Muse – Drones

Muse_DronesLos que conocéis este sitio sabéis que es muy poco frecuente que dedique una crítica a un disco que no sea de un grupo de nuestro rock o, por derivación, latinoamericano. Bob Dylan, Bruce Springsteen y en su día también la banda de Matt Bellamy, Dominic Howard y Christopher Wolstenholme con The 2nd Law han sido los nombres propios que han rebasado ese filtro y esa línea editorial más o menos definida. A través de una petición de tuitcrítica remember en twitter, recordé que hacía unos meses me comprometí con varios seguidores a escribir sobre este disco así que, aprovechando este día mitad festivo/mitad laborable, era hora de saldar la deuda. Drones se presenta como una supuesta vuelta atrás de los británicos tras el modernismo electrónico de la pasada entrega en estudio. Algo de eso hay, aunque no termina de ser tan rupturista como podría parecer en primera instancia.

En cualquier caso, las intenciones quedan determinadas con rapidez si se tiene en cuenta que la banda echa mano de Robert John «Mutt» Lange para la producción. Un tipo que ha hecho lo propio con grupos como AC/DC o Def Leppard está claro que iba a sacarle rendimiento a las guitarras y sonido compacto y efectista de la banda. Y así ha sido.

Y eso que ‘Dead Inside’ juega un poco al despiste. Es el tema que abre el disco y que, por naturaleza, podría haber pertenecido a ese citado The 2nd Law. Las armonías vocales engarzadas y armadas en progresión sí reflejan que la energía va a latir. Sargento de artillería como intro de ‘Psycho’, que también lleva alocuciones en la misma línea, que le otorgan ese punto de ‘La Chaqueta Metálica’ y, por tanto, la urgencia agresiva que va en consonancia a una fuerte presencia de guitarras y una batería muy marcada. Pese a la accesibilidad vocal del tema, destaca esa rudeza muy Marilyn Manson en la distorsión de los gritos, patente a partir del tercer minuto del tema. La carta de presentación completa cierta previsibilidad y facilidad con ‘Mercy’, una canción que se presenta más abierta y luminosa gracias a la estructura de su estribillo.

Estos tres primeros temas parecen ser tan solo un calentamiento para entrar en la parte del disco con más enjundia. ‘Reapers’. Es la canción más Absolution del álbum. Un guitarreo puro con una escala clásica que nos recuerdan por qué Muse es, junto a Volbeat o Mastodon, una de las bandas más grandes del siglo XXI. El nivel sigue creciendo con otra imponente ‘The Handler’ donde las guitarras vuelven a cogernos de la pechera, sin desmerecer tampoco la gran línea de bajo que aporta Wolstenholme.

Defector’ se presenta tras una intro de Kennedy como el tema más lineal del álbum, demasiado insulso si no fuera por el solo final. Quizá su armazón analógica sea lo que salva su concepción. En ‘Revolt’ encontramos un trozo más de la piedra roseta que marca el camino de la banda en los últimos tiempos: revolución sobre un mundo deshumanizado en su primacía tecnológica que tiraniza junto con los poderes a las personas. Su estructura además vuelve a ser muy abierta y casi pop en su ejercicio vocal. Extensa en metraje, ‘Aftermath’ se inicia en forma de balada con arreglos de cuerda. Bellamy no tira de alarde vocal pero sí que recuerda que maneja todos los registros. El medio tiempo prolongado va cogiendo músculo en un crescendo natural que acaba balanceando.

Así llegamos al mastodonte de diez minutos de ‘The Globalist’. Un tema que se inicia con un silbido que nos recuerda la filosofía ‘vaqueros del espacio’ que cuadraron en ‘Knights of Cydonia’ y algún otro corte del The Resistance. Listones muy altos para superarlos. Aquí lo intenta a base de mezclar momentos geniales y aumentar la potencia, como hará al final del cuarto minuto. Hasta entonces el tema se mueve en conceptos atmosféricos cercanos a los mismísimos Pink Floyd (no todo iba a ser Queen). Las guitarras se mueven con naturalidad en una rugosidad que nos recuerda (ay) momentos gloriosos por el síndrome de Estocolmo. Esta distorsión concentrada, nos lleva a un final en la línea de la primera parte, pero más intenso y con fuerte protagonismo para el piano, un punto fuerte histórico de la formación.

El final llega con la homónima ‘Drones’, un tema coral enlazado a la perfección con el anterior, que nos evoca cierta espiritualidad mesiánica con la que Bellamy siempre se ha sentido poderoso.

Quizá el chispazo mágico de The Resistance hacia atrás sigue sin estar del todo en forma, pero Muse confirma en Drones que no se le ha olvidado guitarrear. Ya solo le falta revolucionar un tanto su concepción argumental y en algunas rutinas estructurales para volver a ser la banda de antaño. Al menos todavía tienen en su mérito ser uno de los mejores conciertos que he visto en toda mi vida (Palacio de los Deportes, Madrid, 2009), que son unos cuantos.

 

En Spotify.

Tracklist:

  1. Dead Inside
  2. Drill Sergeant
  3. Psycho
  4. Mercy
  5. Reapers
  6. The Handler
  7. JFK
  8. Defector
  9. Revolt
  10. Aftermath
  11. The Globalist
  12. Drones

 

 

 

Publicado el noviembre 2, 2015 en Críticas Discos y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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