La Raíz: «A los haters les pedimos que adjunten sus canciones y discos a la vomitada virtual y entonces estaremos en igualdad de condiciones» (Hemeroteca Rock Estatal, 2018)
El Sonido de una Generación. Así subtitulé en su día la entrevista que fue portada del número 34 de la revista Rock Estatal. Faltaban muy pocas semanas para el adiós definitivo de la banda. He escrito en muchas ocasiones que el triunfo de La Raíz fue uno de esos hitos que reconcilia con el esfuerzo y el trabajo. Desde la autogestión y el punto asambleario que presiden las decisiones de la banda, La Raíz y aquellas 10.000 personas en el Palacio de Vistalegre se ganaron por méritos propios eso a lo que yo llamo ‘grupo generacional’. El rock independiente (tomados ambos sustantivos en concepción amplia) siempre ha tenido tótems, referentes que se han venido sucediendo (y evolucionando cada uno con mayor o menor acierto). Desde Leño a Rosendo, Barón y Obús, Héroes del Silencio, Extremoduro, Marea y Dover, Mägo de Oz y Ska-P… La Raíz entra ahí… si no fuera porque las radios comerciales no programan a una banda si no es previo paso por caja… Una fisura que antes sí estaba permitida y que facilitó aquellos éxitos masivos. ¿Alguien duda que La Raíz reventaría el doble o el triple, si cabe, si hubiese sonado en estas emisoras? Su capacidad de movilizar a sus seguidores, y la pasión que despertaban en sus conciertos está a niveles de aquella vieja usanza. En esta sección sin periodicidad que inauguré la pasada semana con Aurora Beltrán, os recupero hoy la entrevista que les hice antes de su adiós. Allá va. (Las fotos son de crónicas publicadas en Rock Estatal, fotos de Marina Ginés y Juan Jesús Sánchez Santos)
La Raíz se ha convertido por méritos propios en una de las bandas que marcan época. Desde la más absoluta independencia han logrado ese estatus en el cariño de un público que ha ido acudiendo a la llamada de su mensaje esperanzador y sus melodías festivas y épicas. Cuando todo el viento soplaba a favor para seguir con la maquinaria a tope, la banda sorprendió anunciando un parón que llegará tras la gira de este 2018.
Pocas semanas después de realizar un ‘entradas agotadas’ histórico en el Palacio de Vistalegre, La Raíz anunciaba en un comunicado que era el momento de tomar un descanso. Cogió a contrapié a su ya amplísima legión de seguidores que se han entregado a ellos como pocas veces se produce en cada generación. Tiempo para respirar, para vivir, hablo con Pablo Sánchez, uno de los vocalistas de la banda, en una conversación generosa y sin límites.
Lo primero es lo más actual, vuestra despedida. ¿Qué es más difícil, tomar la decisión de tomar un parón o el ser consciente de ello y saber que en un tiempo los focos y el ruido cesarán?
Lo más difícil no es tomar la decisión, lo más difícil es ser consciente de que es una realidad. Lo más difícil es no negártelo a ti mismo.
¿Cuántas veces os preguntan si es inteligente parar en el momento en el que se está en la cresta de la ola?
Demasiadas. A veces incluso se atreven a decir que es un error. El otro día un amigo de una orquesta con toda la buena intención nos dijo que estábamos equivocados y que lo habíamos hecho muy mal, que ahora no era el momento. Nosotros desde la confianza y la risa le dijimos que hiciese él un grupo, lo llevase a nuestro punto y entonces ahí decidiese seguir. Nos miró con cara de puzle y ahí seguimos de risas.
Como ocurre con otras bandas legendarias en el tiempo, como Reincidentes, La Raíz se caracteriza por tomar las decisiones de manera asamblearia. ¿Hubo unanimidad en la decisión de parar la máquina?
Al principio no la hubo del todo porque somos muchos. Fue una decisión que empujó primero a la parte compositiva de la banda. Los que hacemos las canciones y la música necesitábamos escapar de la presión impuesta por los calendarios de la industria y el público. Nosotros necesitamos una pausa para tomar aire. Sobre todo necesitamos vivir sin la presión de tener una fecha de regreso y sin la presión de esa expectación brutal que se ha creado en torno a La Raíz.
