Vuelo 505 – Turbulencias

Vuelo 505 TurbulenciasThe Rolling Stones publicaron Aftermath en 1966. Era su cuarto trabajo discográfico, un álbum variado en sus formas y que les confirmaba en el buen camino. Aquel disco contiene uno de mis temas ‘no populares’ favoritos de la banda, ‘Mother’s Little Helper’ (número 6 en #Mis10de), y también otras joyas como ‘Stupid Girl’, ‘Lady Jane’, ‘Out of Time’ o ‘Under My Thumb’, la joya de la corona. Además, la versión norteamericana del álbum (esas cosas que se convierten en obsesión para los seguidores más acérrimos) se llevaba un premio gordo extra, ‘Paint It, Black’. En cualquier caso, en ambas ediciones la cara B se abría con el tema ‘Flight 505’. Un título del que se vale esta banda riojana liderada por Rubén Fernández-Soto para tomar como cabecera. Turbulencias es su carta de presentación que viene con doce escales en un viaje por las nubes con producción de Kolibrí Díaz de Marea. Aunque no es tan fiero el trayecto como se advierte.

Este proyecto personal de Rubén coge forma cuando reúne al resto de la tripulación: Iván Fernández ‘Butch’ en la batería, Chema García ‘Lagartija’ y David ‘Pipi’ Toscani. El disco es grabado, mezclado y masterizado en los estudios Sonido R5 de Kolibrí lo que garantiza, como mínimo, una producción de primer nivel. El álbum tiene un gran presencia de pianos y hammond, que son grabados en los estudios Pottoko de Beasain por Fredi Peláez.

Y decía que no son tantas las turbulencias porque el trayecto es del todo apacible. Vuelo 505 ofrece un álbum debut de una corrección implacable. Las guitarras eléctricas suenan con una distorsión que le acercan a los sonidos blueseros de Fito (al de Los Sueños Locos) o Knopler, las voces de Rubén son muy accesibles. No rasga, acaricia en cada corte con una ‘comercialidad’ bien entendida que se refuerza en ritmos que van de la rumbita rockera al rock mestizo, del blues al rock amable. Todo con un enorme cuidado de las melodías, letras generosas pero sin ser cargantes y canciones de largo metraje, ya que la mayoría sobrepasa los cuatro minutos.

Todos estos ingredientes hacen de Turbulencias un estreno de sensaciones muy agradables, con ligeras evocaciones familiares y, con el paso de las escuchas, hasta de cierta adicción. La entrada ayuda mucho a ello. Para empezar y en digno reconocimiento a quien los bautizan con esa castellanización del ‘Flight 505’, el álbum arranca con la versión stoniana de ‘Dime Dónde Vas’. Efectiva y efectista. ‘Tierra Quemada’, elegido como primer videoclip, recoge el guante bajando la distorsión en forma de rumba cálida. ‘Noches De Mucho’ es sin duda uno de los mejores cortes. Rítmica, bien enlazada y con varios guiños en el texto (supongo que voluntarios) que os recordarán a La Vela Puerca, Marea, Albertucho y algún otro más que os dejo por descubrir. Para completar la variedad en la presentación inicial llega ‘Secretos Con Pellejos’, con una leve querencia rockabilly pero con poso country.

‘Estamos Muy Bien’ destaca por su carácter hedonista, “estamos muy bien y a lo mejor mañana no sé”, todo ello arropado por un piano-bar latente. Rumbera y ligera se presenta ‘Mundo Camina’, transición hacia una más marcada ‘Ángeles y Vampiros’, que busca la calle en referencias explícitas a los yonquis y la Guardia Civil, con otro guiño al ‘Como El Agua’ de Camarón de la Isla. ‘Papel de Fumar’ se diferencia por ofrecer un contrapunto al tono alegre y optimista generalizado. Un medio tiempo de bella melodía acústica entrecortada, que acaba enganchando.

El último tercio arranca con ‘La Ciudad Dormida’, un loable intento de descerrajar un texto urbanita, pero que arroja algún verso poco logrado (“las farolas me queman los ojos, los semáforos están muy rojos”). ‘Una Vida De Película’ es accesible y con un estribillo bastante machacón, lo mejor del tema, las referencias a Tarantino y, más aún, al maestro Andrea Pirlo. Con una cadencia similar a la de ‘Noches De Mucho’ se erige ‘Tantas Cosas Que Contar’, potente y con un gran solo central que eleva bastante el nivel caído en los dos cortes anteriores. Para cerrar, encontramos la macarrería de Edu Beamont, alías ‘El Piñas’, esto es, segunda voz de Marea y cabeza de Malaputa, que curiosamente protagoniza un corte divertido: “me han robado la furgoneta, no me lo puedo creer. El ladrón tenía dos tetas, y ahora cómo voy a volver”.

Un epílogo simpático para un disco que acaba cayendo en gracia, aunque sin grandes sobresaltos. Quizá haga falta equilibrar las buenas melodías y voces con algo más de riesgo o un punto más de mala leche.

 

En Spotify.

Tracklist:

  1. Dime Dónde Vas
  2. Tierra Quemada
  3. Noches De Mucho
  4. Secretos Con Pellejos
  5. Estamos Muy Bien
  6. Mundo Camina
  7. Ángeles y Vampiros
  8. Papel De Fumar
  9. La Ciudad Dormida
  10. Una Vida De Película
  11. Tantas Cosas Que Contar
  12. El Camino De Vuelta

 

 

Publicado el octubre 7, 2015 en Críticas Discos y etiquetado en , , . Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.

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