Evaristo Páramos Pérez – Qué Dura Es La Vida Del Artista
No. No es casualidad. Desde que hace unas semanas se ‘dejara caer’ que iba a haber ‘bomba’ informativa en torno (entorno) a Evaristo y La Polla Records, decidí cuadrar la publicación de la reseña de su libro de memorias (desmemoriadas) y anecdotario sobre los años de la banda en el mismo día en el que se iba a desvelar de qué iba el tema de su vuelta a la actividad. Vayamos por partes. Hoy hemos conocido que La Polla Records ofrecerá cuatro conciertos exclusivos en este 2019 (Valencia, Madrid, Bilbao y Barcelona) y otros ocho en Latinoamérica en 2020. ¿Cómo se ha gestado este regreso? ¿Tiene el libro Qué Dura Es La Vida Del Artista, que va por la cuarta edición a través de Desacorde –la editorial más cercana a nuestro rock de todos los que pueblan las estanterías (Kutxi, El Drogas, Fortu, Evas… ¿algún día mi eterna novela inconclusa?- algo de culpa en esta historia? ¿Tendrá continuidad la historia más allá de 2020? Son muchas preguntas en el aire que Evaristo no ha podido/querido responder, pero el tiempo dirá, sin necesidad de que tenga que contárnoslo nadie. Algunas cosas de este libro sí, era necesario que nos las narrara su protagonista.
Al abordar la lectura hay que tener en cuenta que estamos ante un tipo irredento y alejado de convencionalismos. (Y además de pueblo y con boina, que diría él mismo, a tenor de lo escrito en numerosas ocasiones –muchas veces, para los de fuera de Madrí-, y así…) Por tanto, esperar un desarrollo canónico, cronológico, un lenguaje cuidado y esas historias es una milonga del marinero, del capitán y de toda la tripulación.
Los capítulos, que son más de 100, si tenemos en cuenta que ‘el 72’ tiene varias letras, más los pasajes grises (debe ser por su título ‘Neuronas Exprimidas: intimidades confesas del conjunto y alguna inconfesa del individuo en cuestión), son como arcadas, vomitonas culebrinas, rayas de algo, incluso de sol, chupitos o, quizá sea el mejor ejemplo, como las dardos que lleva lanzando en forma de canción de minuto, dos minutos, pocas veces tres, milagro si más de cuatro. Así que el libro se hace de facilísima lectura. Que te pones a calentar la leche en el microondas, un capítulo. Que estás esperando en la cola del baño de un bar, dos o tres más. Y así.
En cuanto al contenido, Evaristo se va calentando en función de cómo le cogiera el cuerpo ese día. Hay capítulos, lo reconozco, quizá sea por mi juventud (Lectores, cuando La Polla Records nació yo estaba en el limbo todavía, no como el amigo preferente Eneko –espero que lo leas, no te lo voy a chivar-), que resultan un tanto crípticos de tanto escribir ‘en clave’. Cosas que obligan a hacer una doble lectura, que ya llegará, a menos que saquen antes la película. Pero en otros se despacha a sus anchas. Especialmente y justo, con los de los despachos de sellos discográficos, agencias varias, también técnicos de sonido, algún manager, algún excomponente del grupo, otro que nunca lo fue, la banda archienemiga (pon tu nombre más grande en los carteles) y con el público sin distinción. Desde los punkis que solo saben altercar y escupir, hasta los neonazis que iban a molestarles en las primeras filas.
Evaristo dibuja años peligrosos. Trifulcas en los pogos, en las salidas de las salas de conciertos, pinchazos y agujeros por allí, agujas y lonchas por allá, muchos caídos en el nombre de la falsa libertad de la droga y otras andanzas varias, como los cutres inicios de un grupo que aprendió a base de ensayo de errores.
Hay un afán bastante palpable, por parte del gran patriarca del punk en castellano, de dejar fuera la más mínima sombra de duda sobre lo del ‘peseterismo’. Como bien sabéis (porque sigue pasando en nuestros días), cualquier atisbo de triunfo o éxito de una banda es un pase preferente a que se la llame ‘vendida’ o ‘pesetera’. El bueno de Evaristo se aplica en contar numerosos casos, salpicados en el tiempo, en los que reconoce que la banda se fue sin cobrar, que en otras ocasiones cobraban mucho menos de lo pactado y que, en otras, le engañaban con las cifras.
Salvo con los enemigos (del grupo, no la banda de Josele Santiago y cía) y alguna que otra gracieta sana -como la de Polanski y el Ardor-, Evaristo usa por lo general un tono bastante respetuoso con los grupos que cita. Desde la Orquesta Mondragón a Rufus T. Firefly o hasta el mismísimo Joaquín Sabina. Con la de cosas que podría contar el hombre y se lo guarda para una segunda parte, quién sabe.
Lo que también queda claro, lo que transmite la lectura del libro, es que, con sus manías y sus cosas como cualquier persona, estamos ante un tío auténtico. Que ha ido viajando por los años sin caer en tonterías de grandes egos, tratando (y escribiendo) muy bien a los suyos. Claro que quienes hemos tenido la suerte de coincidir con él en ‘camerinos’ y ‘baquestaiges’, ya lo sabíamos.
Ah, me dejaba una pregunta que sí se puede responder. El libro no ha sido el detonante del regreso del grupo, aunque todo suma. Evaristo ha explicado este mediodía que tenía que haber estado entregado desde un año antes, pero esto, sumado a las reuniones sobre los derechos digitales de las canciones y demás, dio como resultado la idea de regrabar 19 temas, que ya que estamos hacemos uno nuevo y salimos de gira con el 40º aniversario. El disco sale el 10 de mayo, las entradas para los conciertos el próximo miércoles, 20 de marzo (por cierto, este miércoles salieron las de Marea), y que haremos lo posible para estar en Valencia o Madrid.
Entonces prometo llevarte la medalla que me pediste por ser subcampeón del Mundial de RockSesión en 2014. (jajaja, para los de internet).
PD1: Información de la rueda de prensa de hoy, aquí.
PD2: esta es la canción inédita que acompañará al nuevo disco de La Polla Records.
Publicado el marzo 13, 2019 en Actualidad y etiquetado en Actualidad, Evaristo, Evaristo Páramos, Gatillazo, La Polla, La Polla Records, Qué Dura Es La Vida Del Artista. Guarda el enlace permanente. 12 comentarios.
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