Dikers – Vértigo

Dikers VertigoQué alegría da encontrarte con un disco que supera tus expectativas iniciales. Y como ya he escrito y dicho alguna vez, nos es que no me gustara Dikers, sino que siempre había algo que me dejaba incompleto. Ya el anterior Casi Nunca Llueve apuntaba maneras, pero se ha quitado de encima zarandajas modernistas en Vértigo que suena crudo, directo, emocionante y compacto. El séptimo disco de Dikers se ha compuesto y grabado durante casi dos años (no hay que olvidar que en ese transcurso Íker Piedrafita se embarcó con su padre y con Agnes Castaño en Miss Octubre) y a la postre eso se nota en la maduración de los temas, como también lo hace el hecho de que no haya habido ningún tipo de alteración digital ni a las baterías, ni a las guitarras ni a la voz. “Esto es Dikers” dicen en el libreto. Pues así, sí.

Íker Piedrafita en guitarra y voz y composición musical, Sergio Izquierdo en la batería y letras de la mayoría de los temas e Iván Viedma al bajo y coros es el trío que se ha encargado de darle salida a doce temas que, sin volverse locos en constantes cambios, sí ofrecen la suficiente variedad como para que los tres cuarteos de hora se pasen volando. Pocos cameos para la ocasión, el casi ‘obligado’ de Alfredo con solo de guitarra y texto en ‘No Hay Más’ y de Carlos Lorente como solista de guitarra en ‘La Chica de la Curva’. No se necesitan más aderezos cuando se está tan convencido del contenido.

Y es que ese es uno de los principales valores que transmiten las canciones de esta séptima entrega. La triada de inicio es unidireccional y va a degüello. ‘Ababol’ con un riff de guitarra abierto y tan pegadizo como divertido, brillante en contraposición idónea con un fraseo que se divide en estrofas con ritmo bien marcado y otras más dinámicas. ‘Pretencioso’, elegido como primer videoclip es irónico contra el postureo gafa-pastil del artisteo. Alguien tenía que decirlo y ellos lo hacen con acierto, con una gran escala en la melodía vocal del fraseo y con una frase lapidaria en el puente “pero si va desnudo, dijo un niño señalando al rey de turno”. La ‘cuota’ de crítica social llega con ‘Molotov’, algo previsible, pero incendiaria, claro está, con la repetición constante del “vas a arder”, que acaba azuzando las llamas.

Como decía, ‘No Hay Más’ lleva la firma de Alfredo y en ella encontramos un tema más melódico, un medio tiempo emocional con un texto quizá en clave para viejos pasajeros. Si es así es una brillante confesión de estado de ánimo, seguramente en el peor momento tras el telón final. No dejéis de escucharla. Cruda y dura, por su argumento, es también ‘Olek’. Brillante en su concepción, se centra en la historia de un niño yugoslavo que ve morir a su padre y a su madre tras ser violada. En su enajenación mental tortura a un vendedor de armas, hasta llegar a la mejor frase del texto: “indignados y empapados en amnesia, no sabemos dónde nace esta violencia”. Así llegamos al ecuador con ‘Luz’, uno de mis cortes favoritos, con esa excelsa capacidad de Íker (ya demostrada en Miss Octubre con ‘El Pájaro de las Plumas de Cristal’) de crear melodías turbadoras, aquí con una brillante melodía de piano que se arrastra por toda la canción tras su presentación inicial. La letra, además, refuerza esa sensación de fragilidad, reforzada por la voz, e intensidad.

La segunda parte del álbum arranca con ‘Lárgate De Aquí’, de la que llama la atención especialmente el “te lo llevas todo” del estribillo, que conecta rápidamente con el tema del Pura Sangre de Burning. Algo discreta, aunque las segundas voces del fraseo intenta aportar algo de originalidad. Con ‘Pan de Canela’ llegamos a otro de los cañones del álbum, con texto de Íker, en un hermosísimo canto dedicado a su madre: “no te despiertes muy tarde que tengo ganas de abrazarte en tu casa del sol”, cierra. Tras la emotividad viene bien la gamberra ‘La Chica de la Curva’, historia de amor con la aparecida en la nacional 320.

El amor romántico se reserva para el último cuarto del disco. ‘Ya No Te Espero’ es un excepcional relato de la asimilación de una ruptura, pese a que en algún momento parece haber nostalgia, la interpretación vocal es brillante y mantiene en todo momento la entereza que requiere el texto. ‘A Quemarropa’, con texto de Íker, hace de interludio en un canto al rock en el que destaca sobre todo los versos cantados en grito, los únicos del disco, añorando viejos tiempos. Para cerrar, balada al piano con ‘Vitaminas’, cruz de la misma visión de ‘Ya No Te Espero’, incluso zumo de naranja mediante. Aquí si hay dolor, además de un brillante símil: “Me marcharé donde las vitaminas se vas cuando tardas en beberte el zumo, abrazadas al aire, se mueren y oxidan”.

Influenciado o no en lo musical por el disco y gira con Miss Octubre y con unos textos por encima de la media de lo que nos tenían acostumbrados, Dikers ofrece un disco de rocanrol lejos de modas y, salvo un par de temas, atemporal.

 

En Spotify.

Tracklist:

  1. Ababol
  2. Pretencioso
  3. Molotov
  4. No Hay Más
  5. Olek
  6. Luz
  7. Lárgate De Aquí
  8. Pan De Canela
  9. La Chica De La Curva
  10. Ya No Te Espero
  11. A Quemarropa
  12. Vitaminas

 

 

 

 

Publicado el noviembre 11, 2015 en Críticas Discos y etiquetado en , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

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