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Pereza – Animales (2005)
Si una banda nace del mero hedonismo de juntarse para tocar canciones de Leño, nada puede salir mal. Después de casi 1.500 entradas en la web, después de haber escrito de los discos en solitario de Rubén (también con Lichis), de Leiva, haciendo referencia a ellos al escribir de Buenas Noches Rose o de Sidecars… Iba siendo hora de que un disco de Pereza asomara el hocico por las críticas remembers de los viernes. Y si de morro hablamos, qué mejor que este Animales de dual portada, cambiante en las múltiples ediciones posteriores que ha tenido el disco. No es para menos. Aunque en términos globales (porque también depende del día y el estado de ánimo) considero que su mejor disco es Aproximaciones, fue con este álbum con el que el dúo se colocó en el centro del foco de (quizá) la última gran época dorada del guitarreo inundando las radiofórmulas, antes de que las programaciones latinas se comieran a la distorsión. Lo he escrito ya más de una vez. Benditos tiempos en los que ‘lo comercial’ era Pereza, El Canto del Loco o La Oreja de Van Gogh, como antes lo fueron Piratas, M-Clan o Los Rodríguez o, más atrás, La Frontera, Seguridad Social, Hombres G, La Guardia o Gabinete Caligari. Por no hablar de cuando Los 40 fijaron su atención en los Dover, Extremoduro, La Fuga con Rulo o Marea. (¿En qué maldito momento se jodió todo?). Animales simboliza también el equilibrio entre los dos discos iniciáticos, más ‘primitivos’ (con los que abrían para bandas más rudas como Enemigos, Siniestro Total o hasta Porretas) y la posterior vuelta de tuerca, donde al guitarreo marca de la casa añadieron una dualidad de complejidad compositiva, a la vez que sobriedad acústica o, del otro lado, la búsqueda de singles descarados destinados a ampliar cada vez más el círculo. El tiempo le ha dado más valor si cabe a lo firmado.
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