Poncho K – No Quiero Empates (2002)
Ha tardado demasiado en tener su cita con la crítica remember de los viernes el debut del artista sevillano. Cuando me apeteció traerlo faltaba demasiado poco para el lanzamiento de su nuevo (sexto) disco Caballo De Oro y preferí esperar a que pasaran unos meses. Ahora, con los fríos y las aguas apetecía recuperar este islote de apenas de media hora en el que los violines son casi más importantes que las guitarras, en la que la actitud punk primaba sobre las querencias más flamencas, aunque las había. Canciones con las que Poncho K se presentaba en sociedad con un aura extraña. No fue poca la gente que se preguntaba por su autenticidad. ¿Un debut discográfico de un ‘supuesto cantautor punk’, con aires de Robe Iniesta y con una multinacional respaldándolo desde el principio? Las dudas eran razonables (a veces son sanas), pero todas ellas se evaporaban como el humo al darle al play y escucharlo cantar.
El debut de Poncho K, se quiera o no, es un pedazo de historia del rock en castellano. Con apenas veinte años despacha doce canciones de una poesía que en sí no parece inventar nada porque bebe de lo urbano porque narra historias de calle, bebe de lo transgresivo porque la referencia de Iniesta es indiscutible, no solo aquí, sino en toda su trayectoria… Pero aún así, consiguió que sonara con una sencillez endiablada. “Me desgarra tu pota en la espalda aunque sea un macarra”. Lo mejor de todo es que para ello, en líneas generales, no tira de demasiados improperios, ni de velocidad gratuita (la hay, pero muy bien integrada y traída), ni de excesos de distorsión (las guitarras eléctricas casi siempre son acompañamiento de acústicas). Aquí manda su voz. De hecho no se corta nada en cantar frágil con solo acompañamiento de violín, o rematar una canción con casi un minuto de ‘la la ra la’. También sorprende el empleo sutil y comedido de gaitas en las canciones más festivas (algo que quizá mamara de sus paisanos sevillanos Los Muertos De Cristo, que lo perfeccionaron en A Las Barricadas y Cualquier Noche Puede Salir El Sol, 1995 y 1996 respectivamente). En la producción, además del propio Poncho y Miguel De La Vega, estaba Michel Molinera, por entonces a punto de despedir a Los Canallas (de Canallas precisamente proviene Ernesto Guilmain, su guitarra desde hace varios años) y que posteriormente formaría Stafas, una formación con enorme encanto, que está a punto de sacar su cuarto disco. (Os recomiendo, si no los conocéis, pasar por #Mis10de Stafas)
El disco se abre hasta de forma antinatural, casi atropellando el silencio y esdrujuleando el “Estoy” que abre el verso, que deja las cosas claras desde el principio “Estoy que no me siento el corazón en el pecho, que no me encuentro los cojones derechos”. Usa después el verbo ‘amartillado’, el mismo que usa Robe en ‘Te Juzgarán Solo Por Tus Errores (Yo No)’. ¿Casualidad?, ninguna. Una introducción preciosista que va creciendo (pese a durar apenas minuto y medio) y que se cierra con un “me cago en Dios”. Sin duda hay que aplaudir al tipo de RCA que dio el visto bueno al fichaje. Le sucede ‘Duermes’, una de las joyas eternas de su discografía. Los violines suenan con una intensidad especial, pone los pelos de punta después del primer estribillo y que incluye un tramo recitado en el que Poncho demuestra su valentía y confianza absoluta en su trabajo. No en vano, “no quiere empates”. Si quedaba aún motivos para sorprenderse ‘Sol Que Se Ausenta’ se inicia con una melodía de violín armónico anticipo de un estribillo suave en las formas, peleón en el fondo del texto. Los detalles de la canción vienen de un solo acústico con reminiscencias de cajón flamenco y palmeo.
