Rosendo. Auditorio Maestro Padilla. 20 de diciembre 2013
Cuando uno ha visto a un artista o grupo una decena de veces, el factor sorpresa es relativo. Más aún en estos tiempos en los que los setlist de gira proliferan por los portales y redes sociales y cuando youtube ya está repleto de temas en directo de cada gira de presentación. Por suerte, la magia de la música hace que uno siga teniendo inquietud por verlo y escucharlo con sus propios ojos. Aunque el pasado viernes era fácil encontrar motivación extra: ver cómo reaccionaría el gran jefe Rosendo actuando en un Auditorio, con el público (supuestamente) sentado y con una acústica mucho más orgánica que cualquier otro escenario de sala. Así fue el último concierto de 2013 de Rosendo Mercado.
Hay varias formas de llegar a una cierta madurez en el mundo del rocanrol. Está el caso de los Fortu (Obús), Mick Jagger o Iggy Pop, en los que el tiempo no les ha modificado su actitud estrafalaria y llamativa sobre el escenario (y debajo) y otros, como Rosendo, que saben que ya no pueden llegar donde antes, asumiéndolo con aplastante naturalidad y lógica. De hecho, da gusto escuchar cómo es consciente de que el día que ya no pueda ofrecer un nivel mínimo se alejará de los escenarios (nunca de componer y grabar). Por suerte, conciertos como los del pasado viernes y, por extensión, los de toda esta gira están demostrando que aún nos quedan, como mínimo, un par de giras más del artista carabanchelero.
Fruto de ese autoconocimiento, el repertorio se ajusta a las necesidades. Empezar con un blues cadencioso como ‘A Donde Va El Finado’ permite entrar en calor de forma progresiva, ajustar sonidos e ir engrasando. Una entrada elegante y lo bastante infrecuente en los conciertos de rocanrol donde ‘la norma’ obliga a que todo que empezar como un cañón. Ese crecimiento progresivo se ve reforzado con ‘Listos Para La Reconversión’ (la propia naturaleza de esta canción es un crescendo) y ‘Cosita’, una de esas joyas recuperadas que tan buenos recuerdos trae. “Vaya tela con la prima Elena”, remató Rosendo, que empezó algo tenso y que cogió confianza al ver que los temas nuevos eran cantados con la misma solvencia por parte del respetable. ‘Al Lodo Brillo’ y ‘Haciendo Cábalas’ fueron los dos primeros. Esa buena reacción del público, sumado a la buena colocación de dos temas como ‘Hasta de Perfil’ y ‘Amaina Tempestad’ (es increíble lo que me pone el riff y la melodía vocal de ese tema, de los mejores de su producción en este siglo), que terminaron de asentar a la banda. Y es que Mariano en la batería y Rafa Vegas en el bajo no destacarán por su espectacular ejecución, pero son todo un seguro de vida. Fiables, contundentes y más que solventes en cada uno de los temas.
Para continuar con la progresiva inclusión de temas nuevos, se sucedieron ‘Y Venga Vueltas’, ‘Muela La Muela’ (uno de los preferidos de Rosendo de este disco) y el single ‘Vergüenza Torera’, coreado como si ya fuera un clásico más. El algo descolocado (e inesperado) ‘Salud y Buenos Alimentos’ precedió uno de los momentos más emotivos de la noche, con ese recuerdo al ‘Qué Desilusión’ de Leño que sonó con la especial sonoridad de la reverberación en todo el auditorio de los gritos del respetable. Hasta el propio Rosendo sintió esa magia reconociendo que “es extraño, pero tiene su rollito tocar en un auditorio”. Y es que a partir de ese momento el concierto cogió una dinámica de satisfacciones irrefrenables. La siempre efectiva ‘Cada Día’, de contemporáneo Lo Malo Es Ni Darse Cuenta mantuvo el nivel junto a la sorpresa recuperada de ‘Cara A Cara’ (ese riff siempre me recordó en cierta forma al de ‘Flojos De Pantalón’), mientras que ‘Cuando’ fue la sexta y última canción del nuevo disco que sonaría en la noche.
