Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul – Alfredo García
Con este kilométrico título llega el tercer libro de Alfredo García, nombre en el que encontramos a uno de esos personajes no tan mediáticos ni deslumbrantes de la escena rockera de nuestro país pero que, sin embargo, son de los que generan la sólida base sobre la que otros posan para los fotógrafos. Alfredo García es la nueva y transparente denominación, sin motes ni cabeceras de banda, con el que encontramos a ese músico que ha sido pilar de grupos como los siempre venerados Buenas Noches Rose, el rock bastardo y canalla de Le Punk (entre ellos estuvo Perros de Paja, aunque no pasaron de unas maquetas stonianas) y finalmente como Alfa, seudónimo que también abandonó para quedarse con su nombre mondo y lirondo. Como ven, no estamos ante un neófito iluminado en esto de los rocanroles (que de eso va esta novela) ni tampoco en la escritura, puesto que ya dio que hablar con La Cumbia Cimarrona en 2013 y con su recopilación de relatos Los Hijos de Euterpe en 2015. Como los anteriores, este volumen viene de la mano de Desacorde Ediciones, donde firman otros ilustres como El Drogas, Kutxi Romero, Óscar Sancho, Evaristo Páramos, Rafa J. Vegas, Albert Pla, Fortu Sánchez, Juan Luis Serrano ‘El Tío Luis’, Juan Abarca de Mamá Ladilla (del que daremos cuenta también más pronto que tarde) y un largo etcétera. ¿Y de qué va esta movida? Pues con mucha guasa Alfredo planta la historia de un rockero que siente haber perdido su autenticidad y en un retiro ‘espiritual’ se topa con una máquina del tiempo que le permite poder viajar a momentos singulares de la historia de rock, donde dialoga con grandes mitos ya fallecidos. Pero hay más cositas.
Desconozco cuanto de autobiográfico puede tener el libro. Sin duda que muchas de las cosas narradas en cuanto a salas y festivales nacen de la propia experiencia pero, más allá de todo, cuando Alfredo tira dardos o manda mensajes lo hace con un sentido del humor que rezuma elegancia y saber estar. Ya sea deslizando su opinión sobre la forma de construir canciones (a veces no muy distantes entre sí en géneros alejados si no fuera por la mera instrumentación), su concepción del éxito comercial, las bandas tributo frente a las de versiones, las revistas musicales, la capa caída de las salas, la necesidad o no de buenos equipos o, también, un poco de sexo y drogas.
Lo hace cogiendo el disfraz de esa estrella de rock en crisis existencial porque no le convence lo que hace. El éxito comercial y de ventas le ha contentado mientras tanto, pero cuando se acaba o desciende llegan las miradas y rumores en la casa discográfica y en los delfines de alrededor. Por suerte (o no), una máquina del tiempo del rock le sacará del letargo y también las alocadas, distintas y complementarias formas de ser de sus amigos más leales.
En esos viajes comienza por el genio del blues Robert Johnson, al que se sumarán anécdotas brutales, algunas voraces y otras surrealistas, en las visitas a BB King (con Lucille, guitarra y mujer, incluidas), John Lennon (con Yoko Ono incluida), la entrañable con Janis Joplin, la loquísima con Lou Reed, la de un tendero llamado Donald (Kurt) Cobain, Los Ramones, el oráculo llamado Lemmy Kilmister, la doble con Joe Strummer, el etílica con Bon Scott, Muddy Waters, David Bowie y, de rebote, alguien de los Pistols.
También es digna de mención la colección de nombres que va usando para presentarse a cada uno de sus interlocutores a lo largo del espacio tiempo. Desde Donald Trump a David Summers, desde Enrique Bunbury a Ozzy Osbourne.
Aunque hubiese sido fácil recrearse en la complacencia de la oportunidad de esta ficción, Alfredo completa la novela con su propia trama interna y personal, entre historias de amor, referencias a bandas coetáneas entre las que, por supuesto, no falta Buenas Noches Rose y su guitarrista (él mismo), Pereza, Rosendo, Roberto Iniesta…
Una novela que, más allá de la propia gracia de la broma en sí, se sustenta con habilidad de una pluma ágil, un argumento que engancha y que se resuelve de manera más que digna: Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul. Bien por Alfredo García.
Publicado el mayo 11, 2023 en Actualidad y etiquetado en Actualidad, Alfa, Alfredo García, Buenas Noches Rose, Le Punk, Una máquina del tiempo unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
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