Leño – Leño (1979)

Leño LeñoParece mentira que después de casi cuarenta críticas a discos recuperados del punk, metal, heavy y rock estatal aún no hubiera desfilado ningún viernes los que son considerados los padres de una forma de entender el rocanrol en castellano: Leño. Tras sacar un Ep de dos temas en mayo de 1978 (‘Este Madrid / Aprendiendo a escuchar’), casi un año después y con muchos conciertos ya en el zurrón, aparece Leño, un disco de cuarenta minutos y que viene a ser algo así como la biblia del género. Un manual de instrucciones que revisitarán todos los grupos posteriores: Los Suaves, Barricada, Extremoduro, Marea, etcétera sin fin… Algo que reconoce hasta el puntilloso José Carlos Molina de Ñu

…al que hay que agradecerle por siempre además de sus canciones, de las que también hablaremos algún viernes aquí, que provocara la marcha de Rosendo Mercado de su formación tras una discusión irrevocable. De hecho el desencuentro sigue más de treinta años después. (Y eso que es difícil imaginar a Rosendo enfadado con alguien…).

Molina siempre ha sido un tipo huraño y muy crítico en sus palabras con todo (hasta con su propio sonido en algún concierto, doy fe), una honestidad de pensamiento llevada al extremo. Mientras que todo el mundo venera la influencia de Leño, el se desmarca diciendo que “a nivel musical abrieron la puerta a la mediocridad musical del ‘todo vale y cualquiera del barrio puede cantar’. Gracias a eso se han forjado grupos que son un calco de Leño: (ojo a los sitios que cita) navarros, extremeños, gallegos… que vieron un filón en el ‘raca raca’” (Rock Estatal, nº 13). Concluye diciendo que sin Leño la música de esta país hubiese sido más interesante…

Más allá de lo impopular de la cita, tiene razón en que Leño animó a miles de chavales de la época a coger una guitarra (¿eso es malo?) y que su influjo es innegable e innegociable.

Su disco de 1979 fue grabado en setenta horas con Rosendo Mercado como guitarra y voz, Ramiro Penas a la batería, percusión y coros y Chiqui Mariscal, que se fue de Leño una vez grabado el álbum, al bajo y coros. Lo sustituyó (también en un tema del disco, ‘El Tren’) Tony Urbano, que integró el trío hasta su ruptura en el 83. La armónica y los teclados del disco los grabó (sí, el expresidente de Sgae) Teddy Bautista (que también destrozó la producción del segundo disco, por cierto).

A diferencia del resto de discos en los que de manera mayoritaria las canciones pasan a ser pequeñas pildoras rocanroleras de dos o tres minutos, Leño es un álbum ante todo musical, repleto de rythm and blues, de desarrollos elaborados, con canciones que se alargan sin complejo.

Abrir con un tema de más de diez minutos como ‘Castigo’ es toda una carta de presentación y declaración de intenciones. Una apertura psicodélica da entrada a un lento solo de Rosendo, una línea de bajo oscura y tenebrosa espera con expectación, hasta que el ritmo comienza a crecer poderosamente con una batería y bajo que recuerdan a los primeros tiempos de Triana. El solo sigue creciendo a partir del tercer minuto hasta que una ruptura hard rock en el quinto minuto da entrada a la voz de Rosendo. Una voz que se convertirá en símbolo y que se concentra en apenas un minuto. A partir de ahí vuelve la improvisación, las guitarras dobladas y la entrada de unos teclados casi épicos. Un enorme pedazo de historia en diez minutos imprescindibles y exhaustos.

El disco te ha cogido de las solapas y te ha zarandeado, así que solo tienes que seguir descubriendo. Y continúan con el vacileo del séptimo de caballería que sirve de intro para la trotona ‘El Oportunista’. Un ejercicio de blues acelerado que representa la belleza vocal rugosa de Rosendo, que remata con descaro cada fraseo. Un nuevo break para lucimiento de batería y bajo rematan otra genialidad.

‘El Tren’ es el tercer tema y es otra aportación de José Carlos Molina a Leño, porque la intro, cuyo riff se repite constantemente, es suya. Una suerte de zeppelismo y una oda al LSD, todo muy de la época. Se ha convertido en un mito y quizá sea la canción más conocida del álbum junto con ‘Este Madrid’, que tras una poderosa introducción instrumental de dos minutos, da paso al escarnio rosendiano que poblará su discografía para siempre. La forma de cantar de Rosendo en el estribillo, mucho más desgarrada, casi con tomas que suenan erróneas, aumentan la sensación asfixiante de una ciudad decadente.

‘La Nana’ es la otra gran composición del álbum. Un tema instrumental (otro golpe a la comercialidad, como ‘Castigo’) de ocho minutos de psicodelia. Si ‘El Tren’ es un canto a las drogas en la letra, ‘La Nana’ lo es en la música, un himno al ácido con coros y teclados turbadores. Solo en los dos últimos minutos el ritmo se acelera para otra improvisación llena de blues y de melodías negras. Un viaje por otro mundo.

El ritmo trotón se recupera con ‘Sodoma y Chabola’, con letra de María Fernanda de Andrés (que también escribiría ‘Cucarachas’ en el álbum Más Madera). Un canto críptico que sirve de excusa para otro desarrollo marca de la casa ya que la entrada instrumental vuelve a ocupar la mitad de la canción en la que destaca la versatilidad de la batería. Para concluir, ‘Se Acabó’, otro puñetazo sorpresa a los oídos con una instrumental ¡acústica!, casi preciosista y medieval, compuesta por Rosendo y que recuerda mucho a la sonoridad melódica de Ñu. (¿El puñetazo sería para otro entonces…?).

En suma, uno de los diez discos más importantes de la historia del rock en castellano.

 

Remember. Rosendo – Loco Por Incordiar

 

#Mis10de Leño y Rosendo

 

En Spotify.

 

Tracklist:

  1. Castigo
  2. El Oportunista
  3. El Tren
  4. Este Madrid
  5. La Nana
  6. Sodoma Y Chabola
  7. Se Acabó

Publicado el marzo 1, 2013 en Críticas Remember y etiquetado en , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 19 comentarios.

  1. Lo del señor Molina (aunque sea líder de un grupazo), es pura envidia.

  2. Lo de Jose Carlos Molina es cierto. Fuí a la presentación del disco de Ñu, «A golpe de látigo», en la legendária sala «Darraceba» en San Sebastian de los Reyes (Madrid), y al tercer tema se lió a golpes y patadas con un teclado (un farfisa, creo que era), porqué no sonaba….

  3. Pobre Carlitos, ya le gustaría a él llegar a ser un cuarto de lo que es Rosendo

  4. » Y continúan con el vacileo del séptimo de caballería que sirve de intro para la trotona ‘El Oportunista’ «…. lamento tener que corregir tan excelente artículo pero la intro de esta canción es el toque de clarines y timbales que precede a la salida de un toro en una corrida…tariii taratarataratariiiii el toro va a salir….

    • Cierto. Me centré en el vacileo y no en el origen. (El haber dejado de respetar a los toreros a los 12-13 años creo que me ha influido en no recordarlo). Salud y gracias!

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