Mi Capitán – Drenad El Sena

Mi Capitan Drenad El Sena¡Ay las etiquetas! ¡Cuánto daño a la falta de apertura de oídos! Existe cierta tendencia en algunos sectores del rock patrio a mirar por encima del hombro o, sencillamente, denostar, cualquier cosa que tenga que ver con la etiqueta tan genérica como a veces inocua de ‘indie’. Y es que si comienzo esta crítica diciendo que los componentes de esta banda provienen de otras formaciones como Love Of Lesbian, Standstill o Egon Soda, más de uno saldrá corriendo sin dar opción a más. Sin escuchar, sin buscar, sin aprender. Mi Capitán es una jodida banda de rocanrol (aunque en la promo intenten colar la palabra pop, aquí hay peso suficiente como para prescindir del término) se ponga tierna, melódica o con ganas de incendiar las guitarras como demuestran en buena parte del generoso metraje de su debut, Drenad El Sena. Un álbum de doce cortes con letras los suficientemente directas como para que no haya ambages, pero de una encriptación apabullante. Y, como guinda, una versión del ‘Alta Suciedad’ de Andrés Calamaro. Pura combustión.

No digo que no sean útiles, pero me encuentro casos de negación. Hay cosas espectaculares en el indie nacional, desde Vetusta Morla a Nacho Vegas (si es que lo fuere), los citados Love of Lesbian, León Benavente, Napoleón Solo, Zahara y por ir concluyendo, hasta si me apuran, Manos de Topo. En Mi Capitán Gonçal Planas (guitarra y voz), Ricky Falkner (batería), Ferrán Pontón (bajo), Julián Saldarriaga (guitarra), Ricky Lavado (percusiones), Dani Ferrer (teclados) y Víctor Valiente (guitarra), acompañados de numerosos músicos invitados en cada corte, desbarran trece cortes de una intensidad abrumadora. De unas ganas de dar cera bastante patentes, aunque sea en medios tiempos.

Los diez primeros cortes fueron grabados en directo durante nueve días en los estudios de La Casamurada, las mezclas han ido a cargo de Santos Berrocal en Blind Records bajo la producción de Pablo Garrido, Santos Berrocal y Mi Capitán. El mastering se realizaó en Kadifornia Mastering de Cádiz por Mario G. Alberni. A esos diez canciones añaden tres bonus track que son los que dan lustre a esta nueva reedición.

El estilazo se apunta desde la glamurosa a la par que amenazante ‘Acaba Con Él’, que contemporiza la potencia de manera excitante hasta una coda en la que se da salida a un solo y ritmo de batería veloz. ‘Es Suave La Voz’ fue la que desencadenó que el grupo se lo tomara en serio. Una canción que superó las 30.000 visitas en pocos días y que presenta uno de los cortes más abiertos en su concepto de estribillo coreado y una estructura larga sobre la que se desarrolla una guitarra hipnótica. En ‘El Coleccionista’ se mantiene la misma pulsión, destilando más glam, algo de wah pedal y otro gran solo para la colección.

Toca cargar las tintas con la árida ‘La Sed’. Batería machacona y una gran melodía de guitarra que se presenta en el fraseo y que se desarrolla con brillantez en el estribillo. Sinuosa y sugerente. En ‘Asalto A La Cosa Blanca’ encontramos al Mi Capitán más canalla, tanto por la cadencia cabaretera como por la melodía vocal de un Gonçal que muestra amplias facturas a lo largo de la hora de duración del disco. Sin lugar a dudas, ‘Millones de Palabras’ es uno de mis cortes favoritos. El golpeo machacón de batería encuentra respuesta en la agresividad del fraseo y en un desarrollo musical excepcional. Cinco minutos de puro fuego. La diversión continúa con las bases programadas (estos indies…) de ‘Sin Mirar Atrás/Puerto Banús’. La canción es más atmosférica y lineal, pero ofrece un contrapunto interesante con buenos quiebros en las guitarras rítmicas y unos teclados que destellan en la uniformidad.

El riff serpenteante de ‘Algo Inesperado’ es de los que recuerdan que estamos ante un gran disco de rock. No hay ambages, actitud y aptitud. El texto se desarrolla más limpio, abrazando una suerte de medio tiempo que se hace más espacial (cocodrilo astronauta soy en órbita lunar) en los sucesivos estribillos. Aunque la que de verdad habla del espacio exterior es ‘Yo, Bitch’, otra de las rudas y completas. La melodía del estribillo te recordarán a los Pink Floyd paseando por la luna, que no es poco. La lista de canciones del disco ofrece el primer final con ‘El Ciego’, un cierre reposado y extenso, quizá demasiado monótono para lo bien que lo hemos pasado en los cortes anteriores. Hay un crescendo en la parte final que intenta equilibrar los seis minutos, si bien no parece suficiente.

En los bonus tracks encontramos ‘Ayer Noche’, ‘Fuegos Artificiales’ y la citada ‘Alta Suciedad’. La primera de ellas destaca por la cadencia de piano para una concepción musculosa de guitarras crecientes que se incendian al encontrarse con la repetida y narcótica frase “ayer noche alguien puso demasiado éxtasis en mi bebida”. La segunda, para hacer gala al nombre, es mucho más luminosa desde el inicio. Para cerrar, el tema de Calamaro se nos presenta más desnudo en su fraseo, pero más agresivo en su estribillo musical. El bajo es abrumador, así como el crecimiento de los coros, que te sumergen en una fiesta final azuzada por un gran solo de teclados que te recuerdan lo grande que es la música cuando te acercas a ella sin prejuicios.

 

En Spotify.

Tracklist:

  1. Acaba Con Él
  2. Es Suave La Voz
  3. El Coleccionista
  4. La Sed
  5. Asalto a La Cosa Blanca
  6. Millones De Palabras
  7. Sin Mirar Atrás/Puerto Banús
  8. Algo Inesperado
  9. Yo, Bitch
  10. El Ciego
  11. Ayer Noche
  12. Fuegos Artificiales
  13. Alta Suciedad

 

 

 

 

Publicado el noviembre 24, 2015 en Críticas Discos y etiquetado en , , , , . Guarda el enlace permanente. 4 comentarios.

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