Vetusta Morla – Cable A Tierra

La banda madrileña continúa cumpliendo con su metrónomo de llegar con nuevo disco con una media de tres años largos o cuatro cortos y así lo hace una vez más con su quinta entrega, Cable A Tierra. Aunque la cuenta del número del álbum difiere de donde situemos el listón, porque como bien sabemos eso no significa no tener más material suyo en esos intervalos de tiempo porque podemos sumar otros cinco de por medio entre el par de directos (el sinfónico y el del Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid allá por 2015), dos bandas sonoras (de videojuego y de La Hija, del director almeriense Manuel Martín Cuenca) y esa auto-revisión de Mismo Sitio, Distinto Lugar (MSDL) que publicó en 2020. Vetusta Morla presenta el álbum como una deconstrucción del folclore de ambos lados del charco para reconstruirlo a partir de sonidos y lenguajes contemporáneos, entre la electrónica y la tradición y con un halo de popularidad que viene, como es habitual, con un revestimiento conceptual algo más elevado, equilibrando entre lo críptico y lo explícito. Me resulta fascinante la expectación que presentan sus lanzamientos sabiendo que va a haber un significativo porcentaje de prensa dispuesta a darles palos hagan lo que hagan, como si así purgaran la pureza del rock, se exorcizaran de las posibles influencias que hayan podido provocar en otros grupos de mejor o peor calidad y, de paso, señalaran la paja en ojo ajeno desde la arrogancia de la viga propia. Todavía hay quien confunde la parte por el todo y quien discurre con un alarmante reduccionismo que, a la postre, es lo que viene a explicar ciertas irrupciones en la opinión pública y en política. En esta casa nos parece un álbum sobresaliente en su planteamiento e intachable en su ejecución.

Cable A Tierra ha sido producido por la propia banda y Carles Campi, grabado en Estudio Uno de Colmenar Viejo en abril del pasado año, con otras grabaciones entre febrero y mayo en Casa Campi Estudios, Estudios Superiores y Estudios Reno. La mezcla es de Dave Fridmann en Tarbox Road Studios de Cassadaga y la masterización de Fred Kevorkian en los meses de mayo y junio, respectivamente. El sexteto continúa estando formado por Pucho a la voz, el Indio en la batería, Álvaro Baglietto al bajo, Guillermo Galván y Juan Manuel Latorre en guitarras y teclados y Jorge González en percusiones y programaciones.

Como suele ser habitual, el álbum viene corto y al pie, de los doce cortes de antaño se ha pasado a los diez con la intención de que no ofrecer ningún tipo de tema de relleno, que la tensión y atención por la propuesta se mantenga tensa durante todo el metraje. Dentro de que tengamos nuestras preferencias entre la decena, el efecto y objetivo lo vuelven a conseguir aunque está claro que no todas rozan la excelencia.

Sí lo hacen, por ejemplo, las dos primeras: ‘Puñalada Trapera’ y ‘La Virgen De La Humanidad’. La primera tiene letra con aires de fandango, que en su carácter sanguinolento me evocan ese cruento universo de los Agujetas o Chocolate para conectar en el estribillo con tempos y cadencias más latinoamericanas (pandero, guitarro, pandero). Los aderezos y arreglos electrónicos precisan de una escucha con auriculares porque son infinidad entrando por ambos canales, llenos de capas, coros, voces, ruidos y efectos, a la vez que el estribillo se sigue elevando a la manera tan habitual del grupo, abrazándose entonces con esa épica familiar para culminar en una coda aprehensible y efectista en su distorsión maquinal final.

Y llegamos así a la más bailable y pegadiza de la lista, ‘La Virgen De La Humanidad’. Y si C Tangana (ahora ‘dignificado’ por medios ‘serios’ en sus listas del año cuando aquí dimos la cara por El Madrileño a dos días de la salida del álbum) se cogía un sampler de ‘Campanera’ para ‘Demasiadas Mujeres’, Vetusta lo hace de Concha Piquer, en un texto que, para completar la pluralidad se referencian versos de Charly García, quizá algo de Bunbury con lo de la izquierda y derecha y con una cadencia festiva entre lo caribeño y la milonga rioplatense.