Esta necesidad obviamente no era igual para todos los miembros de la banda. Algunos son capaces de tocar sin parar, pero también entienden que no podemos sacar un disco cada año y que, sin un disco nuevo, tampoco se debe tocar por tocar. Es un entramado emocional complicadísimo
Personalmente creo que, antes de caer en rutinas y automatismos, es mucho más ‘sano’, de cara al medio y largo plazo, parar antes de que se generen costumbres que hacen daño a la creatividad o puesta en escena de una banda. ¿Cómo será el día siguiente de vuestro último concierto en Valencia, en el mes de noviembre?
Sin duda alguna será triste porque llevamos casi quince años cuidando a La Raíz como a una hija, la vimos nacer y hemos crecido con ella. Nuestras vidas han cambiado y se han transformado hasta el día de hoy, pero La Raíz siempre ha estado ahí. Hemos crecido como cualquier persona, pero nos hemos dejado la vida con orgullo en un proyecto que ya es eterno. Tenemos la suerte de sentir que todos los miembros hemos sido un poco madres/padres en esto de La Raíz y por supuesto da miedo pensar que vas a frenar algo en lo que has puesto tanta ilusión y tanta energía. Pero también habrá alegría de lo que hemos vivido. Lo que hemos conseguido nosotros solitos (con la única ayuda del público) es inexplicable.
Paráis en cuanto a escenarios o actividad pública como banda, pero ¿habéis hablado de mantener encuentros o ensayos sólo por el hecho de reunir a la formación?
Sinceramente no. No hemos hablado de nada de eso, quizás esta entrevista nos anime a empezar a pensarlo. Es una buena pregunta.
Otra duda que rondará la cabeza de muchos de vuestros seguidores, ¿el parón descarta que, a partir de 2019, alguno de los componentes de La Raíz, si lo desea, pueda embarcarse en un proyecto musical en solitario o diferente?
El parón no descarta nada. Es imposible que estos once componentes dejen de hacer ruido. Es imposible que dejemos la música, ya se ha convertido en nuestra vida y no podemos elegirlo. Desde la mañana a la noche muchos de nosotros tenemos ganas de hacer música, lo hemos hecho durante La Raíz y lo seguiremos haciendo, lo que no somos capaces de responder es hasta qué punto se convertirá eso en un proyecto al margen o seguirá canalizándose hacia la banda. Dejamos todas las puertas abiertas.
¿En qué momento os disteis cuenta de que empezabais a ‘jugar en otra liga’, en dejar de ser ‘el grupo simpático que me sirve para abrir la tarde o cubrir el hueco de madrugada’ a ser el verdadero reclamo de las carteleras? Que la cosa ‘se ponía seria’…
Ha habido muchos. Fue algo muy gradual. Crecimos desde abajo. Primero vimos que en nuestra comarca movíamos algo de gente entre los bares y así fuimos ampliando el radio, provincia, país, Estado… Los grandes escenarios del país fueron un termómetro perfecto…no solo en horario, sino también en público. Nuestro público se nota porque canta cada estrofa y se escucha, eso era una señal inconfundible. De ahí escuchamos nuestras canciones cantadas en América Latina con acento de allí. No era un público casual, era una locura.
“Nadie nos ha regalado nada, por eso crecimos tan lento, pero nunca hemos regalado nada a nadie y esto nos pone una sonrisa en la boca al ver dónde hemos llegado y la manera en que lo hemos hecho”, ¿Habéis visto muchos regalos en el rock ‘supuestamente independiente’?
Hemos visto como detrás de la industria hay una jungla. Como hay promotores muy fuertes que se aprovechan de tener un escenario que difunde, agencias de manager que son auténticos especuladores y utilizan a los grupos como si fuésemos juguetes que cuando se rompe se usa otro. Hemos visto artistas de cabeza de cartel de festivales que no llenaban ni una cuarta parte que la mayoría de los grupos y solo están de cabezas estéticos de un cartel porque así presionan en el contrato. Hemos visto todo eso y mucho más y hemos querido ser honestos con nosotros mismos, con el público y también con los promotores. Hemos intentado regalar lo mínimo a esa jungla, por eso es un orgullo poder reconocer que somos cabezas de cartel de un festival, porque nadie nos regaló nada y el público ha conseguido burlar con su apoyo todas las estrategias de la industria. Ellos nos han hecho estar arriba porque han sentido nuestra música. Ellos nos han dado la fuerza y la ilusión para creer que hay otra música posible.
