Fito & Fitipaldis. Gira de Teatros y Auditorios. Roquetas de Mar. 10 de febrero

Con el aval de haber agotado entradas para los treinta y tantos conciertos programados, la nueva gira de teatros y auditorios que está llevando este otoño e invierno a Fito & Fitipaldis a recorrer todo el país (ya os lo avancé entre líneas al hablar del concierto de San Mamés) hizo escala anoche en Roquetas de Mar y, claro, después de haberle entrevistado hace tres meses para la elaboración del libro Poesía Básica. Extrechinato y Tú ensancha el alma (gracias por los dos días de libro más vendido de música en Amazon y por todo el cariño que le estáis dando en Efe Eme y librerías), la visita estaba comprometida y obligada. Tuve el placer de ser invitado a la prueba de sonido (os aseguro que es una delicia ver trabajar sin prisa y siempre y con una sonrisa a todos y cada uno de los integrantes del equipo –crew-) y compartir un rato con Fito para hacerle entrega de un ejemplar y seguir conversando sobre todo aquello. La foto y algún pequeño extracto de esa conversación me la guardo por ahora en un cajón y os la mostraré más adelante. (También me llevo para siempre su señalación desde el escenario). El caso es que reconforta comprobar que Fito sigue siendo ‘nuestro Fito’, por más que la radiofórmula en algunos momentos nos haya hecho desnaturalizarlo o encuadrarlo en unas formas que está claro que no son las suyas. Y ese estado de ánimo se ha reflejado siempre, es cierto, cada vez que se sube a un escenario. Anoche fue la enésima prueba de ello. Durante más de dos horas desplegó una veintena de temas en una primera parte deliciosa en nuevos arreglos, gracias a la entrada de Diego Galaz y Jorge Arribas, de Fetén Fetén y una más reconocible con el brío habitual de Carlos Raya, Javier Alzola, ‘Boli’ Climent y ‘Coki’ Giménez. Fuerza y honor. Larga vida. (FOTOS: Mar Torrecillas – Ayuntamiento de Roquetas de Mar).

Con una muy cálida escenografía, entre las alfombras, las cortinas rojas, las torres de luces y los filtros empleados, todo sumaba para un acto de celebración necesitada y esperada que hace emerger al pequeño gran gigante como uno de los artistas rockeros más queridos, con una banda y sonido de excepción.

Como apuntaba, la primera parte del repertorio puede considerarse la menos previsible, recuperando algunos temas que en las giras de grandes espacios son sacrificados por su naturaleza más reposada, al menos, en cuanto a su volumen. La tanda se abría con “Me Acorde De Ti”, una de esas canciones que, como dice Quique González, saben a coche. El ritmo subrepticio y constante ejerce de líneas de carretera, «yo me fui no sé hacia donde, solo sé que me perdí (…)», con esa doble estrofa final maravillosa «Tú acuérdate también de mí. Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir». “Fantasmas” luce en sus compases bamboleantes, con algo de swing, estribillo medio arrancherado y un tanto de sorna, con esa guasona referencia al casino de Sabina.

Brutal entrada de maestría blues para “Que Me Arrastre El Viento”, que viró la textura a terrenos de intensidad club, con contrabajo y otro momento brillante para el violín de Diego. Del otro lado, Jorge introduce con acordeón uno de los mejores temas de la noche. El poso y los arreglos de “Sobra La Luz”, cantada además con consciente concentración de Fito, fue sobrecogedora e impresionante. Con tintes de blues sureño a doble acústica de Raya y Fito, “A Morir Cantando” elevó la intensidad con un empaque considerable en el desarrollo y un nuevo ejemplo de que Fito cantó mucho más descarnado en su último Cada Vez Cadáver.

Una de las canciones más cambiadas del repertorio fue “A La Luna Se Le Ve El Ombligo”, primero casi irreconocible, con una larga entrada hindú y oriental de Raya, que conservería su esencia durante todo su desarrollo, hasta que en la coda instrumental el violín de Galaz centelleó con un solo descomunal que fue recibido con parte del público puesto en pie. El americana de toques celtas e irlandeses de los Seger, Springsteen y compañía se hace carne en la revisión de “Como Pollo Sin Cabeza”, mientras que “Si Me Ves Así” se presentó cruenta en una historia con referencias a San Fermín, «pobre de mí» y urgencia de sirenas de caminar en el límite de la perdición.

