perdido ‘el toque’ para crear atmósferas cuidadas, ambientales y delicadas, usando instrumentos africanos (Bosa es Victoria) con tambores de folclore japonés. Un ligero aporte de épica completa una composición que nos hace respirar antes del siguiente asalto.

Y es que los bombos fuertes golpean de nuevo en ‘Desdoblamiento’, que también recupera otra de las facetas que borda la banda y es ese punto desquiciado de locura, aquí enajenado, que llevaron en El M4l a su máxima expresión. Le sucede ‘Los Ojos de la Serpiente’, aquí sí, una de las composiciones complejas en las que le gusta meterse al grupo. Intro hipnótica y ciertas armonías orientales para dar paso a un tempo pesado que se mantendrá hasta una variada segunda parte, donde encontramos un puente de coros turbadores y un arreón final que completa la gama. De esos temas agotadores.

En contraposición, ‘El Mundo a Mis Pies’ y ‘Bosa’ parecen ser el mismo reverso de la moneda. Canciones de menos de tres minutos, de golpeo inmediato y velocidad meridiana. La primera como un canto de amor eterno a la música y sus escenarios y, la segunda, un trallazo casi thrasher (el solo es arquetípico del género) para el drama de la inmigración. Así, con un disco notable, queda por poner una guinda que nos llega con ‘El Duelo’, composición que roza los ocho minutos y con la que el grupo deja a las claras que sigue manteniendo todas sus virtudes en plenas facultades.

Quizá pueda costar acostumbrarse a la falta de matices en los medios por parte de Toni a diferencia de Cardoso, pero sea como sea, el resultado de este Bosa supera con creces las expectativas ante tamaña sacudida y nos confirma a Vita Imana como los mejores del país en sus territorios sonoros.

 

Lista de canciones – tracklist:

  1. Calima
  2. No En Mi Nombre
  3. Desfiguradas
  4. ¡Contraataque!
  5. Taikos III
  6. Desdoblamiento
  7. Los Ojos De La Serpiente
  8. El Mundo A Mis Pies
  9. Bosa
  10. El Duelo

 

 

Publicado el marzo 28, 2019 en Críticas Discos y etiquetado en , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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