La incontinencia artística del artista cántabro parece no tener fin. A sus míticos Los Deltonos sumó en su día aquel grupo de ‘turbo pop’ llamado Hank y en 2008 comenzó a sacar sus primeros discos en solitario, también EP’s o splits como el que grabó hace unos meses con The Pilgrim Rose. No contento con todo eso ahora vuelve con un álbum doble (aunque es cierto que las 18 canciones cabrían en uno) dividido con criterios musicales. Oeste un caluroso y etílico ejercicio de country y honky tonk con predominancia acústica, y Norte, donde cogen protagonismo el folk y el bluegrass con paisajes gélidos y crudos como ambientación y con mayor profusión eléctrica. Los 18 cortes de Oeste/Norte nos postran ante un artista en plena efervescencia y estado de gracia, haciendo que la música de raíz americana suene con la mayor naturalidad del mundo en castellano. Y eso no es nada fácil.

Como viene siendo habitual, Hendrik Röver ha grabado ambos discos en GuitarTown en Muriedas (Cantabria) y ha contado con la colaboración de The Pilgrim Singers en los coros adicionales y Miki Álvarez en las baterías.

Empezaremos este viaje por el Oeste. Formado por ocho temas por lo general bastante rítmicos y accesibles. Historias de alcohol y de fracasos, de filosofía con los pies pegados al suelo y con una fina ironía que es denominador común en ambas entregas. Las tres primeras canciones, ‘Hora De Llorar’, ‘Sentado Solo’ y ‘Loco De Atar’ incitan a levantar el codo, cada cual por sus motivos. La primera por echar de menos glorias pasadas, la segunda por el desempleo en casi lo que podríamos catalogar como un bolero polvoriento, la tercera por puro hedonismo (a la tercera ronda se ve todo de otra forma, claro) “Propongo un brindis, brindemos por los cuerdos. Levantemos nuestras copas, mientras aun podamos hacerlo”. Claro, ante tanta ronda, como proceso natural, vienen las confesiones de borracho. Primero en ‘Pequeños Detalles’ con aroma a despedida y ruptura amatoria; ‘La Astilla Nunca Cae (Lejos Del Árbol)’, un country divertido que supone el reconocimiento (que siempre llega en la madurez) del parecido con el padre (por mucho que se intente evitar durante la juventud); y ‘Todo, Todo El Tiempo’, otro tratado filosófico sobre las relaciones de pareja.

Los excesos de barra continúan su proceso y se acentúan en ‘Simple’. Una canción lineal que destaca por una letra brillante y destilada. “La razón es muy simple, estoy viendo doble porque he bebido el triple”. Para cerrar, una apostilla de menos de dos minutos en las que el naufragio es inminente (referencia a la orquesta del Titanic incluida). “No hay mejor manera de engañarnos que aceptando la verdad”. Veinticinco minutos fugaces que golpean desde la primera escucha.

Por su parte, Norte es algo más denso. Aunque el sabor a derrota y el alcohol siguen presentes, el desencanto se agudiza. Quizá la portada con un coche empotrado en un árbol den suficientes pistas. Ni siquiera la melodía alegre (y continuista si se quiere de Oeste) frena la amargura decadente del campeón en la lona que es ‘Cuando El Primero Me Tiró’. ‘Invierno’ transporta a la perfección a un ambiente gélido, de muerte en la naturaleza y en los hombres, con unos coros que aumentan la vibración y un par de solos muy bien traídos. Una lección sobre cómo hacer una gran canción. El nivel no decae, todo lo contrario, con ‘Desilusión’, posiblemente la joya de la corona. Una letra que podría ser una visión ácida de la situación social actual, pero cuya crudeza trasciende cualquier intencionalidad: “acaso no matan a los caballos cuando no pueden seguir, qué clase de crimen estamos pagando para que nos torturen así (…) Si sales de esta besa al muchacho y ayúdale a ser algo más”. Escalofriante en el texto y en la música.

Zorro viejo Hendrik Röver y sabedor de que esa picaría en la sensibilidad del oyente habituado al registro, el cuarto tema, ‘Salvación’, concede un respiro con una de las canciones más humorísticas de la lista, con interludio musical para el tradicional palmeo y taconeo de la música folk americana. “El whisky me condenará, con Dios tendría alguna opción… Esa, cariño, es tu opinión”. ‘Edificio En Llamas’ vuelve a la carga. Un tema muy en la línea de ‘Cuando El Primero Me Tiró’, abandono personal una vez que los tiempos de éxito han pasado y te has quedado solo “Soy como un edificio en llamas, todos salen huyendo de mí”. ‘Twin Tit Breakdown’ es un bello interludio instrumental dedicado a Arthel Lane «Doc» Watson, guitarrista referente del género, fallecido en mayo del pasado año.

El tramo final del disco contiene otra de las descargas amargas del álbum, ‘El Capitán’, subtitulada como ‘Camaradas S01 E02’, dando continuidad al tema que se incluyó  en el álbum ‘Esqueletos’ (gracias Foro Azkena). Otra canción trágica de redención y de ausencia de reconocimiento ante el sacrificio por el beneficio común y donde de nuevo los coros otorgan un poder dramático mucho mayor: “Habéis visto todo lo que imaginamos, fuisteis donde nadie pudo ir. ¿Os acordasteis al menos un instante de porqué yo me quedé aquí?”.

Y es que lo mejor de Hendrik Rover es la facilidad para decir mucho sin tener que emplear fórmulas enrevesadas, como en el caso de ‘Velocidad’, una canción de autoayuda que quedaría ridícula en la mayoría de solistas, pero que él consigue convertir en un disparo efectivo. ‘¿Cuándo Es Tarde?’ reincide en esa línea filosófica práctica (de supervivencia, diría) echando mano a un verso de Todd Snider. Para cerrar, el gospeliano ‘Gloria, Oh Gloria’ que pone un cierre casi irónico a menos de una hora de una intensidad que está fuera de lo normal.

Y ponme otra.

Escúchalo en su bandcamp.

Tracklist:

Oeste:

1. Hora De Llorar
2. Sentado Solo
3. Loco De Atar
4. Pequeños Detalles
5. La Astilla Nunca Cae (Lejos Del Árbol)
6. Todo, Todo El Tiempo
7. Simple
8. Tiempo

Norte:

1. Cuando El Primero
2. Invierno
3. Desilusión
4. Salvación
5. Edificio En Llamas
6. Twin Tit Breakdown
7. El Capitán
8. Velocidad
9. ¿Cuándo Es Tarde?
10. Gloria, Oh Gloria