Elefantes – Trozos De Papel / Cosas Raras
Se me hace imposible creer que cualquier persona con un mínimo de sensibilidad no pueda sentir una gran simpatía por Elefantes. Una banda que hace de la emoción algo terriblemente bello gracias a las melodías vocales y registros de Shuarma, acompañado por unos músicos que saben arropar a dotar a cada una de las canciones del armazón necesario para que todo acabe siendo irresistiblemente hermoso. No significa eso que todos sus discos y canciones lo consigan en la misma medida, puesto que no hay fórmulas magistrales, pero sí que es un denominador común, una constante, que se ha sucedido en mayor o menor grado a lo largo de una ya amplia discografía que comenzó en 1998 con El Hombre Pez, que se sublimó de manera excepcional en Azul (2000), su acústico (2001), La Forma De Mover Tus Manos (2003, más reedición en 2004) y Somos Nubes Blancas (2005). Fue entonces cuando su cedé y deuvedé en directo, Gracias, sirvió de despedida casi definitiva en 2006, hasta que por sorpresa regresaron, con la sabiduría que da la experiencia, con un inquietante El Rinoceronte en 2014. Una gira de regreso celebrada por todos, reencontrándose con unas formas de entender la música tan personal que sería incapaz de citar a un grupo similar a ellos. Nueve Canciones De Amor y Una De Esperanza, en 2016, se convirtió en un monográfico sobre los distintos estados y estadios de amor, para lanzar en 2018 La Primera Luz Del Día, para mí su único disco ‘fallido’ y en el que no sentí la emoción de la que he hablado al principio. Me decía Shuarma en una entrevista en 2014 que “cuando escuchas un disco sabes cuándo ha nacido por la necesidad de ser creado y cuándo es por obligación”. Quizá ese fuera el motivo. Por eso, con algo de miedo afronté las escuchas de esta nueva entrega y, ahora sí, les reconozco de nuevo en otra muy buena colección de canciones.
Elefantes siempre se ha caracterizado por la capacidad de generar emociones a base de hermosas melodías vocales y musicales. Por una lado, con la dulce fragilidad de la tesitura de la voz de Shuarma, por otro, con una banda solvente y sensible que, como un paño mojado en pintura, diluye las emociones con la justa traslación de intenciones a los instrumentos. Una alineación que viene renovada con la entrada a la guitarra de Álex Vivero, que se suma así a los habituales Julio Cascán (bajo) y Jordi Ramiro (batería). La grabación se ha completado con coros de Nuria Pino y teclados, pianos y sintes de Dani Ferrer. Entre las colaboraciones, las más llamativas se reúnen todas en la revisión de su éxito ‘Al Olvido’, donde aparecerán el violinista Ara Malikian y las voces de Rozalén, Mikel Izal, Coque Malla, y Noni de Lori Meyers.
La producción vuelve a caer en las manos de la pareja Santos & Fluren, de quien hablamos precisamente el pasado martes, haciendo lo propio con Viva Suecia. (Habituales de nombres como Love of Lesbian, Izal, Sidonie, Veintiuno, Chica Sobresalto o Ciudad Jara, la banda de Pablo Sánchez de La Raíz). La masterización es de Ángel Medina.
Con la progresión melódica y armónica natural y con el tiempo necesario para huir de lo abrupto se inicia el disco con ‘Mañana’, que viene a combinar en el fraseo la cadencia de medio tiempo habitual de la banda con unos arreglos y sonoridad de guitarra más contemporáneos. Sin grandes sobresaltos salvo un ligero crescendo en la intensidad, el tema es un ejemplo perfecto de cómo Elefantes deja a las canciones ser y respirar por sí misma, sin necesidad de buscar la sobreexcitación o el efectismo imperante. Con un riff más aguerrido y cortante nos recibe ‘Deja El Aire Correr’. Se trata de un corte en el que se reviste el fraseo de un empaque más metálico y que sorprenderá por un texto descreído y contundente contra la alienación y frente a la estupidez, rematada con una coda que evoca sonidos futuristas. Retomando el gusto por ese compás de raíz que tanto han trabajado a lo largo de su carrera, ‘En Silencio’. El resultado no está a la misma altura que algunas antológicas de este corte (‘Hoy No Me Grites’, ‘Me Falta El Aliento’, ‘Por Verte Pasar’…) pero lo reinterpreta en un equilibrado ejercicio de art rock y una ambientación casi a lo Bowie.
