C Tangana – El Madrileño
Sabéis que en esta casa, con frecuencia, nos tomamos licencias más allá del nombre de la cabecera, porque no entendemos la música como una guerra de clanes y terrenos vallados sino como algo de lo que disfrutar, aprender y conocer sin demasiados prejuicios. (Ya lo dijo El Drogas, “los compartimentos estancos dicen mucho de la capacidad intelectual de quien los maneja”). Nos gustan las guitarras y la distorsión, sí, pero eso no impide que la gama se reduzca a eso. Por eso me gusta traer cosas ajenas, sobre todo cuando encuentro que el objeto en cuestión lo merece y necesito compartir impresiones. Hay decenas de ejemplos y, hoy, C Tangana y su disco El Madrileño entran a formar parte de ese grupo de anotaciones aparte. También reconozco que, como el salmón, me puede el ir contracorriente o, quizá, el sacar la espada de madera ante causas imposibles. Mis muros (rockeros de pro, incorruptibles) se llenan de numerosas críticas sin sustancia, de ese golpeo tendencioso que provoca cualquier artista cuando se le atribuyen todos los méritos a la sobreexposición en los medios de comunicación, al marketing y un largo etcétera y empieza esa rueda contraria de desprecio por el simple hecho de tener éxito. Una mezcla resultante del síndrome de Solomon y de la frustración que sienten por el triunfo de los demás. ¿Pensamos en nuestro rock? Mägo de Oz, Ska-P, Extremoduro, Héroes del Silencio, Pereza-Leiva,… Cualquiera que triunfa de manera ‘masiva’ se merece aquel famoso calificativo de ‘vendido’. Porque se tolera la victoria siempre y cuando no se salga de su ‘círculo de acción’ o ‘público potencial’. Por eso, cuando C Tangana se movía, de forma cronológica, en mundos de rap, trap y reguetón, era un personaje circunscrito a un cubículo determinado que no molestaba demasiado. Los problemas llegan cuando se rompen las fronteras. Y aquí, no nos gustan.
No significa toda esta introducción que vaya a hacer un relato panegírico del disco de C Tangana, sino que voy a intentar trasladar una opinión desprejuiciada sobre distintos aspectos. Me chirría aquello de que con 30 años se busque ya una trascendencia atemporal. Ese lado del discurso es del todo vacuo porque como dirían mis amigos Zulús, de los que hablé el lunes, “es el tiempo el que separa a los mediocres de los buenos”. Darle presunción de leyenda a un álbum en el momento de su lanzamiento me parece un ejercicio temerario, inconsciente y poco inteligente. C Tangana (Pucho, Antón) puede ser las dos primeras, pero creo que no la tercera.
Convengo en que es fácil hacer un salto arriesgado cuando tienes detrás un respaldo económico importante, pero también se antoja cierta valentía en su propuesta con El Madrileño. No porque sea algo que no haya hecho nadie antes (los crossovers estilísticos existen desde los motetes del siglo XIII, pasando por las cantatas del XVII, pasando por el jazz con el flamenco, el flamenco con el rock, el metal con la electrónica y el rap, el rap o el heavy con lo clásico… ¡Una lista sin fin! Cojan dos estilos y busquen… ya está hecho. Lo que cambia es la instrumentación con la que se hace que, lógicamente, va variando con el tiempo y es ahí donde Tangana ha encontrado en Alizzz (Cristian Quirante) (y Víctor Martínez como multi instrumentista) su más fiel aliado.
