Whisky Caravan – Lo Que Nunca Encontraré
¿Cuánto tiempo es el conveniente para espaciar un lanzamiento de otro? ¿Para acumular nuevas experiencias de las que poder surtir a las musas para obtener nuevas composiciones que suenen creíbles? A finales de 2014 salía a la calle el primer larga duración de esta prometedora banda madrileña, Donde Ella Duerme. Un disco que se dejaba querer a la segunda escucha, que sonaba gratificante, fresco, con un porte de amargura que conectaba con la voz, las formas y la filosofía de la banda. Apenas año y medio más tarde, ve la luz Lo Que Nunca Encontraré, el segundo álbum de Whisky Caravan que refuerza las intenciones de su álbum de debut. Es un trabajo que, sin ser del todo continuista, sí que es perfectamente identificable en su más pura desnudez. Se han pulido los aires festivos cabareteros y se tira menos de hammond (tanto, que se echa de menos en términos generales). Buscan un salto más en su fulgurante camino (se fundaron en 2010 y han despachado dos ‘no hay billetes’ en Madrid en la presentación) con la grabación en los estudios El Sótano con Iker Piedrafita. Generosos en metraje una vez más, nos traen trece canciones más con las que engordar su repertorio.
El cuarteto repite alineación con Danny Caravan en la voz y guitarras, además de ser el encargado de la composición de todos los temas, Manuel Camargo en la guitarra eléctrica, Marcos Martínez como batería y Jorge Sidera ‘Lucky’ al bajo. Con estos mimbres y sin colaboración de relumbrón alguna, la banda tiene varios puntos fuertes que dan sentido y lógica a que sean uno de los grupos ‘emergentes’ (bendita/maldita palabra, tan llena de esperanza como de sinsabores) más pujantes del momento.
Sin jerarquía alguna citaré en primer lugar el poderío de Danny. Ya lo escribí en el citado disco anterior, sus similitudes en algunos registros y formas de colocar la voz, especialmente al final de los versos, es muy bunburiano de la época de Héroes del Silencio. Insisto que no es una imitación, pero sí que ese recurso de entonación y manejo del vibrato y la impostación consiguen fijar la atención del oyente en lo que está contando. Sostiene cada uno de los fraseos y estribillos con una viveza que nos hace sentir que estamos ante una de las últimas canciones que vamos a escuchar.
Otro de los puntos fuertes de la banda es no sucumbir al protagonismo vocal. Las guitarras nunca se arrugan. Suenan siempre a un volumen considerable, desgarran o rasgan fuerte en las partes rítmicas. Todo con una limpieza y pulcritud que hace que no se apelmacen, pero sí que mantienen el vigor y la pulsión rockera hasta cuando Danny o las melodías principales optan por ponerse más melosas y accesibles.
Y tercero, esa atención vocal que engancha a las canciones se ve correspondida con unas letras que son llanas, pero casi siempre sin mostrar todas las cartas. Reservando la posibilidad de intenciones y aplicaciones personales para cada cual y casi siempre dejando algún verso o apunte por encima de la media en cada una de las canciones.
Así, el disco comienza con uno de los mejores cortes, ‘A Salvo En El Dolor’, que viene a contener de manera clara los tres puntos apuntados. Una gran melodía, musculosa gracias a un bajo muy bien mezclado, y una intensidad vocal que deviene en un gran estribillo. Y la frase: “si crees que algo puede salvarte, seguro que acabará contigo”. ‘Días de Niebla’ destaca por la concatenación de cada uno de los fraseos, como una anadiplosis de conceptos. Más dramatismo para la frase estrella “lo que me jode sentir que hay marcas tan profundas que no me dejan vivir”. Más intensa y despechada si cabe llega el rock contemporizado de riff luminoso que es ‘No Estás Muerta’. Un tema crudo directo hacia el olvido (perdón mediante, para calmar) con su “el vacío está debajo de tu piel”. ‘De Agujas a un Reloj’ es uno de los cortes más rítmicos y pasionales del álbum. Rocanrol y sexo con conclusión felina: “mi corazón, como un cascabel, tu corazón jugando con él”.
‘Aquí y Ahora’ apuesta todo su valor en un estribillo extenso que va ganando intensidad y familiaridad con las sucesivas repeticiones. “Arranca del infierno mis raíces y calma la tormenta de este mar”. Así llegamos a ‘Genie’, sin duda, una de las joyas del disco. El argumento ayuda, pues se centra en el concepto acuñado por ‘la niña salvaje’ de California, pero que es válida para cualquier caso de maltrato infantil. Además de la cruda inspiración (“Genie nunca ha visto el cielo, ni a otros niños de verdad. Manchas rojas en la almohada, sus lágrimas gritan piedad”), musicalmente, por lo cuadrado y rotundo de su conexión texto-música, es de las más llamativas. En ‘Más de Ocho Vidas’ encontramos un medio tiempo reforzado entre guitarras fuertes que lo elevan y un aire de despedida muy acusado. “Pero cuando te vas, aún suelo mezclar telarañas con alcohol”. Más evidente si cabe es la nostalgia de la triste ‘Atrapado En Ti’, reforzada por la línea de teclados que moderniza un tanto el peso lineal. “Todo lo que usé para escapar de mí, me atrapó en ti”.
Avanzando el camino, ‘Vidas De Un Solo Tren’ es una de esas canciones trampa, porque parece del montón e inofensiva pero con el paso de las escuchas y dada su doble versión del estribillo acaba inoculando el veneno. “Mantengo la esperanza de encontrar el aire en el fondo del mar (…) No entiendo la esperanza de encontrar aire en el fondo del mar”. Al mismo juego apunta ‘Fugitivos’, aunque no de manera tan brillante. “Tú serías el arma con la que me quitaría la vida si me acorralan”. ‘Antes De Incendiar Los Puentes’ es una balada intensa, casi canónica, extensa y teatral. De los pocos cortes en los que se deja desarrollar un prolongado solo. “Somos los nombres que escribes y borras en vaho de cada cristal”. Llegando al final, ‘Solo Un Susurro’ nos traen de nuevo algo más de nervio rítmico para la ‘más política’ de las canciones. “Ojalá fueran más las personas que no destruyen lo que crean”. Esa intención furibunda se ve reforzada por la percusión más enérgica de la lista.
Así llegamos a ‘Quiero’, otra de las canciones que suben el nivel del álbum. Unos teclados con sabor orquestal y arreglo de cuerda para una suerte de ‘suite’ compleja y preciosista de más de ocho minutos en las que se sentencia una especie de oración de deseos sobre lo necesario y lo desechable de la vida. Una canción más compleja que abre una nueva puerta en la trayectoria intensa de una banda que suena muy hecha y con las cosas claras. Quizá, como contrapunto, se aprecia cierta falta de maduración a algunas ideas, pero el paso es firme y coherente.
Progresa adecuadamente, Whisky Caravan.
Tracklist:
- A Salvo En El Dolor
- Días De Niebla
- No Estás Muerta
- Agujas A Un Reloj
- Aquí y Ahora
- Genie
- Más De Ocho Vidas
- Atrapado En Ti
- Vidas De Un Solo Tren
- Fugitivos
- Antes De Incendiar Los Puentes
- Solo Un Susurro
- Quiero
Publicado el junio 2, 2016 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Donde Ella Duerme, Iker Piedrafita, Lo Que Nunca Encontraré, Whisky Caravan. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
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