Avalanch – El Ángel Caído (2001)
La trayectoria del grupo asturiano, actualmente en estado de ‘parón indefinido’, ha sido un tanto irregular. No por la calidad de sus composiciones sino por motivos extramusicales. Ningún disco suena igual que otro, sea por distinto vocalista (Juan Lozano, Víctor García y Ramón Lage), sea por la producción o sea por la intencionalidad de cambio de estilo, acentuado sobre todo en la última época. De esta forma, es muy complicado hablar de un conjunto, cuando cada uno de los pasos en el camino está tan diferenciado. Lo que sí parece tener un mayor acuerdo, es que El Ángel Caído es su obra maestra, principalmente de Alberto Rionda, que equilibró a la perfección su capacidad de power metal (ejemplificada ahora en Alquimia) con ese don de sensibilidad y delicadeza que en aquella época conseguía dar a los temas. Esta es una obra conceptual y uno de los mejores discos de heavy metal en castellano. Y lo mejor, apto hasta para quien no le gusta el género.
Avalanch venía de un prometedor debut con La Llama Eterna, un álbum que rezuma juventud por todas partes y que tiene el encanto de ser el único trabajo de la banda con una voz más clásica, más aguda. Posteriormente, Llanto De Un Héroe era un mazazo de power metal puro y duro. Canciones como ‘Aquí Estaré’ o la eterna ‘Torquemada’ eran puro fuego y potencia. Cimentadas en la capacidad guitarrera de Rionda y la voz de un genio por venir que sería Víctor García (Warcry). Antes que repetir cliché, Rionda esboza en su mente una obra conceptual que concluye en El Ángel Caído y con pequeñas ayudas del resto de la banda nace una creación muy ambiciosa. Lo es hasta en la temática. Un hombre (solo un hombre) que desafía el orden establecido por un Dios tirano, del que no comprende que sea capaz de provocar tanto dolor, marginación, crueldad y maldad en un mundo de mentiras, falsedad y racismo.
Es un canto a la individualidad y al poder de los sentimientos sin necesidad de deidad alguna. Igual que Nietzsche mató a Dios, las letras de Rionda, la carga simbólica de las guitarras dobladas, de los teclados y de la voz quebrada y profunda de Víctor hacen lo mismo en cada uno de los cortes. Tras una típica intro, que diría El Reno Renardo, la entrada de ‘Tierra De Nadie’ es antológica. Las guitarras dobladas generan un riff que transmite por igual energía y sentimiento. Un sonido revolucionario para el género y que nunca había sonado con esa grandeza en un grupo del país. “Mi corazón es frío y pobre, sé que escapar no es digno de mí”, es una de las entradas vocales más conocidas del género. La repetición del riff tras las dos primeras estrofas con una batería dando ritmo y velocidad hacen rotundo un tema que habla del racismo y la xenofobia. Los coros, casi bombásticos (ojo, en ellos ya está Ramón Lage), sumado a los pequeños aportes de teclado confieren al sonido una mayor carga emocional.
Más lenta, ‘El Ángel Caído’ es la contextualización del argumento. El riff pausado, los coros, “el hombre es libre, es el elegido. Siempre mortal, que vive en libertad”. Es el rechazo a Dios y el dolor que provoca hasta en los ángeles irredentos condenados a la eternidad. Para completar la triada de entrada descomunal encontramos a ‘Xana’, posiblemente una de las mejores canciones sobre amor y muerte. La voz de Víctor García, joven y rutilante, muestra unas ligeras rugosidades que duelen en el corazón a la par que la letra pone los pelos de punta. El estribillo aúna rabia, negación y entrega incondicional: “Junto a la fuente en la que un día juré que jamás querría tanto a una mujer, rezo en silencio por tenerte otra vez”. De nuevo las guitarras del break instrumental van directas al corazón. El crescendo final de Víctor remata las emociones.
Tras una breve intro, ‘La Buena Nueva’, ‘Levántate y Anda’ es uno de los temas más directos del álbum. Una entrada agresiva que contrasta con un puente cantado a coro, “soy solo un hombre más, esta cruz no es la verdad, ni tú la gloria”. De nuevo la rebelión ante el poder falsario. Por su parte, ‘Alma En Pena’ juega con ritmos menos convencionales, más intrincados y con el dolor de las mentiras como motor del texto, con cierta dosis de lírica que viene muy bien hilado. El tramo concluye con ‘Corazón Negro’, uno de los temas más celebrados del disco pero que curiosamente siempre me pareció que tenía un estribillo demasiado forzado.
