Joaquín Sabina – Física y Química (1992)

Joaquin Sabina Fisica y quimicaAunque la media de calidad compositiva de Joaquín Sabina es de las más altas que se puede encontrar en nuestro país y aunque cada cual tendrá su disco favorito entre la excelsa carrera del artista, parece que hay cierta unanimidad en señalar a ‘Física y Química’ como merecedor de algún cajón de un hipotético podium. Fue su octavo álbum en estudio y no deja de ser curioso que a día de hoy represente justo el ecuador de su discografía. Porque, con perspectiva, podemos afirmar que ‘Física y Química’ recoge en sus once canciones la poliédrica capacidad del de Úbeda. Lo que recoge el álbum es el resultado lógico del proceso por el que atravesaba Sabina en aquel momento…

En 1988 sale a la calle ‘El Hombre Del Traje Gris’, un álbum denso, apesadumbrado y del que, como principal influencia de futuro, destaca la entrada como colaborador habitual Antonio García de Diego, tanto en la producción como en la composición, formando un equipo de lujo junto al enorme Pancho Varona. Con este disco y sobre todo con ‘Mentiras Piadosas’ (1990), Sabina comienza con dedicación la conquista de Latinoamericana con unas giras extensas que no se conocían desde Rocío Dúrcal.

Sabina se empapa de sonidos y en él comienza a germinar esa forma de contar y cantar con querencia por el cono sur. Algo que ya se apuntaba en ‘Con La Frente Marchita’ y que se hará carne en ‘Física y Química’ en su más alta y lúcida expresión con ‘Y Nos Dieron Las Diez’ (después vendrían ‘Por El Bulevar De Los Sueños Rotos’, ‘Noches de Boda’ y muchas más). Una ranchera eterna de la que Sabina prestó unos versos a Enrique Urquijo para sus ‘Ojos De Gata’ y que posiblemente sea la canción por la Sabina entró para siempre en la historia de la música.

‘Conductores Suicidas’, dedicada, dicen, a Manolo Tena, transmite el swing característico de gente como Dire Straits… pero en castellano y sin pose (No hablaré de Fito y Fitipaldis…), para contar la historia de un tipo que es lo más… hasta que deja de serlo. El álbum continúa con la perentoria ‘Yo Quiero Ser Una Chica Almodóvar’ que, aunque hoy descuadrada, recoge en cuatro minutos el boom de la primera época del cineasta manchego y con música glamurosa y casi cabaretera.

La visión del amor está representado en múltiples formatos. Los más distantes en el sentido, que no en la forma, son ‘A La Orilla De La Chimenea’ y ‘Amor Se Llama El Juego’. La primera, una bella y cadenciosa balada que logra transmitir el calor que desprende el título. La segunda, más rítmica, con la cara ácida de la distancia y la soledad en pareja. Siempre usando palabras en las que es fácil sentirse identificado.

La capacidad para enumeraciones comparativas (que gente como Rulo explota casi con sistematicidad) es patente en ‘Todos Menos Tú’, que en música bebe de raíces negras, o la archiconocida ‘La Del Pirata Cojo’ compuesta para paliar la bendita fiebre nocturna de su hija. Un rocanrol que por el año de producción suena un tanto hueco (como le ocurre a ‘Pacto Entre Caballeros’), pero que es rugoso y potente en directo.

‘La Canción De Las Noches Perdidas’, con aire de club lleno de humo y de nuevo con aire de blues negro, y ‘Los Cuentos Que Yo Cuento’, con su particular verborrea a ritmo funky (Obladí Obladá beatleliano incluido) son dos de los temas que quizá permanezcan más tapados por la popularidad del resto, pero son más que notables. Por si las nueve anteriores fueran poco, aún quedan dos joyas más. ‘Peor Para El Sol’, canto a la infidelidad cínica, y sobre todo ‘Pastillas Para No Soñar’ con Andrés Calamaro, en un luminoso ejercicio adictivo de vitalismo circense y a buen seguro una de #Mis10de Joaquín Sabina.

De la ranchera al rock lúdico, de la balada triste al amor con retranca… Todas las caras de Sabina están en este disco. Salvo una. La rumbera, que llegaría con ’19 días y 500 noches’, otro de los discos de mi podium imaginario.

Hoy me permito (con algo de vergüenza) poner un soneto que le escribí a Sabina con 20 años (entiéndase el corte). Creo que la ocasión lo merece.

La calle de los sueños rotos, melancolía,
se llena de barbis, princesas y negras medias.
Donde habitan los olvidos de tanta alegría,
de los conductores suicidas a los que asedias.

Y nos dieron las diez cantando a la soledad
de, pongamos que hablo de, Madrid y sus ruidos;
Que nos robó el mes de abril con tanta brusquedad,
igual que el licor del pirata cojo y sus fluidos.

Y pasamos días y noches con alguna loca…
Tan joven y tan viejo el caballo de cartón…
Aún sueño con noches de boda y con su boca…

Contigo, con pintores y con zumos de neón…
He de quitarme de encima todos los sombreros,
¿eh, Sabina?, para hacer pacto entre caballeros.

 
En Spotify.

Tracklist:

  1. Y Nos Dieron Las Diez
  2. Conductores Suicidas
  3. Yo Quiero Ser Una Chica Almodóvar
  4. A La Orilla De La Chimenea
  5. Todos Menos Tú
  6. La Del Pirata Cojo
  7. La Canción De Las Noches Perdidas
  8. Los Cuentos Que Yo Cuento
  9. Peor Para El Sol
  10. Amor Se Llama El Juego
  11. Pastillas Para No Soñar

Publicado el febrero 1, 2013 en Críticas Remember y etiquetado en , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 6 comentarios.

  1. En mi podium está «El hombre del traje Gris» seguido de este, son los dos q tengo de forma permanente en el ordenador. He crecido con Sabina, de pequeña le mangaba a mi madre las cintas y me las escuchaba cien veces… Junto con Robe son mis 2 poetas musicales…

    Y buen soneto, yo con, menos arte, tambien «jugaba» a engarzar títulos y frases de canciones en mis tiempos.

  2. Tengo unos cuantos de aquella época. Aún me da bastante pudor, pero espero que se entienda que eran ‘ejercicios’ de juventud.

  3. sinmalaintencin

    Sin duda, disco merecedor de tener un sitio en ese hipotético podio que comentas.

    Sólo una puntualización: la cara rumbera llegaría en el siguiente disco (“Esta boca es mía”) con “Ruido”, aunque es cierto que explotó en el disco “19 días y 500 noches”.

  4. sinmalaintencin

    Sin duda, disco merecedor de tener un sitio en ese hipotético podio que comentas.

    Sólo una puntualización: la cara rumbera llegaría en el siguiente disco (“Esta boca es mía”) con “Ruido”, y seguiría con ese homenaje a Serrat (“Mi primo el nano”) en el siguiente “Yo, mi, me, conmigo”, aunque es cierto que explotó esa vía en el disco “19 días y 500 noches”.

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