Si alguien venía echando en falta ya a unos habituales de las influencias del grupo, la base rítmica de ‘No Seré Yo’ conecta irremediablemente con ‘The National Anthem’ de Radiohead. La canción sacude desde el inicio con esa tesitura inconfundible de Pucho y una percusión que va agitando de manera constante para hacerse más racial en un break palmeado. La principal sorpresa vendrá en su desarrollo cuando el grupo, en un texto claramente pandémico, se enfanga en el barro de la distorsión de un desarrollo de rock duro y adusto, sin concesiones y sin prisioneros. Como en los tiempos de Mapas y La Deriva, Vetusta recupera la querencia por compases inusuales en ‘El Imperio Del Sol’ lo que, de forma indirecta, nos viene a dar esa subliminal sensación de familiaridad añeja. La tensión del cinco por cuatro contrasta con el vitalismo de una letra que pelea la esperanza en la heroicidad de la salida.

Manuel de Falla siempre ha sido fuente de inspiración para la música popular (desde la copla hasta el rock, por ahí me viene a la cabeza por ejemplo Hora Zulú o Exquirla) y lo es también en ‘Corazón De Lava’, que juega en terrenos de romancero gitano y truculenta historias de fuego y pasión descarnadas. La pena negra, de toda la vida, llevada al universo Vetusta. La segunda parte del disco arranca con ‘La Diana’, otro nuevo guiño habitual como es el art rock, aquí con cadencia de americana y algún arreglo hinduista que quizá hubiera forzado todavía más para abrazar ese guiño beatleiano que queda en esbozo. Las pelotas de goma, la ironía del conjunto, recuerdan el constante compromiso del grupo que en este disco da otra vuelta de tuerca en ‘Palabra Es Lo Único Que Tengo’. El armazón y rock más compacto, que de nuevo coincide con el texto más explícito, otro recurso habitual en la trayectoria de la banda. Y es necesario romper otra lanza por ellos porque no es habitual en el circuito en el que se ha integrado Vetusta Morla encontrar declaraciones de intenciones y defensas tan claras de las libertades, como hacen aquí con la de expresión.

En el tercio final, ‘Si Te Quiebras’ tiene una impregnada esencia de canción de autor latinoamericana, dibujada aquí en un arrope musical incorpóreo y difuminado, dejando por momentos la línea vocal en un inusual primer plano nítido, con total protagonismo en la narración de la historia. Será como la llegada a una cima para comenzar en la nebulosa de sonidos que parecen traer los distintos vientos de la montaña. En ‘Finisterre’ el grupo se acerca de forma sutil al folclore gallego para hacer el sencillo símil del amor como fin del mundo, como el límite entre lo que vale la pena y lo que no. Ahora que nuestras apreciadas Tanxugueiras (otro grupo que os presenté aquí antes de llegar al mainstream) están a un paso de convertirse en eurovisivas casi que se echa en falta haber forzado más el localismo, que se deja sentir sobre todo en la cadencia y en la percusión, que conjuga la tradicional pandeiretas con una reverberación que retumba como si fueran los confines.

Si con ‘El Imperio del Sol’ podíamos acordarnos de la película de Spielberg es inevitable que con ‘Al Final De La Escapada’ hagamos lo propio con la de Godard. Es un canto vitalista, de hecho tiene una escala muy coloristas que recuerda al rebato feliz de Robe en Mayéutica. La letra es una misiva de buenos deseos que cumple la función de darle una rúbrica feliz al disco, con el mensaje de la caducidad de lo físico y lo eterno de las emociones y, en este caso, las canciones.

Vetusta Morla cierra así un álbum que cumple con creces lo anunciado y que les reafirma como una banda que, contracorriente, sigue creyendo en la unidad conceptual de un disco, de una obra completa. Y con eso ya nos bastaría para seguir confiando en ellos, pero es que además sus temas nos hacen renovar nuestro voto de confianza cada cuatro años, sin necesidad de urnas.

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Lista de canciones – tracklist:

  1. Puñalada Trapera
  2. La Virgen De La Humanidad
  3. No Seré Yo
  4. El Imperio Del Sol
  5. Corazón De Lava
  6. La Diana
  7. Palabra Es Lo Único Que Tengo
  8. Si Te Quiebras
  9. Finisterre
  10. Al Final De La Escapada

Publicado el enero 4, 2022 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 7 comentarios.

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