Archivos Mensuales: mayo 2024
Cecilia – Cecilia (1972)
En varios momentos de la biografía de Mari Trini escrita por la cantautora Esther Zecco de la que os conté esta misma semana y que me acompañó en parte del viaje a Madrid para ver a Robe se hace mención explícita en muchas ocasiones a Cecilia como, junto a la protagonista de dicho libro, los dos ejemplos de mujeres que simbolizaron valentía e independencia en unos tiempos en los que no era sencillo abrirse camino en un mundo monopolizado y dirigido por hombres. De hecho, la narración de Zecco recrea la llegada a casa de Mari Trini, en el momento en el que suena el teléfono y le informan del accidente de tráfico que se llevó por delante la vida de una artista multidisciplinar (escribía, pintaba, hacía composiciones en varios idiomas…). Las carreteras de España, en las que cada año mueren cientos de personas y que, en lo que a la música se refiere, nos ha cercenado a talentos irrepetibles como Jesús de la Rosa de Triana, Nino Bravo, Bruno Lomas, Eduardo Benavente de Parálisis Permanente, Tino Casal, Canito (cuyo concierto de homenaje está considerado como el inicio oficioso de La Movida) y, aunque ya retirados o en la parte final de su carrera a otros como Patxi Andión o Manolo Caracol. Una lista que, por desgracia, no termina aquí, pero es un reflejo claro del riesgo que siempre ha representado volver de una actuación a deshoras, aunque también es cierto que el riesgo en la conducción no entiende ni de relojes ni de lugares. Y si no, que se lo digan a los integrantes de Supersubmarina, que tuvieron su accidente fatal a muy pocos kilómetros de llegar a su Baeza natal. Como dije con Mari Trini, aquí siempre nos ha gustado tener un respeto a mayores y no había mejor semana que esta para recordar a Cecilia con la crítica remember de los viernes.
Lee el resto de esta entradaBrava – Fina Estampa
La cantautora peruana Chabuca Granda escribió a mitad de los cincuenta del pasado siglo la canción “Fina Estampa”. Un tema que su propia autora no grabó hasta más de quince años después y que se convirtió en una de las canciones folclóricas peruanas más conocidas, junto a «La Flor De La Canela», ambas popularizadas y convertidas en leyenda gracias a la inimitable María Dolores Pradera. Un vals peruano estiloso y estilizado cuyo título se convirtió en expresión popular como símbolo de distinción, gallardía y buenas maneras. Y esa impronta de autenticidad es la que destila Brava, esta formación madrileña que, aunque nacida en 2017, acaba de publicar su primer larga duración. El cuarteto está integrado por Nerea Moreno Santotomás a la voz y siendo la principal compositora junto a Jorge Montero a la guitarra, con Mario Fuentes en la batería y Jaime Osuna al bajo. Un estreno en el que ofrecen una visión barrial (desde Aluche) y contemporánea de influencias setenteras que van desde el rock anglosajón al cañí y de raigambre del caño roto, Las Grecas y todo el resto de imaginario quinqui, incluida cierta pose folclórica en la actitud. Pero incluso, hay más, se pueden ver rudezas del ‘rock urbano’ al uso, también ramalazos de disco funk, alguna progresión jazzística, giros vocales casi que más propios del soul o de referentes femeninos del punk y todo con una ausencia de pretensiones impostadas. Diez temas que han sido autoeditados, grabados en El Búnker de San Crispín y producidos, mezclados y masterizados por David Baldo (Aiko El Grupo, Los Nastys, Leone… ). La foto es de Teresa Sánchez y el diseño de Aixa de Pepa Peligros. Después de escribir ayer de otra ‘brava’ como Mari Trini, no podíamos tener mejor continuidad para hoy.