En torno a este asunto, siempre he escrito en Rock Estatal o RockSesión, que vuestro triunfo es comparable a estandartes generacionales del rock ‘alternativo’ como pudieron ser en su momento Dover, Extremoduro, Ska-P, Mago de Oz… Gente que se coló en las radios y el mainstream de masas en su momento. La diferencia es que vosotros lo habéis conseguido sin ser programados en radios, televisiones o medios generalistas…
Sí, sí. Ese es el mayor de los orgullos, desde la independencia. Aprendiendo cada día a ser mejores arriba y abajo del escenario. Con nuestro sello y nuestra gente, desde Propaganda PelFet en Manresa. Es muy interesante que me lo preguntes eso ya que mucha gente no sabe por qué en la radio o en la televisión o en el periódico está siempre saliendo dicho artista…Nosotros hemos elegido este camino. Recordamos una frase que una vez nos dijeron gente de la industria. “Vosotros creéis que podéis llenar campos de futbol sin salir en Los 40 Principales”. Ahora podemos estar orgullosos más allá de lo musical.
Tengo la impresión de que si se hubiese hecho esa apuesta, ‘invertir’ en ser radiados, vuestra difusión se hubiese multiplicado de manera incalculable. ¿Creéis que haberlo hecho hubiese sido traicionar algún tipo de principio?
Puede ser que hubiese pasado eso. Para nosotros el problema no es salir en la radio o en la televisión o en un periódico. Eso no es venderse. Venderse es que cambies tu música o tus letras porque alguien te lo dice. Venderse es hacer algo que no te apetece. Venderse es que una compañía te diga cada cuánto sacas un disco, que tienes que colaborar con un artista que no te cae bien, que tengas que meter cincuenta colaboradores con nombre en un concierto para así llenar un pabellón y aparentar que eres algo grande. Salir en los cuarenta no es traicionar ningún principio, ojalá oyésemos en Los Cuarenta a los Sex Pistols, a Bob Marley, Silvio Rodríguez o Pedro Guerra. Sería mágico ¿No? No queremos perder la esperanza.
¿Tiene algo de perverso el hecho de querer llegar a más gente de esta manera si por ello no cambias tu manera de componer o entender la música?
En absoluto. Llegar a más gente es el objetivo de cualquier artista en cualquier disciplina. Un grafitero cuando pinta un tren está queriendo transformar su entorno y llegar al máximo número de gente. Es un grito que quiere ser escuchado. Nosotros como muchas otras bandas siempre hemos soñado con llegar a tocar delante de miles de personas. Así entendemos la música y nunca hemos cambiado nada en este proceso. Hemos escrito y cantado lo que nos ha apetecido siempre, hemos tocado gratis donde hemos querido y hemos ondeado la pancarta que nos ha dado la gana cuando nos ha dado la gana… y si mañana nos apetece hacer un pasodoble lo haremos (risas, aunque no hay respaldo del todo en esto último).
Vuestras canciones siempre dibujan, dentro de las melodías festivas y esa sensación divertida, mensajes de esperanza y fraternidad. ¿Hay motivos para seguir creyendo en la Humanidad?
Hay herramientas para transformarla. La música a nosotros nos ha ayudado mucho a crecer. Es la herramienta que tenemos para cambiar nuestro día a día personal. En este momento (desde mi opinión) la Humanidad está jodida, pero soy un romántico y quiero pensar que se puede cambiar, que se puede parar esto.
Tampoco parece que entre iguales la cosa ande muy bien, no sé si sois lectores o no de redes sociales, pero el hecho de que todo el mundo pueda ‘vomitar’ opiniones empieza a llevar todo a una esquizofrenia bastante acusada, sin poder decir nada, ni toser, sin que alguien se sienta ofendido. ¿Cómo vivís vosotros ese mundo ‘hater’?
El mundo hater está ahí. Un día escuchamos a Fito decir que eran como unos pajarillos que sonaban de fondo. Que si el primer disco era mejor, que si cuando no los escuchaba nadie eran más auténticos, que si esta canción habla de algo que contradice una canción de hace diez años…No pasa nada. La crítica es sana y tiene que estar ahí, desde el respeto es algo que puede ser muy útil. A los haters les pedimos que adjunten sus canciones y sus discos a la vomitada virtual y entonces estaremos en igualdad de condiciones. (risas).