Un tipo que ha vivido siempre en un segundo plano pero que, como cualquier gran productor, ha sabido encontrar una personalidad propia como bien puede tenerla, en sus géneros y gamas (sin salirnos de España), Refree en la desnudez cortante, Niger Walker en el rock-pop, Alejo Stivel en el pop-rock, Javier Limón en el flamenco soft o, por irnos a géneros más metálicos, Pablo Martínez, Carlos Santos o Álex Cappa en el metal. Y no es que hablemos, de alguien circunscrito estilísticamente a la modernidad con la que arropa las influencias tradicionales, españolas y latinas, de El Madrileño, sino que es alguien que en las entrevistas te cita como influencias a Antonio Vega y Los Secretos, a La Unión y que cita como genio a Roberto Iniesta, de Extremoduro, con quien le gustaría trabajar. ¿Ven? De qué valen las fronteras. Por cierto, para redondear, que lo de Alizzz viene de Alice In Chains.
Vamos a seguir con más esquinas de la figura geométrica. Al hilo del blanqueamiento de letras y declaraciones pasadas. Me resulta fascinante, sin entrar en aspectos morales, cómo los derechos, supuestamente inalienables de las personas, se defienden con encono o se dejan pasar de soslayo en función de la identidad con la que uno sienta el agravio. No quiero enfangarme demasiado en el tema pero si defendemos la ficción en las canciones o las letras como un ejercicio de libertad de expresión, debe ser así para todos. Quizá soy demasiado radical al respecto, pero tanto derecho tiene Pablo Hasel y Valtònyc a decir sus cosas como Estirpe Imperial lo tenía a decir las suyas. No vale defender las cosas solo si estoy de acuerdo con ellas. Pero la polarización es tal que hasta algo tan elemental como eso sería inaceptable para unos y otros. Y ya asumo algún palo por esto.
Sea pose o no, Tangana ha cambiado de manera sustanciosa el discurso, pasando ahora a llegar a cantar una canción en primera persona siendo la protagonista mujer o reconocer que todos hemos tenido que asumir ciertas clases de feminismo para aprender. Me parece lo bastante plausible como para desmarcarlo de algunas acusaciones que se siguen leyendo por ahí. Otra cosa es que en términos líricos me siga pareciendo ‘mejorable’ cantar lo de “culo rebotando”, pero eso ya son otros debates que yo mismo me hago, porque ¿por qué sí acepto como normal que Robe cante “hoy te la meto hasta las orejas” o «Puta»? No tengo respuesta, lo confieso.
Para esta ‘excursión’ al exterior que se marca en El Madrileño, Tangana se ha reunido de una importante corte de colaboraciones. Por orden de aparición: La Húngara, Niño de Elche, Toquinho, Ed Maverick, Gipsy Kings, Jorge Drexler, José Feliciano, Omar Apollo, Eliades Ochoa, Carín León, Adriel Favela, Pepe Blanco, Kiko Veneno y Andrés Calamaro. He leído por ahí que tanto cameo y por la naturaleza de las canciones el disco es algo así como 14 piezas individuales pero nada más lejos de la verdad. Alizzz y Pucho consiguen una coherencia sónica basada, ante todo, por la plasticidad de las descaradas influencias rumberas y latinas que utiliza, combinadas con esa capa de producción que le da sentido a la obra como un conjunto global y compacto.
Vamos a las canciones, al fin. ‘Demasiadas Mujeres’ es la que abre la lista. Comprendo a la perfección que el uso de sones de Semana Santa pueda sorprender al público mainstream, pero ya sabéis los que andáis por esta casa y estos círculos que es algo que, por ejemplo, lleva haciendo Narco desde hace 20 años, también ahora con Curro Morales en Califato ¾. Que, por cierto, ambos mostraron su pesar por la reciente pérdida del compositor de marchas procesionales Sergio Larrinaga, Larri. Es de las bases más pautadas y sólidas, entre el tango vocal y el pasodoble de ‘Campanera’. Puro efectismo.