“Catorce Vidas Son Dos Gatos” es el momento más raquítico de la noche, interpretado con sobriedad y con pocos artificios, con mención especial para el pedal Steel de Raya. Ejerce de nexo a lo que Fito vino a denominar «la parte gypsy», con los siete músicos reunidos en las alfombras. Para dicho tramo, abrirían con “Me Quedo Aquí”, un tema de Fetén Fetén que ya contó en su versión de estudio con la colaboración de Fito, que aseguraba que «es la mejor canción que he cantado en mi puta vida». Estemos o no de acuerdo, sirvió para sumergir en la atmósfera pretendida, con la continuidad de las añejas “Ojos De Serpiente”, entre la que insertó “Yo No Soy Bo Diddley”, y “El Funeral”, donde además del fantasmagórico sonido del serrucho y arco de violín de Diego, contó con un divertido momento de acordeón con Jorge, rematado con una de las danzas húngaras de Brahms, tan popularizada por Mägo de Oz.

El siguiente bloque dio paso al formato clásico, con solo el quinteto en escena y con “Cada Vez Cadáver” dedicado a Carles Francino, que se encontraba en el patio de butacas. Un tema de desarrollo afunkado y ligeramente setentero, con esos falsetes de los coros, y una oscura y fantástica “Cielo Hermético”, que junto a “Las Palabras Arden” (la eché mucho en falta para ser todo perfecto) pasa por ser el mejor tema del último de estudio. Para el primero de los tres finales, Fito reservaría una dupla infalible: “Me Equivocaría Otra Vez” y “La Casa Por El Tejado”. La primera siempre conmueve en lo dulce de sus fraseos musicales y la sutiliza meliflua de las líneas vocales, mientras que la segunda fue un auténtico trallazo que contó además con Fito simulando la voz de Lichis y un final bastante bruto y furioso, dejando el ambiente caldeado y anhelante de más.

No se hizo de rogar demasiado y volvió la banda a escena para echar otro par de temas. En esta ocasión más contenidos, como “Entre La Espada y La Pared” (curiosamente el único tema del Huyendo Conmigo De Mí) y “Soldadito Marinero”, que sigue sin perder ni un ápice de golpeo en su embaucador estribillo, una vez más cantado por el público a solas mientras la banda recibía los aplausos de la presenta despedida definitiva. Hubo más. “Por La Boca Vive El Pez” fue celebrada de principio a fin, luciendo como siempre el desarrollo instrumental de ligera ascendencia tanguera y de caloríficas teclas y con Raya paseando por el patio de butacas para deleite del personal. El cierre definitivo vino con la épica springsteeniana de “Antes De Que Cuente Diez”, que dejó un sabor de boca fantástico para una noche que se gozó en sus formatos, el imprevisible y el de siempre, pero siempre con el denominador común de una interpretación que en directo sopla con fuerza esas sombras que a veces los agoreros dibujan sobre las composiciones de Fito. Ojalá que vengan muchísimas más.

Repertorio – setlist:

  • Me Acordé De Ti
  • Fantasmas
  • Que Me Arrastre El Viento
  • Sobra La Luz
  • A Morir Cantando
  • A La Luna Se Le Ve El Ombligo
  • Como Pollo Sin Cabeza
  • Si Me Ves Así
  • Catorce Vida Son Dos Gatos
  • Me Quedo Aquí (de Fetén Fetén)
  • Ojos De Serpiente
  • Yo No Soy Bo Diddley
  • El Funeral
  • Cada Vez Cadáver
  • Cielo Hermético
  • Me Equivocaría Otra Vez
  • La Casa Por El Tejado
  • Entre La Espada y La Pared
  • Soldadito Marinero
  • Por La Boca Vive El Pez
  • Antes De Que Cuente Diez

Publicado el febrero 11, 2023 en Actualidad. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.

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