Las canciones se mueven casi todas en torno a los dos minutos y medio. ‘Avaricia De Vejez’ destaca por la inclusión de vientos y una calidez rítmica, si bien ha quedado como un tema menos trascendente pese a tener uno de los versos más personales “ahora quién se enfrenta a este fracaso, quien se acuesta ahogado en llantos”. ‘Otra Vez Perdí’ parece continuar la misma senda, hasta que llega un estribillo mucho más juguetón y acelerado. Una canción con dos velocidades claras, algo en lo que recaerá alguna que otra vez durante su carrera. En la segunda parte llega esa gaita azuzadora sobre una batería más punk.
‘Un Perro Como Tú’ es otra de las canciones que han soportado el paso del tiempo. Una canción vacilona que lo que encierra es un dolor sobrehumano por una ruptura. “Y pasar por el parque y no dejarme la cabeza donde tu estés. Rechazar un pensamiento de quererte y mear en un árbol y marcar mi territorio”. Esta confesión descarnada con la que aligerar el peso del dolor, sí que será constante en la trayectoria de Poncho K. Y si no, solo tenéis que escuchar su reciente ‘El Bicho’, canción que ya desgrané en su día y que es el cénit compositivo hasta la fecha. También suena a crueldad y abandono ‘¿Kolegas?’, un arrebato de desahogo ante la camaradería ultrajada. ¿Quién no ha sentido dolor alguna vez escuchando esa canción ante una mala racha con un colega de toda la vida? Por suerte, los buenos siempre permanecen y saben adaptarse a los tiempos. Además del componente emocional, la canción en sí es otra bella ejecución de violines que aportan una intensidad desmesurada en el estribillo. Una genialidad.
La segunda parte continúa con ‘Amor Platónico’, casi unos versos sueltos de escaso minuto, que arranca con aire ska y termina como le da la gana. Algunos giros vocales recuerdan, de nuevo, a esas tres canciones acústicas de la reedición de Rock Transgresivo. ‘Cuidado’ vuelve a usar el truco de las dos velocidades quizá con menos éxito que la anterior. Por su parte, ‘Me Das Pena’ es la canción más salvaje de todo el metraje. Una batería acelerada acompañan a una entrada con gaita y grito que pone los pelos de punta. El mérito no es solo la velocidad, el mérito viene de la propia dinámica de la canción ya que el fraseo se ralentiza para pisar de nuevo el acelarador y explotar en un “entra con sangre aquí” que es puro fuego. Como guinda, el último tercio rompe a una rumba de sonoridad cruel y arrebatadora. Y era su debut, y eran 20 años…
Para el tramo final, la fanfarria preludia el ‘Bla, Bla, Bla’ que suena a suena efectivamente a rebelión anti-homilía y todo una declaración de intenciones de actitud vital. Otra de las canciones que han aguantado el paso del tiempo en el setlist pese a su tonalidad más apesadumbrada. ‘Revancha’ es una canción desnuda y acústica, con estribillo algo más animado, que redunda en la esencia del Robe mencionado. De hecho está grabada con peor sonido a posta y solo falta añadirle en algún un momento el “que yo no estoy loca, ¿ahora a qué vamos a jugar”. La persiana la echa una versión extra de ‘Un Perro Como Tú’ junto al imprescindible Albert Pla, que pone su sello a la canción.
Media horita salvaje de disco.
Salvaje por su pureza.
Tracklist:
- Estoy, Me Voy
- Duermes
- Sol Que Se Ausenta
- Avaricia De Vejez
- Otra Que Perdí
- Un Perro Como Tú
- ¿Kolegas?
- Amor Platónico
- ¡Cuidado!
- Me Das Pena
- Bla, Bla, Bla
- Revancha
- Un Perro Como Tú (con Albert Pla)
Publicado el noviembre 29, 2013 en Críticas Remember y etiquetado en Albert Pla, Críticas Remember, Extremoduro, Los Canallas, Michel Molinera, Poncho K, Roberto Iniesta, Stafas. Guarda el enlace permanente. 8 comentarios.
Algo tendria que ver el productor….jajajajajaj….
Si has sido capaz de encontrar todos esos detalles en este disco, mereces un respeto, este de acuerdo o no.
Saludos.
Coño Míchel, te prometo que tenía apuntado en el esquema hablar de ti. La memoria, ya sabes lo que nos pasa a los buenos… (Lo edito)
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