Para quienes nos dedicamos y, por extensión, vivimos esto de la música como una necesidad consustancial a la propia existencia, el que haya un día específico de la música es algo así como una redundancia. A bote pronto me acuerdo de aquella canción de Amparanoia que dice «El día que no vibre con la música / es un día perdido, perdido, perdido». Sea como fuere, el paso de los extremeños de Badajoz Sanguijuelas del Guadiana por la sala Berlín Social Club (de entrada libre) se enmarcó en dicha celebración y se convertía en una excelente oportunidad para seguir viéndoles crecer. Verán, me pusieron sobre la pista del grupo hace aproximadamente año y medio y muy bien asesorados por El Infarto Producciones (agencia liderada por Jorge González de Vetusta Morla) vienen construyendo su propia historia de forma pautada, para presentarse en sociedad desde la naturalidad de unos chavales que reúnen en su música las influencias lógicas de los tiempos cuando se es capaz de extraer ‘lo mejor’ de cada casa. Rock de querencia poético – transgresiva (Extremoduro, Albertucho, Marea, Poncho), rumba y tangos inmediatos de corte pseudo kinki con los ramalazos ochenteros con pátinas de funk (Los Chunguitos –a quienes versionan-), efectos y arreglos electrónicos en las bases y un apego a la ruralidad que les hace sonar como un tiro. Les vi en agosto en la fiesta de clausura del sexto Cooltural Fest y tres meses después tenía curiosidad por verles en sala. El crecimiento orgánico ha sido poderoso, hay menos efectos vocales en el directo y no se les adivina techo. Y todavía sin el disco en la calle. Están a tiempo de apuntarse y decir aquello de “les conocí antes de que sacaran el primero”.