‘Tú Me Dejaste De Querer’ es un ejercicio rumbero canónico por parte de La Húngara, de la que no he escuchado jamás un disco en casa, pero sí que he visto en directo en dos ocasiones por motivos laborales. Una fórmula tan pegajosa que no extraña que funcione aquí una vez, cuando se mezcla de una suerte de riff tropicalista que, personalmente, me recuerda ese buenrollismo mesiánico pero igual de lúbrico que tiene Carlos Sadness. Como guiño, de postre, el ‘Ilusiones’ de Los Chichos, que ya versionara en su día Estopa. Y es que, no lo neguemos, la rumba siempre ha sido la llave para ganarse al personal. Si no, que se lo digan a los hermanos Muñoz, a El Barrio, a Lichis antes de renegar de La Cabra Mecánica o Joaquín Sabina, que entró en el siglo XXI relanzado al mundo con 19 Días y 500 Noches.
‘Comerte Entera’ me generó rechazo en las primeras escuchas, pero reconozco que al final se le coge el punto. Además, solo con el hecho de que un público tan alejado a él conozca la figura de Toquinho me parece ya bastante meritorio. No será el único, como veremos. Una bossa nova casi chill que se refuerza con las estrofas en portugués. No deja de ser curioso que una de las dos canciones que no tiene colaboraciones tenga dos referencias tan evidentes como Rosario y ‘Cómo Quieres Que Te Quiera’ y ‘Corazón Partío’ de Alejandro Sanz. No lo digo por ellos, pero se presenta la duda razonable de saber qué artistas rechazaron colaborar en este disco. El cantautor folk mexicano Ed Maverick es el que aparece en ‘Párteme La Cara’ que, más sobria, funciona en el contraste de ambas voces, bamboleadas por el coro femenino que hace de nexo entre las partes.
Hablar de los Gypsy Kings y de cañón es todo uno. Para alguien que ha pinchado durante tantos años el ‘Sin Ella’ encontrárselos por aquí con una rumba tan deliciosa como esta es casi un túnel en el tiempo. Ayuda a que sea la menos ‘afectada’ en lo orgánico de las españolas, palmas y percusión. Porque la canción es tan rotunda que precisa de pocas modernidades. Hasta Tangana parece más confiado a la hora de afrontar más melodías y matices en su línea vocal. ¿Hay algo de ‘La Saeta’ en la referencia a la escalera? También perfecta, porque lo es, es ‘Nominao’, con Jorge Drexler. Un señor como el uruguayo al servicio de la causa. Cuentan los protagonistas que se hizo en la misma noche en la que Drexler estaba nominado a los Grammy (de hecho Antón se coló en la ventana a la hora de presentar a los candidatos). El título tiene algo de conexión con el pasado (‘Intoxicao’, ‘Espabilao’… Sí, he escuchado la discografía antes de escribir de El Madrileño, intentamos hacer el trabajo con conocimiento completo de causa). Reconozco que me cansa la constante presunción de marcas y derroches en algunos temas (aunque enmarcada en la estética castizo-grasienta casa bien), pero aquí está hecho con mucho más criterio artístico, con esa fantástica cadencia de guitarra.
La canción que me hizo tener en cuenta por primera vez a C Tangana para ‘algo más’ fue ‘Un Veneno’, con Niño De Elche. Se la escuché en OT y pensé, ojo, esto es otra cosa. Fue quizá el germen de este disco y aquí se recupera con acierto al traer a otra leyenda como José Feliciano. Sinceramente, ¿qué intencionalidad comercial puede tener querer contar con un cantante de 75 años? Pucho se pega el gustazo y le dan un poso de autenticidad tan bestial que casi pesa sobre todo el disco. La suavidad formal de ‘Te Olvidaste’, cálida, en un rhythm and blues o un bolero 3.0 difuminado, con la colaboración de Omar Apollo encierra una de las letras más salvajes del disco. “Que se mueran todos los hijos de puta que están hablando a mis espaldas para que caiga”.