Quizá sea porque los dos temas siguientes siempre me parecieron gigantescos. ‘Delirios De Grandeza’ juega con la melodía para construir la piedra Roseta del disco: “un día tú y yo haremos temblar a ese Dios, ya lo verás”. ‘Antojo De Un Dios’ es una balada imprescindible que ahonda en el dolor y el reproche: “Sólo un Dios podría ser tan vulgar y a la vez tan cruel por una mujer”. La melodía de piano y los coros van creciendo hasta un estribillo vibrante y perfecto. Por si fuera poco, la coda final con Víctor desarrollando la melodía principal termina de hacer caer las lágrimas: “La amaré, la honraré, sólo en sueños la tendré. Sufriré, lloraré, por su vida velaré. Cuando muera moriré”.
Si estás conociendo este disco por estas líneas y crees que aún no queda más, estás muy equivocado. Tras otro interludio en ‘El Séptimo Día’, llega ‘Las Ruinas Del Edén’, en donde Dios aparece y habla con el hombre. Se lanzan reproches, se intentan explicar y se separan para siempre. Todo con un riff recurrente entre épico y apocalíptico. Como guinda, la colaboración estelar de un Leo Jiménez siempre eficaz. Su pasaje, que es el del hombre abandonado, es pura víscera. En el tercer acto quedan las bases claras. “Tan absurda situación sólo tiene una salida, no me tratas como a un Dios y jamás comprenderás todo el daño y todo el mal por el que hoy has de pagar (…) Si ya lo has destrozado, que más quieres de mí. Un día tal vez seas sensato… pero hoy tendrás que sufrir: Las ruinas del Edén”.
Es decir, la rebelión aplastada.
‘Santa Bárbara’ bendita, canción minera, suena mortuoria y pone fin a una obra genial.
Tracklist:
- Hacia La Luz
- Tierra De Nadie
- El Ángel Caído
- Xana
- La Buena Nueva
- Levántate y Anda
- Alma En Pena
- Corazón Negro
- Delirios De Grandeza
- Antojo De Un Dios
- El Séptimo Día
- Las Ruinas Del Edén – Acto I
- Las Ruinas Del Edén – Acto II
- Las Ruinas Del Edén – Acto III
- Santa Bárbara
Publicado el abril 11, 2014 en Críticas Remember y etiquetado en Alberto Rionda, Alquimia, Avalanch, Críticas Remember, Críticas Rock, Leo Jiménez, Víctor García, Warcry. Guarda el enlace permanente. 9 comentarios.
Un auténtico discazo, aunque no tengo claro si mi favorito es éste o Llanto de un héroe
‘Llanto De Un Héroe’ tiene temas soberbios, pero quizá está algo deslabazado. En cualquier caso, es otro gran disco.
Me ha encantado la reseña. Menudo discazo. Para mí, sin duda uno de los 5, 3 si me apuras, mejores discos de Heavy Metal que se haya hecho en España. Son todo suposiciones, pero siempre tendremos la duda de hasta dónde podía haber llegado Avalanch con esta formación.
Me cuesta mucho entender que haya seguidores de Rionda que no valoren este disco… Aunque son pocos, todo hay que decirlo. Con Lage también sacaron discazos que no admiten discusiones, y te puede gustar más una época u otra, pero para mí está clarinete: «El Ángel Caído» es su obra cumbre. Ni el tiempo ha podido con él.
Ahora parece que Rionda está recuperando temas antiguos con Alquimia, pero es una pena que este sea un disco «perdido». Habrá como 10-12 canciones que no se interpretan en directo desde hace 10 años o más; y aunque lo hicieran ahora, por bien que lo hiciera Isra Ramos (y por mucho que nos alegráramos todo) obviamente no sería lo mismo.
Tuve suerte de ver entonces la gira de «El Ángel Caído», porque veo tan improbable que Víctor García vuelva a cantar estas canciones…
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