Derby Motoreta’s Burrito Kachimba – DMBK
Tomado en el justo grado que un programa de La 2 puede tener, el nombre de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba saltó al gran público en el estreno del programa con el que Ariel Rot nos está deleitando cada martes, visitando distintas zonas de la geografía española en ‘Un País Para Escucharlo’. El formato del programa, si es que aún vives en el error de no disfrutarlo, es que el bueno (porque es bueno, en lo personal y con una guitarra en la mano) de Ariel visita una zona de España donde un ‘anfitrión’ lo guía visitando a varios artistas y grupos de dicha zona. Lógicamente, disco formato presenta la laguna de que debería durar tres horas para no dejarse estilos y nombres fuera, pero, salvando la imposibilidad material del tiempo, es un auténtico cañón. En primer lugar por ser maná en un desierto y en segundo porque ver a Ariel, al anfitrión de turno y las bandas o artistas referenciados interpretar canciones juntos es una delicia en la mayoría de los casos. Fue ahí cuando, como otros miles de amantes de esto de la música y los rocanroles, apunté a fuego el nombre de estos sevillanos que, casualmente, lanzaron su primer larga duración apenas unos días después de su salida en el programa. Un cañón de los buenos.
Lo curioso del caso es que, objetivamente, este joven sexteto (Dandy Piranha a la voz, Bacca y Gringo a la guitarra, Papi Pachuli a la batería, Soni al bajo y Von Máscara al teclado y al sintetizador) no viene a hacer nada que no se haya hecho antes. Pero su frescura, sus bases pegadizas y gran nivel de ejecución ha despertado el aplauso casi unánime de quienes los escuchan y ha volado la cabeza a más de uno, especialmente los alejados de los géneros a los que referencian.
En Derby Motoreta’s Burrito Kachimba se encuentran los ingredientes clásicos del denominado rock progresivo andaluz. Aquel movimiento cultural maravilloso de los setenta, con prolongación a principios de los ochenta y derivaciones varias hasta nuestros días. Unas más puristas, otras más mestizas, pero un género poderoso y propio que hizo que gente como Triana o Smash se pudieran codear con los mismísimos Pink Floyd, manteniendo poesía y raigambre. A todo eso, se le suma cierto aire kinki suburbial y barrial. Unido a la psicodelia, especialmente rítmica, como un Los Brincos del siglo XXI, y ciertos toques de hard, convierten a DMBK en una banda muy recomendable.
Los componentes tienen experiencia en bandas que ya desfilan por derroteros del rock con raíz como Furia Trinidad o Quentin Gas y Los Zíngaros, más fronterizos, a lo que se añade las evidentes similitudes vocales de Dandy a Jesús de la Rosa (aunque las letras no presentan tanta angustia existencial). Un cóctel molotov como os podéis imaginar y comprobar cuando le deis al play.
Como si del reflejo en un espejo se tratara, o siguiendo ¿el mito? de poner el corte al revés, el disco se abre con una introducción psicotro-espacial con las iniciales de la banda al revés, ‘KBMD’. Empieza así la tormenta de ritmo y efectos de sintes que nos reciben en ‘The New Gizz’, un título que claramente nos evoca a los también psicodélicos de las antípodas, King Gizzard & The Lizard Wizard. En este corte, la voz, más que a Jesús nos recordará a los buenos de Pony Bravo, otra banda sevillana amiga de todo este mundo musical, pero con un corte humorístico y electrónico más acentuado.
Tras el alarde de tempo, llega algo más orgánico y menos estrecho el ‘Aliento de Dragón’, que rezuma urgencia y, por tanto, más inmediatez rockera. Es en la coda, más experimental y efectista, cuando cambia el tercio hacia la soberbia ‘Somnium Igni (Pt. 1)’. Un corte que podríamos considerar con hechuras de interludio, por su afección en la mezcla, ahogado en sonido de vieja radio o vinilo antiguo. Aquí, ahora sí, sin dudas, los recuerdos a la línea vocal de ‘Luminosa Mañana’. “El camino ha sido largo pero he de llegar, vive dios, que en la puerta de la villa me espera mi corazón” suena con la misma intensidad que el “De pronto me vi como un extraño, comencé a caminar sin saber a dónde ir, sin saber…”.
De lo vibrante a lo excitante en ‘El Salto del Gitano’ que se presenta como un cante que abre senda en la brecha del tiempo, con una base descomunal y unos coros que se clavan en la mente desde la primera escucha. Lo de la ligera referencia a la leyenda del Roquedo de Peña Falcón es también digna de mención. El desarrollo instrumental tras el solo es para cerrar los ojos y dejarse llevar por el ritmo. En ‘Grecas’ alardean un riff mucho más cercano al hard rock al uso, sin perder por el camino ciertas florituras flamenqueras en los acordes del fraseo. El título y la cadencia hacen gala a ese universo kinki tan genuino como adictivamente venenoso.
Para cerrar, los dos cortes finales presentan de manera más diáfana los devaneos progresivos. Sin llegar al Fandangos in Space de Carmen, pero sí con sus referencias orientales y morunas ‘Samrkanda’, y ‘La Piedra de Sharon’ con coqueteos con el shoegaze, flangers y efectos varios.
Derby Motoreta’s Burrito Kachimba nos regala así un debut sobresaliente que los hace explotar desde el inicio y que despierta la gran ilusión de pensar hasta dónde serán capaces de llegar en su riesgo y descaro.
Lista de canciones – tracklist:
- KBMD
- The New Gizz
- Aliento de Dragón
- Somnium Igni (Pt 1)
- El Salto Del Gitano
- Grecas
- Samrkanda
- La Piedra de Sharon
Publicado el marzo 21, 2019 en Críticas Discos y etiquetado en Críticas Discos, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, DMBK. Guarda el enlace permanente. 3 comentarios.
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