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Tributo a Sabina – Ni Tan Joven, Ni Tan Viejo
Aunque vosotros no lo sabéis (algunos sí), para mi planificación se ha hecho esperar más de la cuenta mi crítica a este Tributo a Sabina, titulado Ni Tan Joven, Ni Tan Viejo, que parafrasea en mutación el título de una de mis canciones preferidas del poeta, por cierto ausente en la selección de 25 temas, y que, en mi opinión, tampoco le hace justicia del todo al conjunto por aquello de las similitudes formales con el ‘Ni Chicha, Ni Limoná’, de Víctor Jara. Entiéndase, pues, el título, como un guiño intergeneracional y, quizá, de eternidad creativa, por aquello de que gusta desde a los prepúberes como a los que andan en la plena senectud. Desde Guitarricadelafuente (21 años) a Joan Manuel Serrat (76 años). Y en medio de ellos, cantantes y autores melódicos, canallas y canallitas (que no es lo mismo), rockeros, más poetas, poperos con y sin botas de cuero… todos conversos a versos a la religión de Joaquín Sabina. Es más fácil encontrar rosas en el mar (ausencia destacada que nos robó la salud) que discutirle la imponente colección de canciones de Sabina, que da para otros dos discos como este y, para los que le apreciamos, hasta un tercero. Tampoco será cuestión de ponerse a repasar nombres que nos gustarían (cada cual tendrá los suyos) como si fuera una concreción del pasodoble de amigos ausentes (Sí recuerdo que bandas de rock como Porretas o Benito Kamelas hicieron hace años sus versiones). La crítica va, rasa y al pie, comentando impresiones individuales de cada una de las 25 canciones. Y no pido perdón porque ya no le importa.
Ismael Serrano. Maestro Padilla. 5 de mayo
Un año y medio después volvía a encontrarme con Ismael Serrano. Si por entonces el motivo fue la gira de su último La Llamada, en esta ocasión era por la de su vigésimo aniversario. La percepción del tiempo es siempre tan subjetiva en función de en qué pensemos que casi se antojan pocos. Porque, de alguna manera, parece que Ismael Serrano lleva toda la vida cantándonos. Quizá tenga más que ver con una suerte generacional. Aquí va mi crónica de agencia, tan irremediablemente personal como siempre. “¡Ay, cantautores!”. Esta exclamación tan genérica y empática, proferida por una rosa en una urna descubierta en el desván en el que se convirtió anoche el escenario del Auditorio Municipal Maestro Padilla, resume a la perfección los veinte años de carrera de Ismael Serrano. El artista madrileño realizó anoche en Almería una nueva celebración de sus dos décadas sobre los escenarios, en una cita perteneciente a la programación de la ‘Primavera Cultural’, puesta en marcha por el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería para el presente trimestre.
Ismael Serrano. Teatro Cervantes. 21 de octubre
Después de más de dos años de carretera y manta con La Llamada, Ismael Serrano apura sus últimas fechas de una gira en la que ha decidido prescindir de la banda y presentarse a solas con su guitarra, con ese aura romántico de mostrar las canciones casi desnudas, de la forma en la que fueron compuestas antes de darle ropajes y boato. Anoche tocaba hacer escala en el Teatro Cervantes de Almería, de la mano de Kuver Producciones, ciudad en la que no actuaba desde hacía más de diez años. Mucho ha llovido desde entonces en la trayectoria musical del madrileño que, aunque tan solo tiene 42 años parece que nos lleva toda una vida cantando. Que solo cuatro de las veinte canciones incluidas en el repertorio estuvieran en aquel magnífico directo Principio de Incertidumbre dice mucho sobre el devenir de la velada. Cerca de tres horas y una necesidad expositiva que trasciende al trovador para convertirlo en casi narrador, novelista oral de una apesadumbrada forma de ver la vida. Porque Ismael Serrano sigue pareciendo el chico del tarareo más triste de la ciudad. (FOTOS: Juan Jesús Sánchez Santos)