Carlos Santos (Sadman Studio): “no me gusta homogeneizar, intento que las bandas suenen a ellas mismas”

Bloodhunter, Somas Cure, Ictus, Ánteros, Tenpel, Alimaña Hardcore, Hamlet, Vita Imana, Syberia, Ska-P, Toundra, Bring Out Your Dead, Proud’z, Jardín de la Croix, Hand of Fatima, Adrift, Human Mincer, Trono de Sangre, Teething, Dumange, Le Temps Du Loup, Liquid Graveyard, Sonotones, Después de Todo, Another King of Death, Moksha, Moho, Desert Icons, Hombre Malo, Versvs, Womed, Aathma, Otus, Tálesien, Barbarian Prophecies, Agresiva, Hiranya, El Altar del Holocausto, Última Esperanza, El Ego, Terroristars, Eternal Storm, Allfits… Son algunas de las de las bandas con las que el gallego Carlos Santos, de Sadman Studio, ha trabajado en los últimos años. Convertido en un referente en la producción y grabación dentro del género metalero, aprovecho su traslado de Madrid a su Verín natal, donde ha estrenado nuevo estudio, para hablar sobre su trayectoria, su manera de trabajar y sobre la situación actual de la música.

La primera es casi obligada. Sabemos que estos dos últimos años no han sido fáciles para el sector de la cultura en general, ni en el de la música en particular. ¿Cómo ha vivido un productor, acostumbrado como tú a un amplio volumen de trabajo, estos tiempos de pandemia?

Pues para mí, en concreto, la pandemia fue bastante fastidiada. Fueron meses de incertidumbres y más con el estudio nuevo recién abierto.

Podría pensarse que el parón de conciertos hubiera hecho que relanzaran las composiciones de nuevos temas y que, igual que se pensaba en un baby boom, hubiese habido un pico en la grabación de nuevos discos. No ha sido así realmente, ¿no?

Para nada. De hecho aun a día de hoy todavía no hay el flujo de trabajo que había previamente a la pandemia, por lo menos en mi caso.

Ningún momento es bueno para una pandemia y sus efectos pero, en tu caso, además te cogió con una apuesta empresarial importante. Después de muchos años en Madrid, invertiste en un estudio mucho más grande, con más espacio, más medios, en tu Verín natal. ¿Qué podemos encontrar en estos nuevos Sadman Studio?

Sobre todo la comodidad de no tener que preocuparte nada más que de grabar, ya que cuenta con estancia y por supuesto las instalaciones, que no tienen nada que ver con lo que tenía en Madrid.

Digamos que se intenta ofrecer un producto más global que permita a las bandas alojarse y trabajar de alguna manera casi a 24/7, ¿no?

Bueno habría que matizar. Yo trabajo de lunes a sábado en sesiones de ocho horas, esto no ha cambiado con respecto a Madrid y la gente tiene que saber que esto es un trabajo como otro cualquiera y no por ser un estudio de grabación se hacen horas a destajo. Para mí, esa etapa ya pasó (risas).

En cuanto a los medios puramente técnicos, imagino que queda muy romántico aquello de decir que “hemos grabado a la vieja usanza”, que si “hemos utilizado todo analógico”, pero la realidad es la que, la técnica, bien usada, siempre busca una mejora sustancial.

Estoy de acuerdo contigo, yo trabajo AD/DA , es decir capto con todo analógico convierto a digital y mezclo con digital pero todo pasa por suma analógica, además de eq, compresores, etc etc…

Retrotrayéndonos un poco a los inicios, fue en tu época de estudiante en Madrid cuando llegas al mundo del sonido como colaborador de uno de los grandes, y no solo por el nombre y el físico, el productor Big Simon. ¿Hasta entonces cómo era tu relación con la música, alguna vez antes te viste en este mundillo?

Sí me vi. Mis comienzos fueron en Verín y con 13 años me compré la mejor y peor batería que podía permitirme. Tuve una banda con amigos de toda la vida. Big Simon y yo tenemos amigos comunes que son también de Verín, Ricardo y Ana Opazo y el septiembre antes de irme a Madrid estuvo de visita con ellos. Ahí fue donde empezó mi relación con Simón. Cuando llegué a Madrid me abrió todas las puertas, fue una gran época para mí.

Como todos sabemos, Big Simon se nos fue, dejando un gran vacío en el mundo del metal y también un respeto casi unánime, ahí están las canciones de Stravanganzza, la coral de Mago de Oz con Sôber y muchas bandas más, ¿cuáles fueron las principales enseñanzas o aprendizajes que recuerdas de trabajar a su lado?