Lee el resto de esta entradaMari Trini. Retrato de una mujer libre. Esther Zecco
La música en España puede presumir de tener un inmenso catálogo de artistas solistas que, de alguna forma, fueron faro para su generación posterior y, también, para las siguientes que han mantenido esa inquietud, ese ‘pellizco’, para bucear más atrás y comprobar las muchas y buenas cosas que tiene nuestro rico legado musical. En el mundo de los solistas el catálogo es revelador, aunque existen diferencias y matices significativos ya sea en la popularidad o la ‘vigencia’ en cuanto a su ‘reivindicación’ o puesta en valor de su obra. Hay artistas que forman parte del imaginario colectivo de varias generaciones con todo la pompa, boato y lustre de una suerte de unanimidad que los engrandece (cada cual con su criterio pensará si con merecimiento o no y con la mayor o menor dosis de pasión en función de su propio gusto musical) pero, sin duda, en estatus indeleble por más que pase el tiempo. Situemos en este campo (sin entrar en comparaciones, diferencias o similitudes estilísticas) a los Camilo Sesto, Nino Bravo, Raphael, Joan Manuel Serrat, Julio Iglesias o, aunque más tarde, Joaquín Sabina. Todos hombres, sí. Y por ahí se empieza a justificar la necesidad del libro recién publicado por la editorial Efe Eme y que nos ocupa hoy. Pero es que en las mujeres, si hacemos un símil medianamente similar, nos vendrán las María Dolores Pradera, Rocío Dúrcal, o el ya más folclórico legado de Lola Flores o Rocío Jurado. Y Jeanette o Cecilia, si abrimos el foco. Y es ahí donde se refleja el segundo baluarte que hace de este libro una publicación oportuna: el de hacer una firme puesta en valor de Mari Trini, cantautora de Caravaca de la Cruz con una vida digna de ser contada, con un legado discográfico nutrido en grandes joyas y una personalidad muy marcada, para bien y para mal. De todo ello da buena cuenta la también cantautora Esther Zecco, que supera su ‘síndrome del impostor’ para hacer un recorrido biográfico completo, que huye de los escabroso y subraya las virtudes. Un libro que se devora con facilidad y que es del todo recomendable para no iniciados y ya seguidores de Mari Trini.
Lee el resto de esta entradaRobe. Ni Santos Ni Inocentes. Rivas, 25 de mayo
Las últimas giras de Robe han adquirido ciertos automatismos (lo que funciona bien, para qué cambiarlo) como que Cáceres y Madrid, dos sedes muy simbólicas, por motivos más que evidentes, estén en el primer mes del rutómetro y, en el caso madrileño, salvo el experimento fallido del Parque Tierno Galván, Rivas Vaciamadrid y su Auditorio Miguel Ríos se han convertido en plaza casi fija. Y es lógico, pese a los grandes inconvenientes de tráfico y carreras por aquello del transporte público. Un aforo a rebosar con 30.000 personas colgando el cartel de ‘entradas agotadas’ y una expectación máxima por comprobar la nueva propuesta escénica del extremeño y sus paisanos escoltas. Es un recinto tan mastodóntico que otra de las principales quejas habituales viene por el tema del sonido y esta vez para haber cierta unanimidad en que fue mejorado considerablemente (lo que está regular, se puede mejorar). Con todo, cuatro días después de conversar con él en la entrevista especial que podéis leer aquí, y evitando en la medida de lo posible la mayor dosis de spoilers (me comí leer cuáles eran las dos primeras canciones, sumado a la consciencia de que cantaría el disco nuevo –casi- al completo y que no faltarían algunos hitos más o menos previsibles) llegué a este cuarto concierto de la gira sabiendo que la cita iba a tener unas connotaciones especiales, se respira en el ambiente por el lógico e imparable paso del tiempo. Hay frases que adquieren un sentido mayor, hay entonaciones y versos que quiebran la voz, que emocionan el rostro, que provocan sonrisas y también la triste consciencia de que entramos en una recta final que, las 30.000 personas presentes deseamos que sea infinita. Aquí va mi visión de la velada. (PD. Acudí a la cita de Rivas sin fotógrafo por lo que las fotos las hice yo, desde el público, las justas para dar testimonio, las mínimas para no andar importunando a los que están detrás. Salvo la primera ,el resto son de Estanislao Mora, situado en las primeras filas me ha cedido todo el material gráfico. ¡Gracias!).
Lee el resto de esta entradaEl Gran Wyoming, Mil Palos y Ninguno Al Agua. Kike Babas & Kike Turrón
En una España tristemente polarizada por quienes deberían mirar por el interés común y no por el propio y que son capaces de utilizar argumentos de ataque y defensa exactamente idénticos que el contrario en función de si se está delante o detrás del ventilador de mierda, hablar de El Gran Wyoming y elogiar su trabajo será siempre tomado como un posicionamiento de un lado de los frentes. Hace tiempo que vivir en un frentismo constante no es sino un ejercicio de intelectualidad limitante y, más allá de todo, de falta de civismo y respeto al que piensa de manera diferente. Dicho todo esto, he de decir que a mí El Gran Wyoming me ha caído siempre bastante bien, desde los tiempos de Hermanos De Leche y de El Peor Programa De La Semana, que fue cuando tuve mayor consciencia de su figura. Y, claro, al poco llegó aquel pelotazo llamado Caiga Quien Caiga y para un aspirante y después ya estudiante de periodismo aquello fue como un gran aldabonazo estimulante con ese Juanjo De La Iglesia y, después, los Juanra Bonet, Manel Fuentes y compañía. Con todo, este El Gran Wyoming, Mil Palos y Ninguno Al Agua se presenta, como en el caso de Fito y Por Supuesto La Luna del que escribí hace unos meses, como una nueva biografía ilustrada coordinada por los Kikes, con una edición espectacular de Bao Bilbao Ediciones y un elenco de ilustradores que le da el puntito de variedad que hace de la obra un volumen de lo más notable. Y, por cierto, para la gente de mi generación o posteriores, (pese al título) es una buena forma de ahondar en todo lo previo y mucho que ha hecho Wyo a lo largo de la vida. ¡Como le dije a Robe en mi entrevista del martes: menudo viajecito!