La comodidad fue manifiesta. Salado Rafa Vegas dándose un paseo en un par de temas entre las butacas del auditorio, al que rodeo en círculo. También Rosendo, que habiendo tocado en la fiestas de la ciudad en agosto varios años preguntaba “¿Cómo va la feria, Almería?”.
Aunque la fama popular es de ‘Masculino Singular’ (la canción que a lo tonto hizo que Rosendo cosechara el primer Disco de Oro de su carrera), su predecesora en el repertorio, ‘En Agua Caliente’ fue la que prendió la mecha de un tramo final en el que se desató, literalmente, la locura. Es una canción (valga la referencia) agradecida en ritmo, estribillo y con un riff delicioso. Enorme. Si hasta entonces el público estuvo más o menos comedido en sus lugares, fueron esa canción y la citada ‘Masculino Singular’ las que levantaron a la mayoría de asistentes de sus asientos.
Soltado el gas, la mecha llegó con ‘Flojos de Pantalón’ que desató la locura colectiva. Los jóvenes y menos jóvenes (puesto que las circunstancias del recinto facilitaron que se viera una horquilla de edad de los 10 a los 70 años) se saltaron el protocolo de fila y butaca y se lanzaron a las primeras filas, al borde del foso que separa el escenario y los asientos para vivir la canción como si estuvieran en un festival. No sé qué pensaron los esforzados que se esmeraron en conseguir la fila 1 para ver de cerca y sin obstáculos a Rosendo, pero a partir de ese tema tuvieron una muralla humana delante, cantando a grito cada uno de los temas más mágicos del madrileño.
De hecho, la aglomeración de los clásicos más esperados por el público, sumado a la presión física popular, provocó que Rosendo se escuchara menos y gritará más en la interpretación, lo que le dio una intensidad mucho mayor, haciendo más salvajes las canciones de lo que pudieran sonar en una sala. Curiosa contradicción. Hasta un cuarentón en toda regla saltó al escenario para intentar hacer una foto a Rosendo de cerca. Fue entonces cuando apareció la seguridad del auditorio a poner un poco de orden. Pero un poco, el público resistió de pie al lado del escenario hasta el final. ‘Pan De Higo’ y ‘Agradecido’ cerraron el setlist con la misma acogida y desgarro vocal. Y apenas había pasado una hora y cuarto desde el inicio de un concierto que se pasó volado. Por cierto, curioso escuchar a un rockero tan de barrio soltar un ‘Felices Pascuas’.
Para los bises, de nuevo un guiño bluesero con ‘Y Dale’, la velocidad y escarnio de ‘Majete!’ y la bailona ‘Navegando’. Para cerrar con la eterna ‘Maneras De Vivir’ que terminó de estirar las sonrisas de todos los asistentes y que, como todas las canciones desde ‘Flojos de Pantalón’ sonó con ese extra de explosividad vocal.
“Nos vamos con la buena” dijo Rosendo… Qué tío, como si solo tuviera una…
Setlist:
- A Donde Va El Finado
- Listos Para La Reconversión
- Cosita
- Al Lodo Brillo
- Haciendo Cábalas
- Hasta De Perfil
- Amaina Tempestad
- Y Venga Vueltas
- Muela La Muela
- Vergüenza Torera
- Salud y Buenos Alimentos
- Que Desilusión
- Cada Día
- Cara a Cara
- Cuando
- En Agua Caliente
- Masculino Singular
- Flojos De Pantalón
- Pan De Higo
- Agradecido
- …Y Dale!
- Majete!
- Navegando
- Maneras De Vivir
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Publicado el diciembre 23, 2013 en Crónicas Conciertos y etiquetado en Crónicas, Crónicas Conciertos, Leño, Rosendo, Vergüenza Torera. Guarda el enlace permanente. 5 comentarios.
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