No podría decírtelas, lo fue todo para mí, maestro amigo hermano…

Lo cierto es que pronto te haces ‘un nombre’ en el circuito metalero y te conviertes, junto a un par de compañeros más, en un habitual de los libretos del mundo del metal. ¿Esperabas un crecimiento tan rápido y tan cuantioso?

Bueno la verdad es que siempre trabajé duro para poder llegar a lo que soy hoy. Como siempre digo, hay que mejorar de trabajo en trabajo para mantenerte en lo más alto posible. Si lo esperaba… pues no sabría decirte. Lo que sí te digo es que me empleé a fondo siempre.

Hace unos años, seis exactamente, citabas el Uluh como el primer disco en el que te quedaste plenamente satisfecho. De esos de los que seguías escuchando y no tocarías nada, ¿añadimos alguno más a la lista en este tiempo?

Hay muchos (risas). No podría citarlos todos.

Si hay algo que me llama la atención de tus entrevistas o la manera en la que explicas cómo trabajas con los discos y bandas es que no tienes ‘fórmulas magistrales’ o, lo que es peor, ‘piloto automático’. Se puede decir que con cada banda trabajas desde cero, haciendo cosas distintas según veas la necesidad, tanto en grabación, mezcla, sonidos… ¿Crees en lo artesano del productor?

Por supuesto. Nunca me ciño a ningún patrón. No tengo plantillas en protools, nombro cada pista cada vez que empiezo un disco. No utilizo la misma microfonía, no por nada, sino que hago lo que en ese momento me pide el cuerpo, y lo mismo en las mezclas.

Pero convendrás conmigo en que se da mucho ese piloto automático, que hay productores (se me vienen unos cuantos nombres que no diré, por no señalar en la entrevista) que tienden a ‘homogeneizar’ que a saber leer las necesidades. ¿Qué opinas de ello?

Cada maestrillo tiene su librillo. Lo respeto pero a mi no me gusta. Yo intento que las bandas suenen a ellas mismas. Me parece lo más lógico. Una banda de postrock no puede sonar igual que Wormed, por ponerte un ejemplo (risas).

Muchas veces se asocian los discos de metal a lo que viene a resumirse en ‘caña burra’, pero la realidad es que un buen álbum de metal, y aquí entran tanto los músicos como el productor, se mueve en dinámicas que van de los pasajes más reposados, a escalas medias, la consiguiente tralla, a veces con potencias, otras con velocidad desbocada, voces sutiles o voces brutales… ¿La producción de un disco de metal es de los géneros que más conocimientos y matices exige a un profesional?

Yo creo que a nivel técnico sí. Tanto de la banda a la hora de componer y ejecutar y del ingeniero a la hora de saber llevarlo a buen puerto.

¿Cuáles son para ti los elementos indispensables que, técnicamente, tiene que tener un disco de metal para sonar bien? (Además de que la banda sepa tocar, claro, -risas-)

Obviando lo que has dicho en la pregunta… (risas). La composición hace mucho y además la técnica de los músicos a la hora de la ejecución. También el equipo que se emplee es muy importante y… ¡¡la “Afinación”!!

A lo largo de los años, ¿qué banda te ha sorprendido positivamente por su evolución? En cuanto a términos de sonido, que sean ahora capaces de hacer cosas que en su día les veías impensables.

Aathma, Wormed, Somas Cure, Toundra, Bring out your dead, Hiranya y muchas más, pero simplemente por evolución, ¡no por pensar que no serían capaces!

Está claro que el metal anda jodido, incluso antes de la pandemia. El triunfo de una banda metalera o rockera no viene determinada por su calidad, técnica o capacidad, sino por otra serie de factores. Imagino que es complicado lidiar cuando te llegan bandas con ilusión y muy preparadas que después no llegan.

Está claro que tiene que tener calidad para poder salir, sin eso no hay nada, pero son tantos los factores que pueden influir que es complicado el llegar arriba. Las bandas, por lo general, son conscientes de ello.

Por cierto, va, no diremos una en activo por si no quieres pillarte los dedos pero, ¿con qué banda nacional no en activo te hubiese gustado trabajar?

Rise to Fall.

¿Qué le pides al futuro en lo personal y en lo profesional?

Salud y trabajo.

¿Algo más que quieras añadir para terminar y no hayas podido en el resto de preguntas?

Nada más. Muchas gracias por tu tiempo y por la paciencia. ¡Un saludo!

Publicado el abril 12, 2022 en Actualidad y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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