Editorial Efe Eme ha empezado el año ‘de papiroflexia’, como a veces auto bromean, con un libro que, en honor a la verdad, más de una vez se me antojó como necesario e interesante. Quizá porque siempre he tenido en estima a su protagonista, tanto musicalmente como por una empatía vital hacia el ser humano que está tras el artista y músico y que se confirma en algunas de las confidencias aparecidas en los diálogos. Este Conversaciones con Lichis, viene trabajado, construido y pulido por África Egido, antigua compañera de andanzas en otras cabeceras rocanroleras y, además, nacida el mismo día que un servidor. No bastante con esas coincidencias a ella también la ‘criticamos’ en su momento con el libro Rulo –Tres Acordes y La Verdad, un modelo ‘conversaciones’ realizado con varias entrevistas durante la pandemia. En el volumen que nos ocupa encontramos una obra en la que Lichis, líder de La Cabra Mecánica y decenas de proyectos más, conversa sin reservas tanto de su trayectoria como de sus recuerdos y peripecias vitales y musicales. Tras pasar por casi un centenar de bandas y firmar más de una decena de discos, Lichis se ha convertido en una de las voces más reconocidas y carismáticas de la escena nacional. Aunque nadie, hasta ahora, se había acercado en profundidad a conocer su historia que, por momentos, dejó entrever en unas redes sociales a las que se acercó con la bonhomía de querer fomentar un debate racional y constructivo. Entre el rumor, los errores, la autodestrucción y varias resurrecciones, Lichis se nos abre en paz y sereno tras matar alguno de sus propios demonios. Un libro que abre la puerta y que da fe de un convulso camino en la eterna búsqueda de sentirse bien con uno mismo, con y por la música.

Recordamos tirando de sinopsis que «durante casi quince años, Lichis fue el líder de La Cabra Mecánica, una banda que aunaba el pop, el rock, el folclore y la crítica social en una insólita mezcla que le llevó a lo más alto de la popularidad gracias a canciones como “La lista de la compra”, a dúo con María Jiménez, y discos tan aclamados como Vestidos de domingo de 2001».

Aunque ya me había trabajado mucho los dos primeros discos, Cuando Me Suenan Las Tripas de 1997 (al que le dedicamos crítica remember en su día) y Cabrón en 1999, no olvidaré que la primera vez que cayó en mis manos aquel álbum fue en un verano de prácticas en la radio y la sensación, desde la primera escucha, que aquello iba a ser un éxito en ventas. Tampoco cómo meses más tarde lo veía por primera en directo en la manifestación contra la LOU en Madrid, donde tocaron también Ismael Serrano y Celtas Cortos.

«Su vasta trayectoria», continúa su sinopsis, «necesitaba un libro que explicase de dónde viene, por dónde ha pasado y qué hay detrás de un compositor que ha sobrevivido al éxito y, en cierto modo, al fracaso. Un inquieto y libre antihéroe —no le gusta demasiado lo de «artista de culto»— que ha escrito algunas de las más bellas, cuidadas y entregadas canciones de la música española».

Dividido en cara A (inicios y años de La Cabra Mecánica) y cara B (de su primer fin en adelante), el libro se completa con un bonus track donde se agradece una sucinta cronología (impresiona ver la cantidad de mudanzas…) y donde se incluye la discografía principal de Lichis, sus colaboraciones para obras corales y otras bandas o artistas (se da por hecho que no están todas, pero justo echo en falta dos de mis favoritas, las de Yeska y Silencio Absoluto) y sus numerosas producciones.

Lichis reconoce en este libro haberse equivocado muchas veces, pero también el relato nos muestra cómo funcionaban (funcionan, la banca nunca pierde) las cosas en los terrenos oscuros de la industria, en un momento en el que el boom de la piratería, los daños colaterales de OT, los clones y los estragos de los contratos 360º dejaron unos cuantos cadáveres artísticos por el camino. Eso, sumado a una falsa modestia, a varios traspiés personales y profesionales y a una autocrítica feroz mal entendida hicieron tocar fondo a un músico que lo que ha querido siempre es pasárselo bien tocando.

A este país le gusta endiosar o demonizar a sus músicos. Sin matices. También se hablará precisamente de cómo lo que está prohibido a algunos se tolera en otros y como, en términos generales, la profesión de músico es maltratada por la opinión social generalizada.

«De descubrir a la persona, autocrítica y valiente, que hay detrás de la cara pública se ha encargado África Egido en estas Conversaciones con Lichis, en las que reconstruye toda su trayectoria y sus motivaciones. Un acercamiento en el que, con delicadeza y maestría, consigue llegar al epicentro de un compositor descarnado y auténtico que nunca se había sincerado tanto como en estas páginas».

Y hay en esa generosidad a la hora de compartir (aunque se ahorra todo lo que tenga que ver con anécdotas morbosas) un bonito ejercicio de valentía en reafirmar y sobrellevar que se navega en un mar de incertidumbres, miedos y dolores en las que vive una persona altamente sensible cuando se dedica a la creación y vive en cierta exposición pública.

Esperaremos con ganas su Óxido como Lichis & Due Country Cavalieri.

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