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#Mis10de Evanescence
Hay bandas en torno al cambio de milenio y al inicio del presente que generan tanta animadversión como admiración. Se me ocurren como casos más claros y evidentes Limp Bizkit o Evanescence, el caso que nos ocupa. Como en casi todo, la virtud está en el punto medio y todo merece una necesaria contextualización y mirada con distancia. Es cierto que el metal alternativo con aportes rapeados, la oscuridad gótica de rostros bellos y voces líricas y todo eso se convirtió en una moda bastante pesada. Y como ocurre con cualquier tipo de moda, lo que empieza siendo un movimiento muy digno de tener en cuenta, acaba derivando en un todo vale donde la calidad empieza a no ser lo más importante. En esa amalgama de conceptos reconozco que a mí Evanescence me ponía en su momento y me sigue poniendo a día de hoy, pasados más de diez años. La música nos activa conexiones neuronales distintas según lo que escuchemos, igual que las sustancias alteran nuestro cuerpo, y la banda liderada por Amy Lee activa partes que solo consiguen ellos. Ni mejor ni peor, pero enriquecedoras y necesarias para aprovechar nuestro sentido del oído. Aunque creo que la salida de Ben Moody nunca fue superada. En mitad de este puente, y aprovechando que nos escuchan menos personas, me marco la licencia (como ayer con Elbicho) de recuperar #Mis10de Evanescence.