Acid Mess – Sangre De Otros Mundos

Decía el pasado domingo que la semana venía cargada y tras Hora Zulú y su revisión de grandes éxitos de sus dos primeros discos pero con el sonido actual y la guía al complejo y sustancioso segundo álbum de Califato ¾ y tras anunciar que mañana jueves le vamos a dedicar unas cuantas líneas al último de C Tangana (no, que no es broma) la cosa no decae hoy con Acid Mess. Y, sí, es cierto que es sin duda el nombre que menos te suene de los cuatro pero, aunque lo haya descubierto ‘tarde’ (si es que poco más de tres meses después de su lanzamiento se equivale con ese calificativo en estos tiempos de consumo rápido), os aseguro que el poderío sonoro de esta banda asturiana merece la pena. Cinco años han tardado en volver con nuevo material, pero la espera ha servido para enriquecer su stoner iniciático en una suerte mucho más compleja donde se afila más el sentido progresivo que ya trabajaban, los estruendos, pero también las dinámicas hacia pasajes que (ojo a la novedad) esbozan querencia de raíz flamenca en los compases, coros y hasta palmas. En una casa donde adoramos tanto a Viaje a 800 o Atavismo, ese sonido no podría tener mejor recibimiento, completando precisamente esa gama de acercamientos representada esta semana tanto por los de Granada y Sevilla/Málaga de lunes y martes y por ‘el madrileño’ de mañana. Cada uno a su manera pero, demostrando, en suma, que no hay límites ni fronteras cuando las cosas se hacen con seso y trabajo. Sangre De Otros Mundos, allá vamos.

Acid Mess venía siendo un trío compuesto por Miguel Ruiz a la guitarra y voz, Borja Vázquez al bajo y voz y Antonio Tamargo a la batería y coros. Dentro de esa ampliación de registros y en la búsqueda de nuevas atmósferas se enmarca la entrada de Juan Villamil al sintetizador, órgano y piano eléctrico. El cuarteto ha grabado el álbum en Ovni Estudio de Llanera. Esto es, con Pablo Martínez de Desakato, que firma la mezcla y la producción, compartida con el propio grupo. La masterización corre a cargo de Quique Sanchís en Green Desert Mastering, en Oviedo. Otro colaborador de ‘la familia’, como el encargado del arte, diseño, maquetación y foto, Héctor Castañón ‘Ossobüko’, que ha firmado carteles y portadas para la familia astur de Desakato, Senador, Onza. La incursiones flamencas se hacen, además, con la autenticidad del las percusiones y palmas de Sergio Pevida y las voces, coros y quejíos de Aurora Salazar y Débora Hernández.

Si los descubres con este álbum y con esta lectura-escucha, que no te dejen engañar los primeros cuatro minutos de ‘El Reflejo De Su Piel’. Es solo el inicio atmosférico, lúgubre y espectral al mundo de sangre (esto es, visceral) que la banda nos quiere presentar en esta entrega. Da gusto poder seguir encontrando en nuestros días estos grandes prolegómenos, que van generando en el oyente la tensión e influencia necesaria para, ahora sí, a partir del cuarto minuto, disfrutar la llegada del monstruo (que así llamaba Morente a la distorsión y batería salvajes que llegaban a mitad del tema ‘Omega’). Un estruendo de guitarras, acompañadas de palmas a compas, unos teclados sostenidos que impregnan todo de pasión y una virulencia vocal que conecta a los ya citados Viaje a 800. Coros y quejíos completan una coda fantástica, en la que se vuelve al riff leit motiv del arranque del tema.

‘Fuego Al Templo’ nos ofrece una brillante percusión metálica que afila el armazón rítmico pesado. Será una constante a lo largo de un metraje donde la voz queda más afectada y engullida con voluntariedad entre tanto brío instrumental. Un estribillo algo más dinámico y casi setentero sirve de puente para que, en la segunda parte, los teclados adquieran un mayor protagonismo entre sonoridades más acústicas y menos abotagadas. ‘Hechicera’ refuerza el tribalismo salvaje que se desprende de todo el conjunto, con paisajes y colores que casi se entroncan con el jazz progresivo (bajo y teclas, sobre todo). Las percusiones suenan constantes a lo largo de casi todo el metraje, haciendo de hilo conductor hasta que la coda nos regala un desarrollo de guitarras de nuevo con aires de fuerte raigambre.

Toneladas de rabia para ‘Futuro Sin Color’, con un ritmo de batería e interpretación vocal descabalgada, pero completada por un cambio de dinámica a una tesitura aguda de introducción instrumental oriental. Así llegamos a ‘Salvaje Historia’ donde, a partir de un riff de presentación puramente stoner, la banda irá desarrollando su velado homenaje al ‘Luminoso Mañana’ de Triana, con aquello de “anoche tuve un sueño”, repetido por las dos cantaoras, que entre melismas y lamentos, continuará con una adaptación libre de los versos.

¿Y es posible que un grupo progresivo suene con la misma fuerza y actitud que otro punk? Loops efectistas y de golpeo inmediato con ‘Hijos Del Sol’, que refuerza a todo ello el punto psicodélico para terminar de completar la paleta de registros. Furia contenida siempre en parámetros virtuosos que nos llevan a la despedida de ‘Infierno Gris’ que, curiosamente, nos lleva por ambientes casi de slide surfero. Un cierre reposado que tendrá, eso sí, su dosis de veneno final entre percusiones y engarces de acordes de gruesas guitarras. Un fastuoso esfuerzo final para un álbum más que notable. Pestaña de seguimiento más que marcada para seguirles la evolución.

Lista de canciones – tracklist:

  1. El Reflejo De Su Piel
  2. Fuego Al Templo
  3. Hechicera
  4. Futuro Sin Color
  5. Salvaje Historia
  6. Hijos Del Sol
  7. Infierno Gris

Publicado el marzo 3, 2021 en Críticas Discos y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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