Tras Toquinho y Feliciano, otro septenario aparece en escena con Elíades Ochoa, que lleva la esencia del son cubano a su ‘Muriendo De Envidia’. Si fuese poco con la percusión, las trompetas y el remate son puro ejercicio de estilo. Tan poderoso que Pucho casi desaparece de la escena para disfrutar desde la lejanía del espectáculo. Muy bien enlazado final con arranque de ‘¡Cambia!’ (para los que dicen que el orden no tiene sentido en este álbum). Un corrido mexicano con Carín León y Adriel Favela como invitados. Entre las cuerdas se cuela una sólida base programada que refuerza emociones. Le funciona a la perfección.
En el tercio final, tres trallazos indiscutibles. Cada una por sus motivos. ‘Cuando Olvidaré’ es mi canción preferida del álbum. Además de la arrebatadora referencia del tango ‘Nostalgias’, el estribillo, intensificado por voces maquinales y vocoders son tan crudas y dolientes que se clavan con el volumen adecuado. La inclusión de unas declaraciones de Pepe Blanco (una de las voces legendarias de la canción española, como Molina, Farina, Marchena o Pinto) reivindicando la canción española cumple su magia y refuerza esa teórica reivindicación del folclore.
La canción de Kiko Veneno, ‘Los Tontos’, además de tener ese soniquete inconfundible, encierra una de mis frases favoritas del disco: “hasta los tontos tenemos tope”. Me la he grabado a fuego, mientras que el catalán fino, gaditano de adopción se marca un estribillo marca de la casa. El cierre viene con Andrés Calamaro que recupera el verso del cohete en el pantalón del mítico ‘Mil Horas’, escrita en sus inicios con Los Abuelos de la Nada, para el estribillo (musicalmente de los mejores que ha firmado en bastante tiempo) y una interesante incursión de Tangana en las guitarras eléctricas, destartaladas, con una proto-batería elemental. Entre la genialidad y el esperpento, en un punto casi surrealista daliniano en su demencial videoclip.
Ni endioso ni demonizo. Pero el disco, concluyo, es más que notable, con todo lo que tiene el cambio y el abandono ‘de otras cosas’. Un álbum, en definitiva, que el tiempo colocará en su sitio, pero que tiene ingredientes suficientes (aunque muchos sean externos a él) como para ser disfrutado y reconocido, más allá de lo que se haya invertido en ello. Porque, creo que yo, tenemos la suficiente capacidad crítica para discernir si algo tiene trabajo detrás y aporta algo o no, independientemente de la pasta que tenga detrás. El camino se hace al andar y el futuro dirá si solo ha sido una excepción o el verdadero inicio de algo más serio. Para un tipo que ha disfrutado con estas colaboraciones tan significativas, que cita a Charly García en las entrevistas y que es capaz de un giro tan argumentado, todo es posible.
PD: ¿Ven, medios generalistas? Se puede escribir de C Tangana sin nombrarla.
Lista de canciones – tracklist:
- Demasiadas Mujeres
- Tú Me Dejaste De Querer (con Niño de Elche y La Húngara)
- Comerte Entera (con Toquinho)
- Nunca Estoy
- Párteme La Cara (con Ed Maverick)
- Ingobernable (con Gipsy Kings, Nicolás Reyes y Tonino Ballardo)
- Nominao (con Jorge Drexler)
- Un veneno (G-Mix) (con José Feliciano y Niño de Elche)
- Te Olvidaste (con Omar Apollo)
- Muriendo De Envidia (con Eliades Ochoa)
- ¡Cambia! (con Carín León y Adriel Favela)
- Cuándo Olvidaré (con Pepe Blanco)
- Los Tontos (con Kiko Veneno)
- Hong Kong (con Andrés Calamaro)
Publicado el marzo 4, 2021 en Críticas Discos y etiquetado en Adriel Favela, Andrés Calamaro, C Tangana, Calamaro, Carín León, Críticas Discos, Ed Maverick, El Madrileño, Eliades Ochoa, Gipsy Kings, Jorge Drexler, José Feliciano, La Húngara, Niño de Elche, Omar Apollo, Pepe Blanco, Toquinho. Guarda el enlace permanente. 8 comentarios.
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