Valira – Ecos de Aventura
No debe ser fácil desengancharse de la adrenalina, del veneno, del gusanillo del escenario, del mostrar canciones, de sentir a la gente vibrar con canciones que nacen de tardes de ensayo, de borrones en una libreta y de dedos cambiando de posición en busca del acorde idóneo. Tras el descomunal éxito creciente de La Raíz (la banda con mayor evolución popular dentro de la escena del rock independiente de la última década), el numeroso combo apostó por dedicarse unos años al barbecho. Pero dejar ‘dormir’ a la cabecera no tenía porqué significar que los distintos componentes de la banda se pudieran dedicar a otros proyectos. Así me lo confirmó Pablo en la entrevista de portada que hice al grupo para la revista Rock Estatal. “El parón no descarta nada. Es imposible que estos once componentes dejen de hacer ruido. Es imposible que dejemos la música, ya se ha convertido en nuestra vida y no podemos elegirlo. Desde la mañana a la noche muchos de nosotros tenemos ganas de hacer música, lo hemos hecho durante La Raíz y lo seguiremos haciendo, lo que no somos capaces de responder es hasta qué punto se convertirá eso en un proyecto al margen o seguirá canalizándose hacia la banda. Dejamos todas las puertas abiertas”. Por el momento tenemos a Julio Maloa, uno de los cuatro vocalistas, en Boikot y, aquí, en Valira, al guitarrista Juan Zanza (que aquí también canta) y al baterista Pipe Torres que, junto a Carlos Benavent al bajo y Gabi Pellicer a la guitarra y teclados se estrenan con Ecos de Aventura.
Imagino que no debe ser fácil componer en una banda de once personas. Que todas las ideas empasten con las de todos. Qué grado porcentual de tus propuestas son llevadas final a cabo y en qué grado desde el punto de vista que las concebiste. Por eso, valoro en gran medida la valentía y decisión de Juan Zanza en componer la música y texto de cada uno de los diez cortes de su debut en este proyecto. Sobre todo porque reflejan la necesidad de liberar una inquietud creativa que, como digo, por mero asunto matemático era complicado que pudiera volar con plenitud con una banda como La Raíz. Y también porque las miradas de fans, de haters, de curiosos iban a escudriñar con prejuicios el resultado final.
Quizá por eso tardé lo suyo en hincarle el diente a Ecos de Aventura. Dejé que pasara el tiempo necesario porque, de alguna manera, me daba ‘pereza’ y no estaba preparado para ello. Necesitaba que se apagaran los ecos iniciales de la promoción de lanzamiento para que, una vez callado el ruido, poder entrar en el disco desde cero. Sin esa leyenda de ‘guitarrista de’, sin los gritos de los fans que lo iban a encumbrar hiciera lo que hiciera, y, en el lado reverso de la moneda, los que le iban a fustigar por venir de donde viene.
El disco se graba, se mezcla y se masteriza en RPM Estudios por Roger García y está formado por diez temas. La cantidad justa para mostrar todos los ángulos propuestos sin necesidad de querer atosigar y suficientes para quedarse en la medianía de un EP insulso.
Y el viaje comienza por ‘Guerra Fría’, canción en la que nos aparecen sin ambages las claves principales de lo que propone Valira. Los fraseos mantienen una agilidad propia de la banda madre, más acusado el parecido si cabe en los puentes rapeados hacia el estribillo, si bien hay una gran dosis de carga melódica que sorprende en la apertura de registros, porque no hay reparo en dar un protagonismo a los sonidos de teclados, gran truco tomado del moderneo indie, lo que les ha valido ser incluidos en numerosos festivales del género. En cualquier caso, también se mantiene la intensidad de distorsión en el estribillo por lo que es complicado anquilosarlo en un solo marco. Los matices se multiplican en todos los temas. Lo deja claro ‘Corazones Ambulantes’, con un fraseo limpio un puente de armazón popero y un rabioso acelerón en el estribillo, que no deja de ser de los mejores del álbum.
En ‘Animal’ toma protagonismo el rapeo que se hace más dulce en un puente de cadencia latina y otro estribillo rockero, pero contemporizado y repleto de arreglos dulcificadores. Un susurro allí, unas teclas allá. Y por si faltaban elementos de variedad, un generoso espacio para un solo de guitarra extenso y solvente. Así, con tres temas, si quedaban prejuicios han saltado por la venta. ‘Vértigo’ oscila entre la modernidad del indie con la épica del rock en el estribillo, mientras que ‘Adversarios’ es, ya sin duda, mi corte favorito del disco, por las dulces síncopas y por una interpretación vocal que, lejos de alardes, consigue hacer vibrar en cada pequeño giro.
Pero para brillo en la voz el que Zanza firma en la balada ‘Vega’, rotunda e intachable, abriendo así una segunda parte del disco que se antoja algo menos explosiva y, por decirlo de alguna manera, más experimental. De hecho, en ‘El Capitán’ se mantiene el tono alto generalizado, pero con otro tipo de arreglos de guitarra en el fraseo, menos rudos, y con teclados en primera línea, especialmente en el desarrollo musical detrás de cada estribillo.
Por su parte, en ‘Los Suicidas’ se dejan caer elegantes programaciones y efectos varios que siguen sumando ingredientes a la coctelera de la decena de temas. Eso sí, el estribillo contentará a los nostálgicos del grupo de Gandía. Los aderezos sintetizados se repiten en ‘La Exiliada Multitud’, que vuelve a afrontar el tema generacional de la falta de futuro, de la losa que pesa sobre millones de personas, y todo rubricado con otro estribillo épico.
El cierre llega con la acústica ‘Primer Asalto’, donde se deja sentir la fragilidad y naturalidad de los dedos corriendo por el mástil en cada uno de los acordes. Un cierre que viene a refrendar la absoluta libertad con la que se han gestado las canciones de un debut de lo más recomendable (siempre y cuando te acerques a él con la mente totalmente limpia de rémoras).
¿Posible medalla? A día de hoy, diría que la tendrá casi seguro.
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Lista de canciones – tracklist:
- Guerra Fría
- Corazones Ambulantes
- El Animal
- Vértigo
- Adversarios
- Vega
- El Capitán
- Los Suicidas
- La Exiliada Multitud
- Primer Asalto
Publicado el junio 12, 2019 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Ecos de Aventura, La Raíz, Valira. Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.
Admiro tu sinceridad y tu exquisito gusto a la hora de hacer una crítica…Pero estos seudorockeros. seudoraperos dan grima. Ya cuando salió Linkin Park casi vomito…..
No creo que se parezcan demasiado a Linkin Park.
Tampoco creo que el chaval vaya de nada. Considero que es un disco honesto (hijo de su tiempo y de una sonoridad muy actual) y valiente, teniendo en cuenta de dónde viene.
La música, en general, tiene infinitos registros que disfrutar. Y a mi me pone igual un moderneo en el momento justo como un Riff añejo. Todo tiene su momento idóneo.
Salud.
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