Lee el resto de esta entradaCiclonautas estrena con ‘¿Qué Tal?’ el tercer adelanto de su próximo trabajo en directo
Ciclogénesis Magnitud X, Live in Totem será el título del primer cedé y deuvedé en directo que lanzará Ciclonautas en los próximos meses. El trío formado por Mai Medina a la voz y guitarra, Javier Txo al bajo y Alén Ayerdi a la batería ha estrenado justo hoy, día en el que el baterista del grupo cumple 50 años, el tercer videoclip que ejerce de adelanto de este nuevo trabajo, precisamente uno de sus tótem fundamentales (‘¿Qué Tal?’) y, posiblemente, la primera canción de Ciclonautas que voló la cabeza a más de una persona. Me encuentro entre ellas. Verán, el día que escribí la crítica de su álbum de debut, el doble ¿Qué Tal?, en marzo de 2014, yo jamás había coincidido ni cruzado palabra con Alén. No se había dado la oportunidad. Pero él, siempre inquieto y ávido a todo movimiento en el mundillo de nuestro rock, ‘me tenía echado el ojo’ por el respeto que le damos aquí a cada álbum y a cada banda. Por ello, dio pronto con la crítica de aquel estreno. Sin yo saberlo, aquello abrió una puerta de confianza que se ha mantenido y reforzado con el paso de los años hasta convertirnos en muy buenos amigos y compartidores de confidencias. Hoy le felicitaba por su cumpleaños, por su música, por su compromiso y por su generosidad y me comentaba que «vamos a seguir para adelante (incluyéndome) para que nosotros no seamos los que veamos morir el rock con el que hemos crecido». En esas estaremos hasta el final, por supuesto.
Lee el resto de esta entradaEntrevista a Robe: «Me hace más ilusión lo que hizo el Museo del Prado con ‘El Poder del Arte’ que llegar a ser Disco de Oro»
Hace cinco días Robe cumplió una nueva vuelta al sol y van 62. Al hilo de ello escribí por redes que, como me comentó Estopa en su momento, mi vida sería distinta (posiblemente, menos vida) si no hubiera conocido sus canciones a lo largo de los ya 35 años de carrera pública desde que en el 89 saliera la primera maqueta de Extremoduro. Con toda su evolución, con toda la incomprensión momentánea, con todo su triunfo popular, con todas y cada una de las fases, de las que es lícito sentirse más o menos identificado, pero en todas intentado ofrecer siempre una canción que retumbe por dentro. Sea desde el humor, desde el amor, la transgresión, la ensoñación o la cruda realidad. Por eso siento que es un honor y un placer absoluto poder entrevistarle por primera vez en 2015, al inicio de su proyecto como Robe y el lanzamiento de Lo Que Aletea… y que, desde entonces, se haya convertido en una bonita rutina a cada paso del camino. Así, hoy, cuatro días antes del concierto de Rivas Vaciamadrid (el primero de los varios que veré y os contaré esta gira), le he entrevistado por sexta vez (cinco aquí y otra para el libro de Extrechinato y Tú) en nueve años. Y esta vez he querido hacerlo como la última con Kutxi, sin un guion demasiado cerrado. Dejando fluir. Este es el resultado. Espero que os guste.
Lee el resto de esta entradaJavier Sólo – El Astronauta Que Soñaba Con Estrellas De Mar
Al bueno de Javier Sólo (Xabier Segura) le llevo siguiendo la pista de manera superficial desde los tiempos de la extinta Rock Estatal y en sus pasos con las bandas Sus Malas Costumbres y después con Imprudentes. Pero fue con la magnífica canción “El Hombre Sin Sombra” (incluida en su epé Un Buzo En El Espacio, publicado y comentado aquí en 2019) cuando terminó de entrar de lleno en mi radar de seguimiento. Me sorprendió gratamente esa manera de cantar a la desdicha, al mundo de la canalla, entre lo descarnado y lo arrebatado, con un lenguaje muy cuidado sin caer en lo previsible de la poesía en el rock. ‘Fusión de autor’ lo llama él y lo cierto es que, partiendo de unos patrones básicos tan sencillos (que no simples) como querer contar historias bajo canciones accesibles y pegadizas consigue siempre despachar canciones notables, tan inusualmente redondas que casi nos retrotrae a unas maneras de otro tiempo, quizá congelado, quizá demodé, pero muy disfrutables para quien guste de ese rock pop o por rock permeable a territorios más mestizos, sea desde la rumba o desde la sonoridad latina. Porque en los últimos tiempo Javier también ha tendido puentes férreos con el otro lado del Atlántico (me recuerdo un tanto a El Toubab, con quien comparte algunas cosas y aprovecho también para recomendar) y todo ello se plasmaba ya en su anterior Un Buzo En América, como hace nuevo en este El Astronauta Que Soñaba Con Estrellas De Mar que viene con una decena de colaboraciones y que terminan de dar la pátina brillante a un disco de por sí muy disfrutable. Por el momento, está a la venta física y digital en su web y llegará a plataformas al completo en noviembre, habiéndose avanzado ya cuatro de los diez temas.
