Medina Azahara – Trece Rosas

Veinte discos de estudio, media docena de recopilatorios y otros tantos directos en varios formatos. Casi 40 años de actividad ininterrumpida, más de 200 canciones… No busquéis, no hay banda rock duro en España con un trabajo tan firme y constante como el de los cordobeses Medina Azahara. Ni parones indefinidos, ni demasiado tiempo sin nuevo material (de hecho, mirando su discografía, la fase más amplia fue del tercero, Andalucía (1982), al cuarto, Caravana Española (1987)), lo suyo es de auténtico récord (ahora que tenemos tan fresca la palabra después de la burrada que ha hecho Kitai esta semana, tocar 24 horas ininterrumpidas). Lo han hecho además con una coherencia tan apabullante que es que, lo digo de la manera más sincera y sentida, es imposible reprocharles nada. Imposible escuchar su nombre y no sentir afecto, apego y respeto. Así, podemos perdonarles algunos recursos manidos (debe ser la banda que más veces ha rimado feliz-vivir-sentir en la historia del rock) o que los melismas de Manolo nos los sepamos de memoria, incluso su incansable romanticismo de ensueños y deseos de tiempos felices por más que la realidad nos lleve la contraria. Medina Azahara solo hay una y eso se sabe en la calle.

La mezcla del álbum vienen de la mano del conocido productor Alberto Seara, que ha equilibrado el punto metalero a unas composiciones, por lo general, más contemporizadas. El mastering se realizó en Estudios DNA de Los Ángeles por Dave Donelly, lo que también dice mucho del compromiso del grupo por ofrecer siempre lo mejor de sí mismos. Es decir, que no vale cualquier cosa para salir del paso. Tras ‘la reforma’ de 2012, la alineación se asienta con los eternos Manuel Martínez a la voz y Paco Ventura en la guitarra, Manuel Ibáñez en los teclados, y los más recientes, Nacho Santiago a la batería y Juanjo Cobacho al bajo.

Comprometidos siempre con causas de libertad y sueños utópicos, llamó la atención que por primera vez en toda su discografía se centraran en un hecho concreto de la historia, como el asesinato de las denominadas ‘Trece Rosas’, que a la postre también da título al conjunto de trece nuevas canciones. No todo el mundo lo entendió (dados los comentarios en redes sociales), pero el resultado es una canción melancólica, que usa el hito para reflexionar sobre el rencor y el odio que es capaz de desarrollar el ser humano.

En ‘Libres Sin Nada’ nos llega un riff marca de la casa de Ventura, con una potente base rítmica, en uno de los cortes más veloces y potentes de la lista (junto al penúltimo). Hard rock con solo vertiginoso completan el tema. Por su parte, ‘La Lucha’ nos recibe con una entrada épica para un medio tiempo que destaca por la amplitud del puente y un estribillo coral muy efectivo en sus coros. De notable alto. Curiosamente, en contraste con el título, ‘No Mires Atrás’ nos trae una melodía vocal en el estribillo que sí que evoca a los años ochenta de su discografía.

Fundamental en la carrera de Medina Azahara, no podían faltar en una nueva entrega alguna balada. ‘’ es la primera de ellas. A destacar que la interpretación vocal deja en la mezcla pequeñas imperfecciones voluntarias para conferirle más emotividad a una nueva declaración de amor. Blanca y directa, de denominación de origen. Teclados que son puro AOR en ‘Donde Sopla El Viento’, que agrada con su melodía simpática y con escalas casi siempre ascendentes.

En el ecuador de Trece Rosas, ‘Solo Son Cobardes’ arranca con otro aprehensible riff, que presentará más adelante una melodía principal que casi se hace más protagonista que el propio estribillo. Y, tras casi 40 años de carrera, ya era hora. La banda le dedica un tema ‘A Medina Azahara’ y, como no podía ser de otra forma, con querencia arabesca, aunque esta vez sin necesidad de tirar de instrumentación andalusí que tantas veces han empleado. De hecho, la canción ofrece por momentos algunas de las guitarras más gruesas del conjunto.

Otros dos momentos intensos en el viaje por Trece Rosas. En ‘Ana y Raquel’ encontramos un medio tiempo en el que se canta al amor entre dos mujeres y en ‘Mi Pequeño Corazón’ al calor del embarazo. Una balada de querencia acústica que ha sido la elegida para ser el próximo videoclip de los cordobeses. Tras dos momentos íntimos y reposados, llega el momento de encarar el final con energía. Así, la entrada de ‘Dame Tu Aire’ cumple a la perfección esa función, si bien la guitarra cede el protagonismo a otra estructura donde predominan teclados y, también, batería, que cabalga en ‘Nunca Me Rendiré’, hasta el punto de casi acercarse al power metal melódico, que siempre tiene un golpeo certero y efectivo.  El final llega, ¿adivinan?, con ‘Brindemos Esta Noche‘, una canción en la que se vuelven a hacer explícitos los deseos de un mundo de paz y amor, con todo el azúcar melódico que la banda domina.

Como en el caso de Ska-P ayer, a Medina Azahara ‘se le exige’ tal cantidad de clásicos en los directos (y el doble que se deja fuera, por tiempo) que a buen seguro pocas de estas canciones irán al repertorio. En cualquier caso, se agradece esa constante vital porque es un ejemplo de actitud y comportamiento para todo ámbito vital.

Medina nunca se termina.

 

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Lista de canciones – tracklist:

  1. Trece Rosas
  2. Libres Sin Nada
  3. La Lucha
  4. No Mires Atrás
  5. Donde Sopla El Viento
  6. Solo Son Cobardes
  7. A Medina Azahara
  8. Ana y Raquel
  9. Mi Pequeño Corazón
  10. Dame Tu Aire
  11. Nunca Me Rendiré
  12. Brindemos Esta Noche

 

 

 

Publicado el noviembre 15, 2018 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.

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