Gatibu – Zoramena (2002)
Acercándonos de manera peligrosa a las 300 críticas remember de viernes, las personas más asiduas al lugar sabéis que hay ocasiones en las que es un chispazo el que determina la elección semanal y que alguno de los numerosísimos grupos pendientes lleguen por fin a la sección. Aunque tengo que reconocer que en el caso de uno de esos ‘eternos candidatos’ como los gernikarras Gatibu ese chispazo ha sido más bien un fogonazo. ¿Motivos? Principalmente que la semana pasada volvieron a saltarme al reproductor debido a ese concierto histórico de Fito & Fitipaldis en el estadio de San Mamés, en una cita en la que abrieron la velada, además de Morgan, el grupo que les acompaña toda la gira, los propios Gatibu (Fito Cabrales colabora en el quinto corte ‘Urepel’). Esto, sumado a que ese mismo fin de semana vi a Robe y que hace justo un mes escribí del Todo Es Mentira de Neurastenia al hilo de un comentario tuitero y que en ese disco colabora el extremeño, me enlazó también a mi playlist de CoROBEraciones donde, claro está, aparece ‘Mila Doinu Aidien’ que también cuenta con su participación. Para terminar de cuadrar el círculo, o más bien, de prenderle fuego, ayer mismo escribía del nuevo disco de Parabellum, El Grito Del Hambre (primer disco de nuevas canciones en 25 años) que, redoble, está producido por Iñaki Uoho Antón… Precisamente como este Zoramena con el que Gatibu debutó allá por el año 2002. Si es que al final, parafraseando a Sabina, nos sobraban los motivos. Sea.
Forjado el cuarteto en distintas escuelas de música donde se cruzaron de manera casi concatenada y tras hacer por separado pinitos en otros bandas, donde también se fueron cruzando por el camino (va la colección de nombres: Ezkixu, Birth Cake, Einbigu, Frik, Noiz?, Suzko Itzalak, Aikor, The Rabid Harpy, Cartoon Band, Maxia o Insert Beat, además de proyectos músico culturales como Txulufrina eta Arrosa o Paperetik Plazara), es en Gatibu cuando por fin aparece la marchama definitiva que les ha llevado hasta nuestros días.
El germen aparece cuando Alex Sardui (voz) y Haimar Arejita (guitarra eléctrica y acústica) comienzan a hacer los primeros temas de lo que acabaría siendo el disco que nos ocupa hoy, compuestas en vizcaíno, una variante del euskera. Para las tareas de bajo y batería contarían con Josu Artetxe (de Exkixu) y un viejo conocido de la escena, Batiz en aquellos tiempos asentándose con Fito & Fitipaldis, donde permanecería hasta 2005. Cuando se bautiza al grupo y la cosa ya se vuelve más seria, Josu decide dejarlo y entrará Gaizka Salazar. Cuando se intensifican los ensayos para iniciar la grabación, Batiz también se marcha y entrará Mikel Caballero. Este cuarteto será el que dé vida a Gatibu desde entonces.
Es la pequeña casa de discos Oihuka, de la que aquí hemos hablado al hablar de los primeros pinitos de Tahúres Zurdos y lo bien que se portaron dejándolos marchar a una multinacional y también al escribir de Tijuana In Blue, quien apuesta por asumir el debut del grupo, ofreciéndoles grabarlo en La Casa de Iñaki, en sus estudios en Múgica. Como técnico también figuraría Batiz. Y en este ambiente de buen rollo y en un tiempo en el que Iñaki, Fito y Robe salían juntos con la bici y eran una maquinaria de trabajo constante (discos de Extremoduro, de Platero y Tú, de Fito, el Extrechinato y Tú) no es extraño que de tanto compartir visitas tanto Cabrales como Iniesta dijeran que sí a echarse un cante.
La decena de temas se abre con ‘Musturrek Sartunde’, que se arranca con un cántico folclórico antes de presentar un rock and roll de tinte hedonista y muy rítmico (alguna sucesión me recuerda hasta al ‘Bailaré Sobre Tu Tumba’ de Siniestro). Estas hechuras accesibles serán también un campo en el que explorar en sucesivos trabajos. ‘Bilusik’ es de mis cortes preferidos por su espíritu más trallero y compacto, con una base rítmica agresiva y un fraseo musical que podrían firmar los mismísimos Berri Txarrak.
‘Mila Doinu Aidien’ es el tema en el que colabora Roberto Iniesta. El requiebro de la guitarra casi presagia algunos acordes de’ Puta’. Robe no se arruga con el idioma y le da el sentimiento necesario a una canción que se antoja rotunda y sin fisuras, con un golpeo muy directo y con un estribillo bastante adictivo. En ‘Lorak Eskeintzen’ se levanta un tanto el pie del acelerador pero no por ello no dejen de prestar atención tanto a la emotividad vocal de Sardui (de las que más de este disco) como a los diálogos de guitarra y batería. La primera parte de la lista se cierra con ‘Urepel’, el corte en el que tendremos a Fito. Como en el caso de Robe, es su voz la que se presenta desde el arranque (al contrario que la inmensa mayoría de colaboraciones, en las que ‘el prota’ se reserva la entrada hasta después del primer estribillo o, si no, del primer fraseo). Los tiempos medios de la canción pueden evocarnos algo de RHCP, pero sin agobios.
Como una intro chamánica, batería y grito voraz, ‘Librea Naz’ abre el segundo bloque con riff metalero. Ese tempo muy pautado y las segundas voces acompañando a la principal nos recuerdan a varios grupos melódicos de ese tipo como, por ejemplo, Sôber. Por su parte, ‘Ihes’ nos recibe con un precioso desarrollo de guitarra, un bajo muy presente y la voz siempre certera. La intensidad del estribillo es vibrante y, pese a que las escuchas en streaming no sean demasiadas, a mí este tema me parece de lo mejorcito del conjunto.
Los instrumentos folclóricos en el rock, dependiendo de la zona, han sido utilizados con frecuencia y Gatibu lo hará en ‘Ez Dago Barroterik’ con la alboka de Íñigo Ibarretxe (se toca de forma similar a la gaita, solo que es bastante más cómoda) que acrecienta el desarrollo melódico de otro de los grandes. ‘Zoramena’, la canción que da título al álbum, nos llega antes de la despedida, como una canción coral, con un fraseo lineal y un estribillo más agresivo, pero siempre con la emoción muy presente. Ahora sí, el final llega con ‘Ez Dot Sinisten’, un corte también de tinte más pausado, pero vigorizado por buena presencia de distorsión y por algún que otro efecto y arreglo entre el funk y el metal.
El disco finalmente cerró sus cuentas en el momento con 20.000 copias vendidas, lo que para un debut es una cifra más que significativa, contando que todavía no se había roto el círculo idiomático (¿acaso se ha roto ya?) como pudiera pasar años más tarde con Berri Txarrak. Dos años y medio después llegaría Disko Infernu (2005), Zuzenean Bizitzeko Gogoa (2010), Zazpi Kantoietan (2012), Euritan Dantzan (junto con este, mi favorito, 2014) y Azken Indioak (2018).
Honores y autenticidad siempre para Gatibu.
Lista de canciones – tracklist:
- Musturrek Sartunde
- Bilusik
- Mila Doinu Aidien (con Roberto Iniesta)
- Lorak Eskeintzen
- Urepel (con Fito Cabrales)
- Librea Naz
- Ihes
- Ez Dago Barroterik
- Zoramena
- Ez Dot Sinisten
Publicado el junio 24, 2022 en Críticas Remember y etiquetado en Críticas Remember, Gatibu, Zoramena. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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