¿Qué papel debe jugar la música en todo esto, en un momento, además, en el que las letras también son perseguidas?
Yo creo que la música es como un edificio. Es un reflejo del entorno, el momento y el lugar donde se levanta. La música no puede estar al margen de lo que pasa. Ahora están intentando taparnos la boca de la forma más salvaje que hemos visto en nuestra vida. Quieren que tengamos miedo al escribir, quieren que no levantemos el polvo… Ellos están haciendo que cualquier cosa sea subversiva… Esperemos que el nivel de coacción no acabe durmiendo las ganas de decir y hacer lo que te da la gana.
Decidme tres cosas que os gustaría que hayan cambiado cuando volváis tras este parón. En la música y en la sociedad.
Que internet que empezó siendo una ventana no sea una cárcel controlada por los poderosos.Que no todos estemos enfermos por y con el móvil. Que hayamos superado al menos la época medieval y el pueblo no mantenga a un rey. Es de traca.
La última, ¿teméis que ahora que están tan de moda os salga un grupo tributo?
Nos encantaría siempre que no sean mucho peor, ni mucho mejor que nosotros. (risas).
No en serio, eso también sería algo muy bonito.
¿Algo que queráis añadir para concluir?
Dar las gracias a toda la gente que nos sigue, nos comprende, nos respeta y nos espera.
No nos vamos a olvidar de esa gente.
La Raíz, disco a disco:
El Aire Muerto (2007): No es todavía la Raíz. Estamos empezando un proyecto que no sabemos muy bien hacia dónde llevarlo. No lo contamos como disco aunque nos trae recuerdos mágicos de cómo empezó todo. Hecho sin ensayar, con un ordenador, entre Pablo, Edu y AdriFaus.
Guerra Al Silencio (2009): El inicio de La Raíz. Pablo pasa a la voz principal y se arma un grupo con 4 voces. Una anarquía creativa y un nivel lírico muy alto para lojóvenes que éramos. Es una obra completísima para todos nosotros.
El Lado de los Rebeldes (2011): Primer disco de estudio. La distorsión en las guitarras domina ya buena parte de los temas y empiezan los estribillos armonizados y las líneas de vientos con un carácter épico. Para nosotros es quizá el disco más flojo de todos. Para el público fue un boom. Nos llevó por primera vez a todos los grandes festivales del Estado.
Así En El Cielo Como En La Selva (2013): Una obra completa. Un disco con nudo y desenlace. Muy fresco y divertido.
Entre Poetas y Presos (2016): Un poco de madurez y menos “desatado” que los otros. Un nivel de arreglos muy muy alto y nos llevó a dejarnos la vida en esto (compositiva y personalmente). Muy exigente.
Nos Volveremos a Ver (2018): Un premio a una trayectoria. Nos dimos este homenaje y nos llevamos el mejor recuerdo de todos.
Origen: Gandía. Integrantes: Pablo (voz), Julio Maloa (voz), Sen-K (voz), Josep «Pancho» (voz), Edu (guitarra), Jim (guitarra), Adri (bajo), Carles (trompeta), Xavi (trombón), Felipe(batería) y Jano (DJ)
Más de La Raíz en RockSesión:
Críticas de discos (incluyendo proyectos posteriores):
La Raíz – Nos Volveremos a Ver
La Raíz – Entre Poetas y Presos
La Raíz – Así En El Cielo Como En La Selva
La Raíz – El Lado De Los Rebeldes (2011)
Ciudad Jara – La Velada del Lobo
Ciudad Jara – Donde Nace El Infarto
Crónicas:
The Juergas Rock Festival 2018. Sábado, 4 de agosto de 2018
Viña Rock 2018. Lunes, 30 de abril
Rabolagartija Festival 2017. Sábado, 19 de agosto
The Juerga’s Rock 2017. Crónica sábado, 5 de agosto
The Juerga’s Rock 2016. Crónica sábado, 6 de agosto
Viña Rock 2016. Sábado, 30 de abril
The Juerga’s Rock 2014. Adra. 1 y 2 de agosto
Viña Rock 2014. Crónica sábado, 3 de mayo
Publicado el septiembre 22, 2023 en Actualidad y etiquetado en Actualidad, entrevista, Hemeroteca, La Raíz, Pablo Sánchez, Rock Estatal. Guarda el enlace permanente. 4 comentarios.









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