Bad f-Line – Verde (1999)
Es probable que muy pocos de mis lectores habituales conozcan con anterioridad a esta banda de Mondragón. De hecho, hice un sondeo en twitter y nadie sabía de qué les estaba hablando. Pues bien, Bad f-Line fue un grupo extraño, poco convencional, para minorías dentro de la minoría, ajeno a su tiempo, quizá adelantado (si bien tienen elementos que los acercan a cierto modernismo de los ochenta) y que mezcló sin miedo letras futuristas con electrónica, punk, algo de lírica, industria, mucho de ciencia ficción, textos malditos a lo Leopoldo María Panero e impregnados de literatura cyberpunk como William Gibson, Bruce Sterling o William Burroughs y sexo maquinal. Sumado a una oscuridad y provocación que no eran ninguna pose. Posiblemente, por eso así les fue. La escena del rock (como generalidad) no estaba preparada para un mensaje y formas tan poco ajustadas: demasiado bakalao para los rockeros, demasiado punk para los bakalas, de los que ellos siempre renegaron. Esto es otra cosa y es todo. Esto era Bad f-Line y este su mejor disco. Te invito a pasar.
La banda se componía en aquel disco de Txema a las voces, bajo, sintetizadores, Iñaki a los ritmos, muestras y secuencias, Rakel a las voces y sintetizadores, y Tadeos a las guitarras. El álbum fue producido por Jimmy J, guitarrista de Soziedad Alkohólika, y se abre con ‘Cero’, una canción de inicio con marcado industrial y con un riff guitarrero en segundo plano de una batería muy rítmica. La canción destaca por tener un puente y estribillo con gancho, de los más convencionales del tracklist, y por la añadidura de coros femeninos que te recordarán en cierta medida a la primera época de Alaska. (De ahí cierta reminiscencia ochentera). ‘31/12/09’ es uno de los temas más rockeros del disco. Una pesada base rítmica y unas guitarras sucias acompañan la interpretación vocal distorsionada.
Con el doblete ‘Reformas’ y ‘Latex’ llegamos a uno de los momentos álgidos del disco. La primera es una canción del todo bailable que tampoco carece de guitarras, afianzado en un estribillo que juega con la desinformación de la sociedad ‘mejor comunicada’ de la historia. Todo siempre desde el punto de vista futurista-decadente de los textos: “Antenas digitales, australianos-comunistas, pesadillas musicales, no quiero recibir mensajes. Soy el hermano pequeño de la comunicación”. Un delirio. Pero el climax máximo llega con ‘Latex’, a la postre una de las canciones más conocidas de toda su discografía. Lo primero que llama la atención es la entrada, del todo electrónica. Pronto entrará la guitarra de nuevo con un fraseo musical corto pero que se te meterá en la cabeza rápido, mientras que el estribillo se enriquece con las voces de Rakel. Como guinda, 20 segundos líricos con base que terminarán de sorprenderte. “Seleccionada para la extinción”.
“En solo cinco años el pene estará obsoleto, fin de la depresión post-coito. Sensaciones reforzadas en serie”. Con esta desconcertante frase arranca el medio tiempo (muy Kraftwerk) de ‘Crisis’. Un ambiente futurista que desconcierta al máximo cuando llega la estrofa “Besa mi pelo, cantan los muertos”. Una canción muy melódica que ofrece un contrapunto muy interesante y encierra gran parte de las intenciones literarias de la banda.
La segunda parte del disco arranca con ‘La Casa del Miedo’, otro de los cañones más rockero-industriales. De hecho, será inevitable que el riff no te recuerde a Rammstein o Ministry. El punto cuerdo de locura viene en esta ocasión (de nuevo) con la turbadora voz de Rakel: “Muros llenos de dioses muertos, quemados por el humo de sus bocas (…) Orgía de santos, un solo dios”. Si ‘La Casa del Miedo’ es puro metaleo, ‘Oharra’ es casi todo lo contrario. Aunque hay guitarras, la canción destaca (además de por ser la única cantado en euskara) por una bases trepidantes y veloces… Tanto que ahuyentarían a cualquier metalero cuadriculado. Aunque es cierto que hay que echarle voluntad.
Otro momento sublime llega con ‘Software 2.0’ con un riff eléctrico pausado y pegadizo que se sucede una y otra vez mientras llega la deshumanización y la conversión en robots de la Humanidad. Todo cantado con cierta sensación de desesperación que termina enganchándote. Muy recomendable. Para el tramo final encontramos ‘Distorsión’ y ‘Eufuria’. La primera es un tema de nuevo con una base electrónica muy presente, que se refuerza además con una melodía distorsionada. La segunda (para terminar de completar la locura generalizada) se asienta en una base de percusión africana y un estribillo vocal muy sutil, con voces femeninas, con rollo funky. No hay tiempo para el descanso, ni para dejar de sorprender.
Verde (sus discos no tenían título, se les llamaba por el color de la portada), fue el primer álbum tras un EP previo. Después vendrían Amarillo, Rojo y Gris Perla, pero la locura futurista y punk-trónica de Bad F-Line nunca tuvo tanto brillo y genialidad como en este disco. Y como con tantos otros grupos y géneros, resulta triste ver como ciertos ‘rockeros-metaleros’ conocen, aceptan y les gusta hoy cosas como Pendulum, Celldweller o Blue Stahli mientras Bad F-Line dormirá en el recuerdo de los que un día se sintieron abrumados por su propuesta.
El disco no está en Spotify, os dejo varios temas en YouTube.
Tracklist:
- Cero
- 31/12/09
- Reformas
- Latex
- Crisis
- La Casa Del Miedo
- Oharra
- Software 2.0
- Distorsión
- Eufuria
Publicado el septiembre 6, 2013 en Críticas Remember y etiquetado en Alaska, Bad F-Line, Críticas Remember, Kraftwerk, Ministry, Pendulum, Rammstein, Soziedad Alkohólika, Verde. Guarda el enlace permanente. 4 comentarios.
Bueno, interesantes cuanto menos, he escuchado «Reformas», y aunque parezca raro me recuerda muchísimo a otra canción que ahora mismo no identifico (me recuerda tanto que hubiera dicho que era una versión). El grupo me parece una sensación extraña, conocido pero desconcertante. Desde luego no son para mí, pero siempre está bien escuchar cosas nuevas y sorprendentes. Gracias! 😉
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