‘El Gran Salón’ se presenta animoso y rítmico con un tempo ágil y arreglos de guitarra cercanos al rock más accesible, hasta en un solo de guitarra que nos acompaña a la última tanda de estribillos, que azuzan al baile con el texto y con la escala melódica acompañada desde los teclados. La primera parte del álbum se culmina con la citada revisión de ‘Al Olvido’, una canción que se incluía en Somos Nubes Blancas. La acumulación de colaboraciones es tal que casi que, sin pretenderlo, recuerda a aquellos ejercicios corales de los tiempos de reclusión pandémica. Pese a la variedad de voces y registros, la canción es tan sobresaliente por sí misma que funciona de principio a fin, con Rozalén y Ara Malikian que serán los últimos en aparecer. Para los habituales de esta casa que escuchen el disco, seguro que el violín de Malikian les recordará a la nueva etapa de Robe.
‘Volverás’ abre la segunda parte con una de las mejores letras del disco. Un ejercicio reflexivo sobre las bondades y maldades de la vida, con un estribillo preciosista y con hechuras de balada antológica y donde hasta parece haber un guiño a esa dualidad de ‘stairways’, la de Zeppelin y la de AC/DC: “Siempre hay escaleras al infierno y al cielo, / campanadas de fiesta y de duelo, / un camino que lleva al desierto y otro hacia el mar”, hasta al solo de guitarra se le busca una sonoridad muy Gilmour.
Espectacular también es ‘Tú Ya Lo Sabes’, que arrasa y abrasa con esa aura de dramón doliente y épica en los arreglos y en la voz, de canción setentera muy del gusto de Camilo Sesto. Con estos mimbres, efectivamente, es de mis favoritísimas del disco. ‘Será’ libera un tanto la tensión de corazón con un tema en el que el estribillo fagocita casi todo el conjunto hasta que llega el momento de una coda ascendente que mejora de forma considerable el resultado final en una progresión final.
Para la dupla final, ‘Alunizaje’ se abre con la tensión de acordes de guitarra acústica y una ambientación espacial de teclas, pianos, batería y bajo, que ahora sí, es puro Ziggy Stardust en la recreación lunar. El cierre vendrá de la mano de ‘A Alguien’, un corte en el que la ascendencia proviene en este caso de la canción americana, tanto en las maneras de la guitarra, como en los coros. Un medio tiempo de nuevo sin mácula para dar el colofón a un disco que, sin grandilocuencias, se antoja sobresaliente.
PD: Sigo debiendo para la crítica remember de los viernes el Azul. Que llegará, como ocurre con otros discos muy concretos, cuando me lo dicte el motor. Otra manera sería traicionar sus valores.
Lista de canciones – tracklist:
- Mañana
- Deja El Aire Correr
- En Silencio
- El Gran Salón
- Al Olvido (con Ara Malikian, Rozalén, Coque Malla, Lori Meyers y Mikel Izal)
- Volverás
- Tú Ya Lo Sabes
- Será
- Alunizaje
- A Alguien
Publicado el octubre 13, 2022 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Elefantes, Trozos De Papel / Cosas Raras. Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.
Te dejas «En silencio» para mí la más Elefantes del disco.
Hola, Miguel. También hemos hablado de ella, además precisamente reconociendo que tiene ese compás de raíz de otros discos. Saludos!
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