Johnny Burning – Hagámoslo

Seguimos la semana con palabras mayores de nuestra escena. Si ayer tocó hablar del nuevo disco de Miguel Ríos, hoy vamos con una petición reciente que me llegó por Twitter cuando, eso sí, lo tenía ya en la bandeja de salida para traéroslo. Si hay nombres propios que de manera inequívoca nos llevan a sonidos, eso es lo que pasa cuando pronunciamos el de Johnny Cifuentes… Rock and roll. Parece extraño, cuanto menos, que el tótem referencial de Burning (una vez desaparecidos para pena de nuestra música, Toño Martín y Pepe Risi, ambos un 9 de mayo, del 91 el primero, del 97 el segundo) apueste por emprender un camino ‘en solitario’, bajo su nombre mixto. Sobre todo cuando su mano derecha para este camino es Nico Álvarez que, entre otras bandas recomendables como Garaje Jack o La Frontera) fue el guitarrista de Burning desde 2014, con una gira que acabaría dando como resultado ese imprescindible disco doble y deuvedé en directo, homenaje a 40 años y grabado un 9 de mayo –de 2015-, Vivo y Salvaje. Burning se fue oficialmente en 2019, este disco estaba pensado lanzarlo un año después y a solas. ¿El motivo? Tener una pequeña ilusión que le diera sentido a todo. Podría haber seguido bajo la histórica cabecera pero, a los 65, mientras Rosendo enfilaba el camino de la jubilación oficial, Johnny quería volver a empezar de nuevo, aunque sea para hacer lo mismo. Rock desde la barra de un bar castizo, los Stones tamizados de macarrería patría. Pura actitud genuina que suma y sigue y que celebra un disco de diez temas generosos en metraje y sobrados de maestría.

Además de Nico Álvarez, que firma la producción junto a Johnny, la banda también cuenta en la grabación con otro superclase de las seis cuerdas como es Rubén Pozo, que se mueve como pez en el agua en estos grasientos terrenos de los medios tiempos lúbricos. Esbozos del rock de toda la vida, con matices de country, de glam, de slides, funk y pasiones casi siempre al límite del desencanto y de lo descreído de un urbanita curtido en las barras del bar y las estrellas del cielo nocturno.

Que la decena de temas propuestos se abra con una canción titulada ‘Sé Cómo Vivir (No Cómo Morir)’ dice todo del carácter vitalista y enérgico que mantiene el pulso firme de Johnny. Nada de bajar el pistón y el corte es una bella sincronía coral del minimalismo del sota, caballo y rey del rock. Un riff estiloso y pegadizo, una base rítmica funcional pero muy presente, unas teclas ondulantes que atrapan y aprovechan los huecos entre acordes y fraseos y una voz aletargada y chulesca tan marca de la casa y como guinda, algunos vientos y unos coros stonianos para que recordemos que la constante sigue presente.

Si el corte inicial es generoso, encontraremos en sus dos sucesores la prueba de aquí nada se hace de cara a la galería. Músicos curtidos celebrando el ritual del rock sin miedo al reloj, con pasajes que superan los seis minutos, como ‘Malas Tierras’, Cuando Caiga La Noche’ o ‘Hagámoslo’. Lo que cualquier banda convertiría en un insulso medio tiempo pop, Johnny hace lección de estilo en la preciosista ‘Malas Tierras’, uno de los mejores momentos del disco. Con mayor protagonismo de piano, quizá un toque contemporáneo imprevisto para lo que suele ser habitual, suena rutilante ‘Cuando Caiga La Noche’, con su cadencia provocadora y el crescendo en la intensidad vocal. Por su parte, la tercera de las largas canciones se envuelve en la predominancia de caja y bombo mientras melodías vocales y de slide van meciendo en la proposición final declamada y victoriosa: “Tu amor será mi alimento, déjame entrar en tu hogar”. Más resuelta y rítmica, el primer quinteto se completa con ‘Adicción’, tema a lo vieja escuela, donde la letra es un rescoldo del fuego divertido de la instrumental.

En la misma liga se mueve el arranque del segundo bloque con ‘Un Duro Invierno’, mucho más inspirada en la letra y en su remate, quizá por la forma más agresiva de atacar el estribillo, que acaba convirtiéndose en adictivo con una imprevista segunda parte más juguetona. La escala del guitarra del fraseo hasta parece más deudora de Van Zandt y Lofgren que de Richards y Wood. ‘Tal Vez Seas Tú’ sería una balada, incluso se le han querido mantener la textura de una de las guitarras acústicas, pero los arropes, bien de metales, la hiper vitaminan a un terreno más reconocible y homogeneizado.

En el tercio final, ‘Alma Negra’ hace honor al nombre y tira de ligeras influencias afunkadas y souleras. De hecho, es el corte más urgente y sucinto del conjunto, lo que le confiere hechuras de verso suelto. ‘Eric’ es una balada country, con coros femeninos y sabor a dedicatoria a Burdon, con guiño a Brian Jones y al rhythm and blues por el camino. El final llega con el arranque épico de ‘El Diablo En El Hoyo’, un rock definitorio, como el arranque, alfa y omega: “Te juro que me apartaré y encenderé por ti unas velas. Asegúrate de mantener al diablo en un buen hoyo. Dispárame al corazón si ves que yo soy tu tristeza”.

Los patrones del género siguen a buen recaudo con Johnny.

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Burning – En Directo (1991)

Lista de canciones – tracklist:

  1. Sé Cómo Vivir (No Cómo Morir)
  2. Malas Tierras
  3. Cuando Caiga La Noche
  4. Adicción
  5. Hagámoslo
  6. Un Duro Invierno
  7. Tal Vez Seas Tú
  8. Alma Negra
  9. Eric
  10. El Diablo En El Hoyo

Publicado el junio 2, 2021 en Críticas Discos y etiquetado en , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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