Lee el resto de esta entradaDanza Invisible – Música De Contrabando (1986)
Desde que tengo uso de razón, el nombre de Danza Invisible me ha generado una especial simpatía e interés. Sobre todo porque de niño no faltaban sus canciones en mis cintas de música y de vídeo caseras y porque mi hermano siempre me decía aquello de que sus directos eran especialmente intensos por la increíble hiperactividad de Javier Ojeda y lo excitante de la banda. Aunque al indagar más adelante en su discografía entendí la evolución, la banda malagueña era mucho más de lo que ha trascendido en la capa superficial de la opinión pública. Sus primeros discos son de un intensidad new wave, de una rudeza poco controlable y de un verso suelto que después se canalizó cuando llegaron las influencias más ‘tropicales’. El caso es que en mis años aquellos de iniciación, donde tiraba mucho por ese encantador pop rock ochentero y noventero, no es extraño que a las primeras de cambio que tuvimos la menor oportunidad, mi compañero, escolta y hermano de andanzas más noctámbulas e improvisadas salimos un sábado después de comer (cuando nos enteramos del concierto) a un pueblo (Calasparra, Murcia) a 250 kilómetros para verles por primera vez. Que el cartel de la noche, por cierto, es como para hacer un estudio sociológico de lo que eran aquellos tiempos. Esa noche, en un ciclo de Duca2 Music o algo similar, actuaban, gratuitamente y en este orden: Café Quijano (fue un poco soporífero), Ariel Rot (más bluesero y pausado que festivo) y Danza Invisible, que se llevaron la noche de calle. Pude hablar con ellos hace un par de años al hilo de su participación en el Festival Internacional de Cine de Almería (no se pierdan su documental A Este Lado De La Carretera), y entonces nada parecía intuir la noticia anunciada hace unos meses, que la banda, más de 40 años después de su fundación se despide con una última gira llamada “Sin Decir Adiós”, de doce fechas. Tenían que estar al fin en una crítica remember de viernes.
Lee el resto de esta entradaLos Nikis De La Pradera – Los Nikis De La Pradera
Menuda sorpresa la que viene de la mano de tres de Los Nikis de toda la vida, transformados ahora en Los Nikis De La Pradera. Que lo de conservar el nombre de ‘la banda madre’ no deja de ser un guiño para que quien conociera aquellos sepan que por ahí hay músicos de entonces, pero estilísticamente no hay más similitud que la pátina de comicidad que sigue presente, allí con energía juvenil, aquí con descreimiento de madurez. «Entre los cinco suman más de 300 años», suman desde su promo. Rafa Cabello a la batería, Arturo Pérez a la guitarra acústica y Joaquín Rodríguez a la guitarra eléctrica, acústica y coros, se suman a Mauro Canut (de Los Vegetales, Intronautas o Los Acusicas) a la voz y Nacho Biosca (Ataque de Caspa) al bajo para esta aventura en la que el pop – punk – rock de Los Nikis se viene en un country reposado y polvoriento al ‘chiquitizarse’ con eso de ‘De La Pradera’. «Sucedió un día cuando iban tan tranquilos paseando por el campo. De pronto ¡Bum! ¡Bum! ¡Bum! Tres relámpagos de golpe y una aparición: un espíritu, una especie de holograma con la forma de Patsy Cline. A ella le bastó con una frase para convertirlos: “Tres acordes y la verdad”, que recitada lenta y solemnemente es capaz de convertir al country a cualquiera. La relación cómica entre este cambio y el crecimiento de sus Índices de Masa Corporal se convierte en el primer vistazo a su renovada dirección musical», arguyen. La propuesta, sin ser un derroche de innovación, sí que se antoja fresquita por la sacudida que hacen de un género tan maniqueo y, a veces, víctima de su auto impuesta sobriedad. Un divertimiento de los que tanto nos gustan pero con otras texturas y matices. Suficiente para que tengan nuestro reconocimiento en forma de crítica.
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